El espectacular cambio físico de Doncic para aspirar a todo con Eslovenia y remontar el vuelo en los Mavs

Las redes sociales se han hecho eco de la figura más definida con la que la estrella del baloncesto ha empezado a preparar el Mundial con su selección: hay muchas incógnitas de cara al futuro en Dallas

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Luka Doncic en los últimos días de temporada NBA con Dallas (Jerome Miron-USA TODAY Sports)
Luka Doncic en los últimos días de temporada NBA con Dallas (Jerome Miron-USA TODAY Sports)

Luka Doncic vuelve a entrar en acción en el escenario baloncestístico tras un periodo de descanso, a buen seguro, más largo de lo que le habría gustado. Sus Dallas Mavericks se quedaron fuera de los playoffs de la NBA, en lo que resultó un fracaso a todas luces, y ahora le toca recuperar la sonrisa, casi cuatro meses después, de la mano de Eslovenia. La selección balcánica está en todas las quinielas de favoritos para hacerse con el Mundial que arranca el próximo 25 de agosto. Ahora toca confirmar esa candidatura en la práctica, y su estrella se ha puesto manos a la obra para afrontar el campeonato en la mejor condición posible.

Luka tiene que ponerse en mejor forma. Los Mavericks tienen que correr más y cuando Luka está en pista, no pueden jugar rápido. Si está en mejor forma y pueden jugar rápido, ejercerán más presión sobre el equipo contrario”, llegó a afirmar toda una leyenda de la canasta como Reggie Miller la pasada temporada. Dicho y hecho: las imágenes que han corrido como la pólvora en las redes sociales durante las últimas horas muestran a un Doncic que se ha tomado muy en serio el reto de mejorar su físico.

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Por lo que cuentan en los medios eslovenos, el ex del Real Madrid se ha sometido a un plan de trabajo muy estricto en pos de bajar de peso: dos entrenamientos al día, jornadas matinales con su preparador físico y sesiones de gimnasio vespertinas. Desde Estados Unidos, The Athletic apunta que fueron los Mavs los que pidieron a su jugador franquicia que descendiese incluso de los 104 kilos que se consideran ideales para él.

Doncic entrenándose con Eslovenia (FIBA)
Doncic entrenándose con Eslovenia (FIBA)

“Entrenando como loco”, porque “nunca ha entrenado tan duro” (en palabras del presidente de la Federación Eslovena), Doncic ha conseguido una figura mucho más estilizada que la que lucía no hace tanto. Así, afronta con plenas garantías la preparación para una Copa del Mundo en la que será el capitán de su equipo nacional: la selección española podrá comprobar de primera mano en Málaga, el 11 de agosto, cómo está Luka tras un final de curso de todo menos plácido y satisfactorio en Texas.

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De finalistas del Oeste a estar de vacaciones en abril

26 de mayo de 2022. Doncic concluye su primera participación en unas Finales de la Conferencia Oeste de la NBA con 32 puntos, 9,2 rebotes y 6 asistencias por partido. Sus Dallas Mavericks no han tenido apenas opciones de superar en la serie a unos Golden State Warriors que acabarán proclamándose campeones (4-1), pero el balance final es más que positivo: se han colado entre los cuatro mejores equipos de la liga de baloncesto por excelencia y el futuro, con una estrella de tal calibre como el esloveno, promete.

9 de abril de 2023. Casi un año después de aquella postemporada para ilusionarlos a todos, los Mavs decidieron abrazarse al descalabro prácticamente absoluto: ni siquiera accedieron a los playoffs por el título y acabaron el curso con una derrota ante San Antonio Spurs. El tropiezo dolió, pero ni mucho menos lo que lo hizo el inmediatamente anterior, en un partido contra los Chicago Bulls.

Entonces, cinco jugadores del equipo (Kyrie Irving incluido) se ‘borraron’ del encuentro y Doncic apenas disputó 12 minutos y 35 segundos. Por la noche eslovena que albergaba el pabellón de los Mavericks. Y por jugar su partido número 66 de la temporada, para poder optar a los galardones individuales de relumbrón (al final, no se llevó ni uno). Ante los Spurs, ni siquiera se vistió de corto. ¿Conclusión? Dos derrotas para certificar que jugar el play-in y seguir soñando con optar a la pelea por el anillo ya no entraba en los planes de Dallas. La temporada se dio por finiquitada, sin apenas resistencia y de forma rápida. Aunque no precisamente indolora.

Por supuesto, las dudas sobre qué va a ocurrir con estos Mavs a partir de ahora han estado a la orden del día desde entonces. El propio Doncic las alimentó, a pesar de que trató de salir al paso del runrún, que llegó a deslizar incluso una petición de traspaso en el verano de 2024, a más tardar.

“Estoy feliz aquí, así que no hay nada de que preocuparse. Son divertidas algunas cosas que se han dicho porque yo sabía que no era cierto. Nunca dije nada de eso”, intentó aclarar el talento balcánico una vez consumadas sus vacaciones prematuras. Para lanzar a continuación un aviso a navegantes con cierto olor a ultimátum: “Algo tiene que cambiar, seguro”.

Gerencia señalada y 10º puesto en el Draft

La directiva de los Mavs está más en el punto de mira que nunca si nos ceñimos a la era Doncic. Para ser más exactos, los dedos acusadores señalan al dueño de la franquicia, Mark Cuban, y al general manager, Nico Harrison. Hasta en las altas esferas de la NBA levantaron las orejas: se abrió una investigación por posible tanking (perder a propósito), una vez conocidas las ausencias más que llamativas de Dallas en el encuentro contra Chicago, y hubo multa a Dallas de 750.000 dólares por “conducta en detrimento de la liga”.

¿A qué pudieron deberse esas bajas forzosas? Sin duda, al Draft, en el que los Mavs suspiraban por tener una de las 10 primeras elecciones. En teoría, para encontrar una joven promesa lo más apetecible que permitiese el azar, con la que embelesar a Doncic por el momento. En la práctica, y no menos importante, para que su selección no acabase en los New York Knicks (consecuencias del acuerdo, en 2019, del traspaso de Kristaps Porzingis). Las últimas derrotas del curso provocaron que en Dallas llegasen con los dedos cruzados al sorteo de las 14 posiciones iniciales del evento. Su anhelo era prosperar lo más posible, pero sobre todo no caer fuera del Top 10: el miedo (había más de un 20% de posibilidades de que ocurriese) era real.

Finalmente, los Mavericks eligieron décimos, traspasando a Cason Wallace a Oklahoma City Thunder para hacerse con la duodécima elección, el pívot defensivo Dereck Lively (Duke). Respiraron más tranquilos porque podría haber sido peor, pero, a la vez, no quedarían conformes del todo porque también podría haber sido mejor.

Luka Doncic en un partido de la pasada temporada (Dale Zanine-USA TODAY Sports)
Luka Doncic en un partido de la pasada temporada (Dale Zanine-USA TODAY Sports)

Tirar por la borda el presente soñando con un mañana incierto no es el único ‘debe’ que se les ha achacado a los mandamases de los Mavericks últimamente. Todavía colea, y mucho, el asunto Jalen Brunson. O lo que es lo mismo: dejar salir a un base de primer nivel que ha acabado explotando meses después en (otra vez) los Knicks, previa negativa de Dallas a renovarle en varias ocasiones. Desde que juega en la Gran Manzana, Brunson ha anotado 30 o más puntos en 13 partidos y 40 o más en cuatro. Por tres y ninguno, respectivamente, durante su periplo en Texas.

“Sobre los fans que están frustrados... Deberían estarlo. Yo estoy frustrado. Este año ha sido inaceptable. Nadie va a ser más duro consigo mismo que yo. Lo siento por los aficionados, y el único voto de confianza que puedo darles es que vamos a evaluarlo todo y que no vamos a volver a estar en esta situación”, declaró el GM Harrison en su balance final de curso.

Kyrie Irving y Jason Kidd

Por supuesto, se ha hablado y mucho de Irving, el principal escudero de Doncic en la cancha: el movimiento de traerle a Dallas en febrero no ha resultado especialmente convincente. Primero, porque el principal hándicap del equipo es defensivo, y el traspaso no ha servido para mejorar la defensa de los Mavs, sino para empeorarla aún más. Después, por la incertidumbre sobre el porvenir del que fuera campeón de la NBA con Cleveland Cavaliers (2016) en el equipo: ni siquiera su reciente renovación por tres temporadas ha disipado la falta de certezas.

No ha acabado de haber compenetración entre Doncic e Irving, con el ataque de los Mavericks centrado o bien en las individualidades de uno o bien en las del otro. Los números del segundo se han mantenido a la altura de lo esperado, pero su perfil tampoco parece imprescindible en esta plantilla.

Kyrie Irving y Luka Doncic (Kevin Jairaj-USA TODAY Sports)
Kyrie Irving y Luka Doncic (Kevin Jairaj-USA TODAY Sports)

Habrá que ver qué tal funcionan las nuevas incorporaciones con las que se ha rodeado a la pareja. Por el momento, Seth Curry y Dante Exum en el perímetro y Richaun Holmes, el ya mencionado Lively, Olivier-Maxence Prosper y Grant Williams en el juego interior. El objetivo, sobre todo, es mejorar en la parcela defensiva.

Otro que no las tiene todas consigo (pese a que su puesto, de momento, no corre peligro) es el entrenador de Dallas. Si Jason Kidd conociese las letras de Joaquín Sabina, seguro que se acordaría de aquella que dice: “Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”. Qué lejos quedan ahora los días en los que debutó como jugador de la liga con los Mavs y, años después, se proclamó campeón también con ellos (2011). Porque bajo esta tercera experiencia como técnico jefe todavía se cierne la sombra de la sospecha que marchitó las dos anteriores.

Tanto en Brooklyn Nets como en Milwaukee Bucks, Kidd acabó de patitas en la calle y con la afición harta de él. Con la parte de la ecuación que concierne a la hinchada de Dallas ya resuelta (y no para bien), resta por saber si será despedido, en el futuro, una vez más. De momento, Doncic no parece descontento con su técnico, que estos días se encuentra de visita en los entrenamientos de Eslovenia.

Está por ver si la decisión de no apostar por Christian Wood acaba volviéndose en contra de Kidd y en la de los Mavs por entero, pues el jugador, menos de un año después de llegar, va a hacer las maletas. En busca de una titularidad más asentada que quién sabe si no supondrá un nuevo caso Brunson carne de cañón para los haters.

Jason Kidd dirigiendo a los Mavs (Dale Zanine-USA TODAY Sports)
Jason Kidd dirigiendo a los Mavs (Dale Zanine-USA TODAY Sports)

En definitiva, todo lo que podía salir mal lo ha hecho y los Mavs pueden tener un camino plagado de minas a la vuelta de la esquina. Ni siquiera Doncic es ya intocable: las críticas (con protagonismo precisamente del peso al que ha plantado cara ahora) han estado ahí más que nunca desde que juega en Estados Unidos. Es evidente que Luka está entre los mejores. Lo que está por ver es si su próximo gran paso puede tener cabida en Dallas, como hasta hoy. De momento, irá a por todas en tierras asiáticas, vistiendo los colores eslovenos. Después, ya se verá.

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