Iberdrola Music, el nombre con el que se conoce al recinto situado en Villaverde que se iba a convertir en el nuevo espacio dedicado a los conciertos y grandes eventos musicales en la capital, sigue acumulando malas noticias. El festival Coca-Cola Music Experience ha decidido trasladarse a la Caja Mágica para su celebración. Este evento era el último, hasta el momento, que iba a celebrarse en dicho espacio.
Así lo ha anunciado la organización, que aspira a a “hacer el mejor festival posible” para aquellos que acudan al evento que tendrá lugar el próximo 1 y 2 de septiembre y que contará con la actuación de artistas como Quevedo, Ava Max, Yung Blud, María Becerra, Trueno o Villano Antillano. Además de anunciar el cambio de recinto, el Coca-Cola Music Festival también ha anunciado a Estopa como invitado especial.
No es el primer problema, obstáculo o cancelación que se produce en el espacio ubicado en el polígono Marconi, donde a principios de mes tuvo lugar el Mad Cool y una semana después el multitudinario concierto de Harry Styles con su gira Love on Tour.
Hace unas semanas, el Reggaeton Beach Festival, que iba a celebrarse allí, no recibió el visto bueno por parte del Ayuntamiento de Madrid porque no se garantizaban “las condiciones de seguridad ni de evacuación adecuadas para un evento de estas características”.
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El festival musical iba a celebrarse los días 22 y 23 de julio y contaba con la presencia de artistas del género urbano como Anuel AA, Ozuna, Jhayco, Eladio Carrión, Arcángel o Mora y pretendía albergar a una media de 40.000 asistentes por jornada. Sin embargo, los “informes desfavorables” y un “plan de movilidad incompleto” llevaron a la institución a cancelar su celebración.
Cancelaciones recientes y polémicas
El espacio, ahora denominado Iberdrola Music, acumula problemas de organización desde que se estrenase el pasado 6 de julio con la sexta edición del Mad Cool. Aunque en este caso no hubo cancelaciones catárticas (aunque sí de varios artistas minutos -o días- antes de su concierto en el festival), el calor, las aglomeraciones (muchos asistentes se quejaron de que apenas había espacio para estar cómodo o sitio con sombra para no caer rendido al poder de una insolación) y las colas para regresar por la noche volvieron a ser noticia. La música, de nuevo, quedó relegada a un segundo plano.
El festival también provocó quejas de los vecinos del distrito de Villaverde y Getafe por “ruido” e “inseguridad” y de los asistentes por la movilidad. La alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, ha manifestado que espera que el recinto de conciertos se cierre para siempre y ha añadido que “la presión de Getafe ha provocado que las grandes marcas no quieran asumir una imagen negativa, asociándoles a un recinto ligado a la polémica y con evidentes problemas de seguridad, movilidad y ruido”.
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