Los trucos para elegir la mejor silla de playa y que tu espalda te lo agradezca, según un experto

Un fisioterapeuta desvela los secretos para elegir la silla de playa más cómoda

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Silla de playa.
Silla de playa.

Las playas son uno de los espacios más visitados durante el verano y en nuestro camino por disfrutar de un día perfecto, hay elementos que se convierten en compañeros esenciales de viaje. Entre ellos destaca la silla de playa, pero esta se puede volver contraproducente, ya que muchas no se adaptan a nuestra comodidad. Así, después de un largo día, nuestra espalda se puede ver resentida.

Por ello, la compañía Colorbaby, propietaria de la marca de productos para el ocio, deporte y tiempo libre, Aktive, en colaboración con Alejandro Blanco, fisioterapeuta de la clínica madrileña AzRecovery, especialista en fisioterapia invasiva, han revelado los trucos para elegir la mejor silla de playa sin que te duela la espalda.

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Fíjate en los materiales y ergonomía

Es increíble la gran cantidad de modelos y tipos que podemos encontrar en el mercado y, aunque lo parezcan a primera vista, no todas son iguales. Es importante tener en cuenta el material que sea resistente a la humedad, al calor y que se seque rápidamente; su resistencia (el peso que pueden soportar), su comodidad y los extras que la acompañan (reposacabezas, respaldo acolchado…). Por supuesto, también es básico que sean ligeras de transportar (las de acero y aluminio son la mejor opción).

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También es necesario que se plieguen con facilidad y de forma muy compacta. Para Alejandro Blanco es básico que cuente con un respaldo cómodo, acolchado si es posible, y con algún tipo de reposacabezas que asegure un mejor descanso del cuello. estabais

Ten en cuenta la edad

Pareja en la playa.
Pareja en la playa.

“Hay sillas más pequeñas y estrechas y sillas más grandes y anchas, cada una enfocada más en un rango de edad”, comenta el fisioterapeuta. Pero, en cualquier caso, es clave elegir la silla según nuestra comodidad y preferencias, por lo que no está de más probarla y no elegirla solo por su aspecto.

La altura es importante

Las sillas clásicas tienen una altura de unos 50 centímetros desde el suelo, aunque ahora hay muchos modelos bajos que rozan casi la arena y que son geniales para leer o disfrutar del paisaje. Pero, hay que tener en cuenta que son menos cómodas para sentarse y levantarse, así que no serán la mejor elección para los más mayores o para personas con movilidad reducida.

Ante esto, el fisioterapeuta indica que “no son mejores ni unas ni otras en general. Mi recomendación sería una silla con respaldo regulable, que nos permita modificar la posición en la que nos encontramos periódicamente, ya que, como sabemos, no existen posturas malas, sino posturas mantenidas en el tiempo”.

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¿Silla, hamaca o tumbona?

Esta es una de las preguntas que muchos se hacen a la hora de escoger la mejor silla de playa, pero de nuevo entran en juego las condiciones físicas de cada persona. Para aquellas con un alto grado de movilidad cualquiera es una buena opción. “Sin embargo, para las personas con dificultades en la movilidad, recomendaría una silla regulable para evitar caídas o imprevistos con las hamacas y/o tumbonas”, subraya Blanco.

Valora los extras

El mercado exhibe una amplia variedad de modelos que incluyen reposacabezas, pequeñas sombrillas, cojines para las lumbares y hasta posavasos y mini neveras… Sin embargo, para la máxima comodidad lo mejor es “cualquier tipo de soporte para la cabeza, para los brazos, piernas o columna lumbar. Preferiblemente acolchados, son una muy buena opción para generar bienestar y comodidad, evitando rozaduras sobre esas zonas en las que el choque mantenido de la silla contra una superficie ósea pudiera generar algún tipo de estrés”.

La mejor para las embarazadas

Sillas altas y anchas en las que descansar cómodamente es un buen punto de partida. También hay que considerar la estabilidad, por lo que es clave que tengan las patas anchas que se hundan lo justo en la arena. “Son muy importantes los soportes acoplados a la silla para que las diferentes posiciones en las que se sienten, sean cómodas. Por ejemplo, un buen soporte lumbar y un cojín cómodo que permitan controlar ambas zonas, son unos complementos perfectos”.

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