Alba Redondo, la pichichi de España admiradora de Iniesta que primero fue gimnasta y portera

En su debut en un Mundial, la calidad ofensiva de la delantera manchega ya se hace notar: los dos goles que marcó contra Zambia pueden ser clave para que España pase primera de grupo a octavos de final

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Alba Redondo celebra un gol contra Zambia (REUTERS/David Rowland)
Alba Redondo celebra un gol contra Zambia (REUTERS/David Rowland)

Minuto 69 del España-Zambia. La selección femenina de fútbol gana 2-0 en el Mundial, pero no acaba de cerrar el partido ante las africanas. El dominio de los primeros compases ha derivado en una cierta relajación e incluso incomodidad: todavía no se puede descartar algún sobresalto. Pero ahí está Alba Redondo, que ha entrado en la segunda parte, para desatascar el encuentro. Eva Navarro la ve liberada y le manda un pase largo medido, que la deja sola ante Eunice Sakala. Ni la guardameta –la tercera del equipo zambiano– ni la defensa Agness Musase pueden frenar su galopada: 3-0 y visto para sentencia.

Pero la delantera de Albacete, de 26 años, todavía tiene algo más que decir en el segundo compromiso de las españolas en Nueva Zelanda. En el minuto 85, Navarro vuelve a advertir su presencia mejor que nadie y se lo demuestra con un centro al área que Redondo no puede desaprovechar. Así que lo controla, se coloca para disparar y lo hace con éxito. Eso sí, hay que esperar un poco para confirmar el doblete: el 5-0 definitivo no sube al marcador hasta que el VAR no le da validez.

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Los dos tantos de la jugadora del Levante, unidos a otro par firmado por Jenni Hermoso y al golazo inicial desde 23 metros de Teresa Abelleira, valen el pase a octavos de final. Y puede que también el primer puesto del Grupo C. La carta de presentación a nivel internacional no puede ser mejor para la máxima goleadora de la Liga Femenina española (28 dianas), que debuta en el torneo mundialista y de qué manera. Su olfato para marcar las diferencias en la parcela ofensiva no decae en los escenarios y circunstancias más complejos. Todo lo contrario. Además, ha dinamitado el duelo saliendo desde el banquillo. El más difícil todavía para la manchega, que ha logrado hacerse un hueco en el equipo nacional, tras varias ausencias en 2022, a base de talento y persistencia.

Alba Redondo dispara para marcar contra Zambia (REUTERS/David Rowland)
Alba Redondo dispara para marcar contra Zambia (REUTERS/David Rowland)

“Arriba los corazones” como filosofía de vida

El vínculo entre Alba Redondo y el deporte empezó en un polideportivo municipal, aunque no con el fútbol de por medio. La gimnasia artística fue la primera disciplina que practicó. Pero lo de las anillas, la barra y el potro no iba con la niña: ella siempre estaba con los chicos dándole patadas a un balón. Por lo tanto, la elección estuvo clara. A los seis años, entró en la Escuela Municipal. A los siete, en el Albacete. Ante la pregunta típica de qué quería ser de mayor, nunca dudaba con la respuesta: futbolista de Primera.

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Lo que no tuvo tan claro en un principio fue su posición en el campo. Porque, en sus inicios, la dorsal 17 de España quería ser portera. De hecho, recibió un regalo digno de esa demarcación dos días después de un suceso que marcó su vida: la muerte de su tío José Israel en el accidente del Yak-42, la peor tragedia aérea del Ejército español. Entonces, los padres de Alba le dijeron que su familiar le mandaba unos guantes, que supuestamente eran los de Iker Casillas, porque se iba al cielo.

Sin duda, fue alguien muy especial para ella. De hecho, Redondo recuerda a José Israel cada vez que marca un gol. Al celebrarlo, siempre se besa un tatuaje que tiene en el antebrazo derecho y señala al cielo con el izquierdo. La tinta reza “Arriba los corazones”, título de una de las canciones más famosas de Antonio Flores y también de cada una de las cartas que su tío les enviaba desde Afganistán. La imagen de su partida a este país es la única de él con vida que Alba recuerda: se iba, le dijo, a ver a los Reyes Magos, y traería regalos cuando volviese.

Todo un presente sería lo que la vida le tenía reservado a la albaceteña en el ámbito futbolístico. Algo empujaría su tío para que las cosas le hayan ido tan bien primero en el Fundación Albacete (diez años en el club) y, a partir de 2019, en tierras valencianas. Una vez que decidió volcarse definitivamente en el ataque, tampoco le costó mucho elegir modelo a seguir: Andrés Iniesta, el ídolo fácil entre cualquier compañero de profesión manchego que se precie.

Alba Redondo y Ona Batlle reciben instrucciones de Vilda (REUTERS/Amanda Perobelli)
Alba Redondo y Ona Batlle reciben instrucciones de Vilda (REUTERS/Amanda Perobelli)

Quién le iba a decir que tendría ocasión de departir con el autor del gol de nuestras vidas por videollamada en pleno Mundial. Años después de una foto (ahora firmada) que su hermano Iván y ella se hicieron con Iniesta en Fuentealbilla, pudo recibir sus consejos y apoyo en una conversación única. Como lo es Alba Redondo, con el corazón siempre arriba, sobre el césped.

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