Puede que haya sido el menos valorado de todos, el que menos fama ha tenido de aquel centro campo de España que maravilló al fútbol mundial. Seguramente ha sido el peaje que ha tenido que pagar por no jugar nunca ni en el Barcelona ni en el Real Madrid. No le hizo falta. David Silva (Arguineguín, 1986) brilló, y mucho, pese a vivir durante casi toda su carrera a la sombra de otros jugones como Andrés Iniesta o Xavi Hernández. Junto con Cesc Fàbregas, los cuatro conforman el grupo fundador de la medular de aquella selección que dominó y ganó dos Eurocopas y un Mundial entre 2008 y 2012 a través del famoso tiki.-taka. Este jueves, el talentoso mediapunta canario ha anunciado su retirada a los 37 años. De todos ellos, ya sólo queda Iniesta en activo, todavía sin equipo tras poner fin a su periplo en Japón.
El adiós de Silva se produce de una forma cruel, porque se va sin querer irse, forzado por una rotura del ligamento anterior de la rodilla izquierda que le iba a tener toda la temporada de baja. Seguramente afrontaba su último año, el cuarto en las filas de la Real Sociedad, equipo con el que había renovado hasta junio de 2024 hace solo unos meses. “Hoy es un día triste para mí. Hoy toca decir adiós a lo que he dedicado toda mi vida”, dice el futbolista en el vídeo en el que ha anunciado su adiós. “Hoy me toca despedirme de compañeros que son como una familia para mí. Os voy a echar mucho de menos. Chés, armeros, celtiñas, cityzens y txuri urdines, gracias porque me habéis hecho sentir como en casa”, concluye.
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Muchas gracias…fútbol pic.twitter.com/HoB6TPojAd
— David Silva (@21LVA) July 27, 2023
La carrera de Silva comenzó en el Valencia, a donde llegó desde el fútbol base canario, aunque sería el Eibar el club que le pondría en el foco en la temporada 2004/2005. Se curtió en Segunda de la mano de José Luis Mendilibar, quien apostó por él a los 18 años tras la recomendación de ayudante cuando era uno más en la cantera ché, y tras solo un año saltó a Primera, esta vez al Celta. En el verano de 2006, tras un curso en Vigo, regresó a Mestalla. En Valencia se confirmó en la élite: conquistó una Copa del Rey y alcanzó la selección absoluta. Allí, en la Roja, su carrera alcanzaría otra dimensión
Historia de Manchester City y de la Roja
Luis Aragonés le incluyó en la lista para la Eurocopa 2008, donde cambió para siempre la historia del fútbol español. España se convirtió en campeona de Europa por segunda vez, nada más y nada menos que 44 años después de abrochar su primer trofeo continental. Más allá del título, la selección de Aragonés maravilló a todos con un fútbol asociativo que terminarían apodando como tiki-taka. Silva, que anotó un gol en las semifinales ante Rusia, formaba parte del grupo de centrocampistas que desplegó aquel juego que marcaría una época y replicarían en todo el mundo.
Campeón del Mundial 2010 bajo las órdenes de Vicente del Bosque, aquel verano en Sudáfrica cambiaría LaLiga por la Premier. Pese al interés del Real Madrid, el Valencia traspasó al canario al Manchester City por unos 35 millones de euros. Allí jugó una década y se convirtió en una auténtica leyenda del club citizen. Probablemente más valorado en muchos momentos en Inglaterra que en España, Silva también formó parte de la selección que cerró cuatro años insuperables en la Euro 2012. Fue uno de los goleadores de la final en la que España arrasó a Italia.
Silva dejó para siempre su huella en una España de época–125 internacionalidades y 35 goles– y se ganó al fútbol inglés con 10 años de magia y talento en el Manchester City –14 títulos y 436 partidos–. A los 34 años regresó a LaLiga. Firmó un contrato de dos años con la Real Sociedad, donde encajó a la perfección y levantó otra Copa. Renovó un año más, hasta junio de 2023, y hace solo unos meses ambas partes habían acordado regalarse una temporada extra, la de despedida. No podrá ser. La fatídica lesión de rodilla ha truncado los planes de un Silva que deja el fútbol convertido en una leyenda de la Roja. Se va uno de los bajitos.
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