Con más de 800 kilómetros de costa, Portugal se ha convertido en uno de los destinos playeros más visitados en los últimos años. Y esto no es para menos, ya que, gracias a su orografía característica dominada por acantilados, cuenta con unas playas impresionantes. Muestra de ello es el espectacular paisaje costero que ofrece el Algarve, uno de los parajes más impresionantes del país luso. No obstante, a lo largo de su territorio se pueden encontrar arenales que son de gran interés.
Así, destaca uno en especial debido a sus acantilados y paredes verticales, algunas de hasta 100 metros de altura. Estamos hablando de la playa de Ursa, un arenal enclavado en un entorno virgen y salvaje. Esto hace que se una de las playas más bonitas de Portugal, pues además suele estar poco frecuentada. Sin embargo, se encuentra un poco aislada, por lo que no cuenta con muchos servicios.
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La ‘playa de los osos’
Se sitúa cerca del Cabo da Roca, lo que significa que es una de las playas más occidentales el continente europeo. La playa es también conocida como la playa de los osos debida a sus características rocas que sobresalen del agua. De todas ellas destaca la rocha da ursa, roca del oso en español, una de las dos enormes pilas oceánicas que según los lugareños tiene forma de oso. Más allá de estas formaciones rocosas, el arenal se caracteriza por en entorno donde se encuentra.
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La playa es un rincón mágico en mitad de un paraje escarpado y un mar bravo. Pues cabe destacar, que es una playa con oleaje, por lo que si se visita hay que tener especial cuidado con el estado del agua. De hecho, su carácter salvaje y virgen hace que no cuenta con servicios, entre los que se encuentra el de socorrismo.
Un camino por los acantilados
El acceso a la playa de Ursa no es sencillo. Para llegar hasta ella se debe estacionar el vehículo en el aparcamiento cercano a la playa siguiendo las indicaciones desde el Cabo da Roca por la carretera N-247. Una vez dejado el coche, se debe seguir un sendero al borde de los acantilados. Hay que tener cuidado, ya que es un poco peligroso. Los accesos a la playa son difíciles, pues hay que salvar un desnivel de 140 metros de altura. Al regreso, subir por la senda más fácil lleva unos 20 minutos. Las pendientes son fuertes y rocosas, con piedras y arena suelta en algunos tramos.
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