Los españoles siempre se han decantado por el ahorro más conservador. Sin embargo, la inflación -que se comió gran parte de los ahorros que las familias acumularon durante la pandemia- y la baja remuneración de dinero, provocaron una retirada masiva de depósitos durante los primeros meses de este año. El pasado mes de abril, se revertía esta situación y los hogares volvían a incrementar el saldo de sus ahorros, una tendencia que se ha consolidado en junio, mes en el que los depósitos de los hogares aumentaron en 10.000 millones, a la espera de que las nueve subidas de tipos del BCE comiencen a tener impacto en la remuneración de sus ahorros.
Concretamente, según los datos publicados este viernes por el Banco de España, los depósitos de las familias cerraron el primer semestre del año en los 989.700 millones de euros, lo que supone ese incremento de 10.000 millones en comparación con los 979.700 de mayo. Pese a este aumento, las familias han retirado 18.000 millones entre enero y junio de este año, tras cerrar 2022 superando por primera vez la barrera del billón de euros.
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Los grandes bancos españoles arrastran desde hace más de un año una asignatura pendiente que sí ha aprobado su competencia extranjera: la subida de rentabilidad de los depósitos. Ni los rapapolvos de la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, para que incrementen los intereses de los depósitos “lo antes posible”, ni las peticiones de Lagarde o del Banco de España, incidiendo en esta necesidad, han conseguido que los seis grandes -Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankinter y Unicaja- aumenten su remuneración por el pasivo.
Los intereses ofrecidos por los bancos españoles en los depósitos destinados a las familias rondaron de media en abril un 1,33%, según los últimos datos del Banco de España, frente al 2,27% que da la banca extranjera. Además, son los pequeños y medianos bancos españoles los que han tirado de la rentabilidad al alza ante la parálisis de sus ‘hermanos mayores’.
Esta escasa remuneración no es atractiva para muchos españoles, lo que en los últimos meses ha propiciado la ‘Tesoromanía’: las familias españolas han salido en los últimos meses a la búsqueda de mayores rentabilidades que les permitan, sino compensar, al menos capear la tormenta de la inflación, como se evidencia con el auge del interés -y de las colas- provocadas por el producto financiero estrella del año, las Letras del Tesoro. Sin embargo, las últimas subidas de tipos y la normalización de la inflación está volviendo a poner de moda los depósitos, algo que se demuestra por el aumento del capital de las familias invertido en este tipo de ahorro.
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El cambio de tendencia experimentado por los hogares no se ha visto reflejado, sin embargo, en el ahorro de las empresas: en el primer semestre, los depósitos de las sociedades financieras descendieron hasta los 306.800 millones de euros, lo que supone 11.000 millones menos que a cierre de 2022. Las razones detrás de este descenso son variadas: por un lado, la inflación también golpea a las empresas, que queman caja para afrontar las subidas de costes. Por el otro, y principalmente, las compañías han visto en los últimos meses cómo -con las subidas de tipos- financiarse es cada vez más caro, y han optado por usar la liquidez de la que ya disponían.
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