Sánchez hace valer sus políticas con ERC y EH Bildu frente a los barones críticos a la espera de convencer a Junts

La segunda posición del PSOE sabe a victoria, una sensación alejada de la catarsis prevista en el seno del partido una vez pasada la cita con las urnas

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El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, junto a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en la reunión de la Comisión Ejecutiva Federal. EFE/ PSOE/ Eva Ercolanese
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, junto a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en la reunión de la Comisión Ejecutiva Federal. EFE/ PSOE/ Eva Ercolanese

Ferraz cierra sus puertas durante unos días por vacaciones. No se prevé la celebración a corto plazo de un Comité Federal para analizar los resultados de las elecciones del 23 de julio. Y es que, a tenor del balance realizado por la Comisión Ejecutiva Federal este lunes, la segunda posición del PSOE sabe a victoria, una sensación alejada de la catarsis prevista en el seno del partido una vez pasada la cita con las urnas.

La dirección del PSOE, con Pedro Sánchez a la cabeza, “más perro que gato” (por lo de las siete vidas, según se rumoreaba este domingo en los mentideros de la sede de Ferraz), no solo destaca el aumento en votos (casi un millón) y escaños (dos diputados más hasta llegar a los 120) con respecto a los comicios de noviembre de 2019.

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Fuentes de la Comisión Ejecutiva subrayan la importante victoria en Cataluña, además de aguantar en Madrid y Andalucía, y sacar la cabeza en Extremadura y Navarra. Los socialistas catalanes han obtenido más diputados (19) que los partidos independentistas (siete ERC y otros siete Junts). El PSC recupera la hegemonía en este territorio (en 2008 fue su última victoria) a menos de un año de que se celebren las elecciones al Parlament catalán.

Pero también, después de las decisiones políticas transcendentales llevadas a cabo por Pedro Sánchez, como la concesión de los indultos parciales a los líderes del procés y la derogación del delito de sedición y la reforma de la malversación, pactada con los republicanos. También, el mero hecho de que el líder del PSOE buscara en esta formación su apoyo para poder ser investido presidente.

En este sentido, desde Ferraz consideran que, lejos de lo que se pensaba el 28 de mayo, las urnas han “refrendado” las políticas lideradas por el presidente del Gobierno, ahora en funciones, frente a la opinión de los barones críticos con la dirección socialista. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, o los todavía líderes de las federaciones socialistas en Aragón, Javier Lambán, y Extremadura, Guillermo Fernández Vara, se han mostrado siempre reacios a estos acuerdos.

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Y, cómo no, también han tratado de echar por tierra las negociaciones puntuales con EH Bildu para la investidura y muchas de las medidas impulsadas por el Ejecutivo en el Congreso, como los tres Presupuestos Generales del Estado. En el recuerdo, el “antiemético” que fue a comprar Vara a la farmacia tras las negociaciones entre el Gobierno y la coalición abertzale para la aprobación del primer proyecto presupuestario del Ejecutivo de coalición.

En este sentido, fuentes presentes en el cónclave de este lunes en Madrid, al que ha asistido el propio Vara en su condición de secretario de Política Autonómica, confirman que este barón no ha tomado la palabra. De hecho, estas fuentes inciden en que en la reunión de la comisión, que ha recibido a Sánchez entre fuertes aplausos (este diseñó una dirección a su medida), “no ha habido ningún debate interno”. “Ha sido una balsa de aceite”, apostillan estas fuentes.

La realidad se impone con un nuevo parlamento fragmentado

A tenor de los resultados, en Ferraz ya dan por “superado lo de colocarnos al lado de EH Bildu”, incluso el Que te vote Txapote, el lema con el que la derecha pretende hacer daño al PSOE a costa de la víctimas de ETA. Es más, en el País Vasco, donde también se prevé elecciones el próximo año, el PSE-EE ha empatado a escaños (cinco) con PNV y EH Bildu.

Por otro lado, la distribución de los escaños vuelve a dejar un parlamento fragmentado, profundizando en la idea de que gobernabilidad del Estado está en manos de los partidos nacionalistas, independentistas y regionalistas. Por ello, este resultado respalda a Sánchez frente a quienes se rasgan las vestiduras, como es el caso del PP y de esos barones críticos, para llegar a acuerdos. “Se tiene que asumir” esta realidad, inciden desde el cuartel general de los socialistas.

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Esta idea gana peso a la espera de que el PSOE tome las riendas de la negociación para una nueva investidura de Sánchez. En esta ocasión, el bloque de PSOE y Sumar necesitaría, además de los síes de ERC, EH Bildu, PNV, BNG, la abstención de Junts (el partido de Carles Puigdemont votó en contra de la investidura de Sánchez en 2020 y de casi todas las medidas del Gobierno de coalición), que ya ha avanzado que “no regalará sus votos a cambio de nada”.

Sumar ya mueve ficha

Mientras en Sumar ya han movido ficha, designando a Jaume Asens para liderar las conversaciones con Junts con el objetivo de revalidar el gobierno de coalición, en el PSOE prefieren esperar a que sea el PP quien de el primer paso para intentar armar una mayoría. Y es que, aunque el escenario político otorga más opciones de formar gobierno a PSOE y Sumar que al PP y Vox, los populares han señalado su intención de iniciar los contactos con UPN, Coalición Canaria, PNV, Vox y el PSOE para intentar la investidura de Feijóo.

Ante la previsión de que estos intentos fracasen, ya que necesitaría como mínimo la abstención del PSOE, Pedro Sánchez ha dejado claro a los suyos que no quiere una repetición electoral y ha garantizado que “esta democracia encontrará la fórmula de la gobernabilidad”, según explican fuentes de la dirección del partido.

En cualquier caso, el presidente en funciones no tiene prisa. De momento, la primera fecha a tener en cuenta es la constitución de las Cortes, el próximo 17 de agosto, y, aunque para la sesión de investidura no hay fijado un plazo máximo, se espera que el rey designe al candidato a finales de agosto o principios de septiembre. Antes de eso, todavía hay tiempo para “descansar”, tal como ha pedido Sánchez este lunes.

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