Alejandro Villena, sexólogo: “No hay pornografía sin consecuencias”

El psicólogo, autor de ‘¿Por qué no? Cómo prevenir y ayudar en la adicción a la pornografía’, habla con Infobae España sobre la importancia de incorporar la educación afectivo-sexual en las aulas

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Alejandro Villena Moya con su
Alejandro Villena Moya con su libro '¿Por qué no? Cómo prevenir y ayudar en la adicción a la pornografía'. (Cedida)

Alejandro Villena Moya es sexólogo y desde hace casi una década se dedica a tratar a pacientes con adicción a la pornografía, que es una industria tan poderosa que en internet ya recibe más visitas que Netflix, Amazon y Twitter juntos mensualmente. No tiene dudas de que se trata de un “problema social, político, educacional y de salud sexual” que puede generar graves consecuencias, sobre todo en los jóvenes, que acceden al porno con facilidad a través del móvil.

Los adolescentes, de hecho, consumen pornografía por primera vez a los 12 años y casi 7 de cada 10 (el 68,2%) consumen estos contenidos sexuales de forma frecuente, según un estudio de Save the Children. El mismo informe también apunta a que la mayoría de ellos accede a través de su dispositivo móvil y se centra en contenidos gratuitos online (98,5%), basados de manera mayoritaria en la violencia y la desigualdad.

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De ahí la importancia de una educación sexo-afectiva en las aulas, señala a Infobae España Villena Moya, quien recientemente ha publicado ¿Por qué no? Cómo prevenir y ayudar en la adicción a la pornografía (editorial Alienta). Su objetivo, asegura, es aportar información divulgativa y científica para concienciar a la población sobre las posibles consecuencias de la pornografía “porque la sociedad nos ha dado motivos para consumirla pero no para no consumirla”.

Pregunta: Dice que la pornografía es un “problema en sí mismo, sin peros, un problema social, político, educacional y de salud sexual que no ayuda nunca y entorpece siempre”. ¿Cómo se debería abordar?

Respuesta: Hay que ir por parcelas. Una de ellas tiene que ver con la explotación de personas, en concreto de mujeres jóvenes dentro de la industria, y se debería abordar. También se deberían establecer algunos mecanismos legislativos con los que se pudiera controlar el acceso a los menores y de ahí habría que pasar al ámbito social y educativo, generar una conciencia colectiva de que la pornografía tiene unas consecuencias y que no solo es una actividad placentera y recreativa, tal y como se ha hecho con el juego. Dentro del ámbito educativo, se tendría que crear un plan y dar herramientas a los adolescentes y a los padres también para ver cómo manejan la tecnología.

P: ¿Qué efectos tiene la pornografía en niños y adolescentes?

R: Muchos niños y adolescentes se encuentran en internet con una ventana que aparece repentinamente en la pantalla que les lleva a una imagen o vídeo con contenido pornográfico, agresivo y cosificante, cuando a veces ni siquiera hay una curiosidad sexual. Es como sembrar una pequeña semilla de lo que sería la sexualidad, pero de forma muy mal entendida, muy desinformada, y alterando mucho el sistema emocional, porque, por un lado, sienten excitación, pero también culpa y vergüenza, y no están preparados para todo eso.

P: ¿Todo consumo de pornografía es malo? ¿Qué se considera un consumo problemático?

R: Hay diferentes escalones. Si bien considero que no hay pornografía sin consecuencias, eso no significa que toda persona que lo vea se vaya a hacer adicto. También creo que hay otras muchas formas de estimular el deseo en la persona o en las relaciones de pareja que no requieren de un consumo explícito de un material. Hay un potencial riesgo de adicción en la pornografía y no compensa.

Hay un punto clave donde se vuelve un consumo problemático, y ya lo atajamos en consulta, que es cuando hay una falta de control, cuando los contenidos y la frecuencia van en aumento, cuando se utiliza de forma exclusiva la pornografía para compensar otras emociones que no sabemos gestionar. Se vuelve un problema cuando interfiere en la vida sexual, en la afectiva o en la familiar, incluso en la laboral o a nivel académico, pues baja el rendimiento.

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P: ¿Y cuáles son las consecuencias perjudiciales?

R: Hay varios impactos, desde el que puede tener en las expectativas sexuales, sobre todo en los más jóvenes, en esa idea que se hacen del sexo cuando todavía no lo han practicado, pues eso condiciona un poco la visión que tienen de sí mismos y del cuerpo de la pareja, de cómo se debe comportar uno en la relación sexual, los tipos de postura y los movimientos, que no se justan a la realidad. Yo siempre digo a mis pacientes que viendo pornografía se aprende de pornografía pero no de sexo.

Además de que la pornografía impacta en las expectativas y en la autoestima, también puede producir mucha frustración, ansiedad por rendimiento e incluso puede afectar a su propia respuesta sexual porque no alcanzan esa excitación que la pornografía les proporciona, porque se esperan algo tan potente que lo natural o estándar les parece poco.

P: Menciona en su libro que España ocupa el puesto 11 en el ranking de la pornografía. ¿Es un dato alarmante?

R: Sí, sí lo es. A veces parece que esto ocurre en países lejanos y no en nuestras casas y no es así. La realidad es que la industria de la pornografía tiene más visitas que Tik Tok o Amazon, es muy potente, por eso es importante tener conciencia de que esto también ocurre en España.

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P: ¿Ayudaría a abordar el problema una educación sexual en las aulas?

R: Sí, habría que hacer un plan. Hay que atajarlo desde lo científico. No solo se trata de lo sexual, sino de lo afectivo-sexual, porque eso tiene que ver con que los chicos y chicas desarrollen una buena autoestima, sepan decir que no, tengan empatía hacia los demás y comuniquen sus emociones. Todo eso va a ser muy importante a la hora de tener encuentros sexuales y respetar a la otra persona. Hay que incidir en todo eso porque son tareas relevantes y si se tratan desde un punto de vista profesional nos ahorraremos un problema en un futuro.

P: La buena noticia es que la adicción a la pornografía, al igual que ocurre con otras, tiene cura...

R: Así es. Las personas adictas a la pornografía lo van dejando poco a poco y aprenden a vivir su sexualidad. Hay tratamientos que ya han demostrado eficacia en los últimos diez años y seguimos afinándolos porque es una adicción novedosa, de hecho sigue habiendo debate científico sobre si es una adicción, una conducta impulsiva o compulsiva o una patología dual. Pero el trabajo es similar al de otras adicciones donde hacemos un marco integrador de llevar una vida sana, controlar estímulos y ayudar a regular las emociones y muchas veces trabajar en lo que hay debajo de la punta del iceberg, porque a veces hay traumas, abusos u otras patologías como trastornos de personalidad.

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