El PP no tiene con quien formar equipo para ir a la investidura. El único compañero de juego que tiene es Vox, que asusta al resto de candidatos. Para tener alguna posibilidad para gobernar, necesita al PNV, a UPN y a Coalición Canaria, pero con el portazo de los nacionalistas vascos, la eventual investidura de Feijóo ya se puede dar por fallida. Al líder del PP solo le queda la opción de apelar al PSOE, al que hasta ahora llamaba “partido sanchista”.
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“España merece estabilidad”, dice Feijóo este martes desde Santiago de Compostela. Hace especial hincapié en la presidencia del Consejo de la UE y en la imagen internacional del país. “Vienen tiempos en los que se necesita estabilidad, europeísmo y centralidad”, repite. Y advierte del “error” de que en España “gobiernen” unos “independentistas” que han perdido escaños, apoyo y votos. En este punto, ensalza a los “partidos de Estado”, el PP y el PSOE, que han ganado apoyo y votos y “tenemos un resultado importante”.
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El giro es evidente. No hace ni una semana que Feijóo advertía del error de que gobernase el “sanchismo”, en el que también incluía a Vox. Ahora ya no se refiere al sanchismo, sino al PSOE, que es un partido de Estado, y debería de apoyar con sus votos una investidura del PP o incluso conformar una mayoría “estable” con su partido para que haya un Gobierno de España y no un “desgobierno”. Al respecto, también se ha pronunciado la número 2 al Congreso, Marta Rivera de la Cruz, que ha llamado a explorar posibles pactos “de Estado”.
Feijóo se atreve a dar este giro de 180 grados con el argumento de que la presidencia de turno en la UE “es algo serio”, y que la cuarta economía de Europa no puede estar “sometida” a grupos y políticos “prófugos”.
Sin embargo, las frases refiriéndose al PSOE como el sanchismo han sido diversas y diarias. Pasan por definirlo como “mentiras, maldades y manipulación”, por decir que es la “expresión demoscópica de este Gobierno”, o asegurar que su derogación es la única fórmula de cambio y de estabilidad.
Ahora, con Pedro Sánchez más cerca que él de La Moncloa, la estabilidad parece estar, precisamente, en el sanchismo.
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