Fernando Alonso y Aston Martin afrontan el parón veraniego de la Fórmula 1 con un objetivo claro: mejorar un coche que ya no logra competir tan bien como al inicio de este Mundial. Los podios se han encarecido mucho de un tiempo a esta parte y la distancia entre la escudería británica y el resto de equipos no es la que fue en las primeras carreras. La lucha por ser el primero de los mortales, asumido de sobra que Red Bull es inalcanzable, está abierta por completo. De hecho, es esta la que ha provocado una cierta crisis en las filas verdes desde Austria en adelante. La caída de rendimiento parecía continuar en Bélgica este fin de semana, pero el domingo sirvió para recomponerse un tanto.
Nadie confiaba demasiado en que el evento central del Gran Premio sirviese para disipar las malas sensaciones generalizadas hasta entonces. El viernes, Alonso y su compañero Lance Stroll se clasificaron noveno y décimo de cara a la carrera normal. El sábado, llegó la hecatombe más absoluta, en pleno 42 cumpleaños del bicampeón del mundo español. Primero, un accidente de Stroll en la SQ2 propició una bandera roja que llevó al canadiense al decimocuarto lugar de la parrilla y al asturiano al decimoquinto en el posterior sprint. Uno en el que no hubo puntos para ninguno de los dos: algo imposible en el caso de Magic, que se fue a la grava y tuvo que abandonar.
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Ese día “gris oscuro”, en palabras de Alonso, no parecía tener muchos visos de reconducirse horas más tarde. No obstante, el tercer mejor piloto del campeonato confiaba en poder pasar página. Y lo hizo, en una exhibición de conducción de esas que acostumbra a protagonizar cuando peor dado viene todo para él.
Un quinto puesto esperanzador
En otra salida para el recuerdo, el ovetense colocó sexto su Aston Martin. No tardó en ponerse quinto, a costa de un Carlos Sainz que le cogió el testigo de los abandonos debido a su toque con Oscar Piastri en la primera vuelta. Ahí, en el Top 5, resistió Alonso hasta ver la bandera a cuadros. Toda una defensa numantina la suya, teniendo en cuenta que tuvo detrás al Mercedes de George Russell y al McLaren de Lando Norris.
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Las prestaciones de ambos bólidos son superiores a las de Aston Martin en este tramo del curso. Aun así, Alonso pudo vencerles, alcanzando su mejor resultado en el último mes. ¿Por qué lo que llegó a parecer otra cita para el olvido acabó trayendo consigo un cierto atisbo de esperanza? La clave puede estar en el suelo que la marca estrenó en Spa.
El nuevo fondo plano de los monoplazas de Alonso y Stroll para la parte final de la campaña busca generar más carga aerodinámica y mejorar la velocidad de paso por curva. Por lo que se pudo comprobar en seco (poco, dado lo lluvioso que resultó este GP belga), quizá haya motivos para ser algo más optimista próximamente.
“Los datos parecen positivos, por lo que hemos visto hasta ahora. Obviamente, esto es muy provisional, con tantas pocas vueltas en seco antes de la carrera. Así que tenemos que estudiar en los próximos días los datos para ver dónde estamos”, consideró el jefe del equipo, Mike Krack. Siempre prudente y realista, también quiso aportar un punto de positividad a su discurso: “Hoy consideramos que hemos sido más competitivos de lo que hemos sido últimamente”.
Así lo creyó también Alonso, que no pudo ser más rotundo: “Este resultado ayuda a subir la moral del equipo y nos vamos con menos peso sobre los hombros porque los últimos resultados nos estaban afectando”. Los muebles quedaron salvados: Stroll también puntuó (noveno) y Aston Martin mantiene la tercera plaza también entre los constructores. Todo antes de llevar su mayor paquete de mejoras del año al Gran Premio de los Países Bajos, a finales de agosto.
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