A Candela, con pestañas postizas, aros dorados, eyeliner grueso de color negro y vestido corto de estampado de leopardo, no le gustan los cani de pueblo. Y eso que a ella, en realidad, sí le gustan los tíos cani, altos, con tatuajes y piercings, pero tienen que ser de ciudad, de urbe grande. “No un cani de pueblo con el bolsito que te regalan con el Hugo Boss”, detalla la malagueña de 20 años, quizá en una referencia muy directa al accesorio con el que, bajo el brazo, llegó José, su cita de esta noche.
Él, oriundo de Granada, es Dj de profesión -pincha mucho por Marbella- y le atraen las chicas llamativas. Candela desapercibida es verdad que no pasa. A ambos le gusta la bisutería y si es dorada mucho mejor. “Yo soy de oro siempre, aunque de chica era de plata”, recuerda Candela.
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Sin embargo, a ella le ha impactado un detalle muy particular de José: que no tenga ni un solo chándal en su armario. Un punto en contra para él, dado que a su cita le flipa un buen chándal completo de Adidas o Nike. “Yo voy arreglado a todos lados”, se justifica el joven con su cara de niño bueno, no de malote como las que le ponen a Candela. La moda y la apariencia ha abierto un abismo entre ambos, con lo bien que venía el asunto.
La dura vida del Dj
Con el correr de la velada, Candela ha querido conocer el historial amoroso de José, quien ha sorprendido a todos al asegurar que, a sus 23 años, ya ha tenido cinco relaciones: la primera de cuatro años y medio y las últimas tres de tan solo un trimestre. Sucede que para un Dj, que trabaja en horario nocturno, mantener una relación se vuelve todo un desafío. “Mi pareja interpreta la noche como que le voy a meter los cuernos y no es así. Es verdad que como soy Dj se te suben (mujeres) a la cabina a pedirte fotos”, reflexiona el granadino.
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Por suerte Candela no es nada celosa. “Por trabajar de noche, tener amigas, hablar con chavalas o salir de fiesta no voy a tener celos”, asegura. Ambos coinciden en que los celos matan cualquier relación. “Te cortan las alas”, sostiene el Dj y pinchar en una profesión de mucho vuelo. A esta altura, Candela comienza a sospechar que José es un poco Casper. “Yo no quiero decir la palabra fantasma, pero...”.
Ya en la prórroga de la cita, él ha vuelto a sorprender a Candela. José, entre fiesta y fiesta, se ha hecho un máster en gestión inmobiliaria, currículum que a ella la ha desorientado y, atónita, ha querido saber por qué no se ha seguido formando como Dj. “Yo ya esto formado completamente después de ocho años pinchando”, explica José, quien asegura pensó estudiar para técnico de sonido pero se dio cuenta que lo suyo no son los cables: “Lo mío son los platos, estar de cara al público”. Candela ya no tiene dudas, José es bastante Casper. Y ella, fantasmas, sólo con chándal.
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