Están tan poco acostumbrados a verse las caras sin alicientes de por medio que es más que probable que Real Madrid y Barcelona no entiendan lo que es un amistoso cuando se citan sobre el verde. Da igual el momento, que el físico y las piernas vayan al límite o que el encuentro se dispute a 5.000 kilómetros de España. En el AT&T Stadium de la ciudad estadounidense de Dallas, concretamente. Allí, en el territorio de Luka Doncic, más de 82.000 aficionados se congregaron para ver en directo a los dos gigantes del fútbol español. Un evento inimaginable hace solo unos años. Ya no están Messi y Cristiano, pero el furor que levantan allí por donde pasan evidencia que las marcas de uno y otro trascienden cualquier nombre y cualquier frontera. Y si les brindan batallas como la de este sábado así seguirá siendo.
Real Madrid y Barcelona disputaron un Clásico vibrante en el que los de Xavi golearon a los blancos (3-0) a base de pegada y en el que irrumpió de manera estelar Fermín López, un canterano culé desconocido para casi todos que recordará esta cita como si de un título se tratase. La contundencia que tuvo uno le falto al otro y esa fue la diferencia. Y es que el Madrid, que llegaba con buenas sensaciones tras imponerse a Milan y Manchester United en sus dos primeros test por Estados Unidos, parecía maldito en Dallas. Hasta cinco veces se toparon con los postes los chicos de Ancelotti. Especialmente gafado estuvo el nuevo referente de su ataque, Vinicius Junior, quien mandó tres balones al travesaño.
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No hizo falta ni esperar al pitido inicial para percatarse de que ni Xavi ni el italiano veían la cita como un partido más de pretemporada. Ninguno de los técnicos se guardó nada, apostando por dos onces que bien podrían jugarse LaLiga en unos meses. O la Champions, quién sabe. Los blancos iban con Vinicius, Rodrygo y su –por ahora– gran fichaje, Jude Bellingham; en el Barça, Lewandowski, Pedri, Dembélé y dos caras nuevas, Gundogan –que se marchó lesionado antes del descanso– y Oriol Romeu.
El laboratorio de Xavi
Y fue rodar la pelota y confirmarse las sospechas. Un Clásico de amistoso, nada. Hasta siete amarillas y un conato de rifirrafe se vieron en un partido vibrante desde el inicio, con los espacios y las idas y vueltas propios de esta fase inicial del curso en el que cada esfuerzo se paga. Que se lo digan a Christiensen, Gundogan o Mendy, que tuvieron que marcharse por problemas físicos antes del descanso. En el juego empezó mandando el Barça, que llegaba con las dudas generadas tras la derrota ante el Arsenal en su único partido por tierras norteamericanas. Y en el marcador, más de lo mismo. Avisaron ambos, pero fueron los de Xavi los que se adelantaron al cuarto de hora con un gol fabricado precisamente en el laboratorio del entrenador.
💥 GOAL!!! DEMBÉLÉ GIVES BARÇA THE LEAD!!! #ElClásico pic.twitter.com/UXaFTRusqX
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En una falta lateral que invitaba al centro, Gundogan sirvió a la frontal del área para Pedri. El canario sorprendió a la defensa madridista con un pase filtrado a los pies del Dembéle, que irrumpió desde la segunda línea y, sin oposición, fusiló a Courtois. Embocó a puerta el francés, vinculado en las últimas horas con el Paris Saint-Germain, y celebró Xavi.
Vinicius, negado
La sonrisa, eso sí, le pudo durar bien poco al Barça, exactamente cuatro minutos, el tiempo que tardó Araujo en cometer un penalti por mano que vio el colegiado, sin VAR en este Clásico. Sin Benzema, el encargado de estos lanzamientos tras la marcha de Cristiano Ronaldo, la responsabilidad la asumió Vinicius. Le salió cruz. El brasileño, todo un novato en esto de los once metros, envió el balón al travesaño. La acción fue un preludio del mal fario que sufrirían Vinicius y el Madrid durante el partido.
Hasta cinco veces se topó el Madrid con los postes, tres de ellas el brasileño, que lo intentó una y otra vez. “Nunca me ha pasado”, aseguró Ancelotti tras el encuentro. Lo cierto es que merecieron más los blancos, dominadores durante una buena fase del encuentro. Lo intentaron una y otra vez, pero si no era la madera, que también freno a Carvajal y Tchouameni, era Ter Stegen, nombrado mejor jugador del partido.
La irrupción de Fermín
El premio se lo llevó el meta alemán, pero la gloria y los focos fueron para el canterano azulgrana Fermín López. El joven, de 20 años, se convirtió en el protagonista del Clásico con un gol de bandera y una magnífica asistencia a Ferrán Torres. Y todo en solo seis minutos. “Me gusta, tiene talento y tiene hambre y ganas. Y cuando veo eso en un entrenamiento, doy minutos. Depende de él”, le piropeó Xavi. Por lo pronto, en el Clásico hizo méritos.
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El onubense fue la gran sorpresa de un duelo vibrante que poco tuvo de amistoso, más allá del agotamiento y del baile de cambios habitual en estas citas. Fiesta en Dallas y goleada engañosa del Barcelona ante un buen Madrid maldito en las áreas.
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