Jorge Javier Vázquez fue la gran ausencia del último programa de Sálvame, que se despedía el pasado 23 de junio tras 14 años en pantalla, pero no fue el último rostro que faltó. Carlota Corredera, quien durante años dirigió y presentó el formato tampoco estuvo presente, aunque por motivos muy diferentes. Si bien desde entonces la gallega ya había hablado sobre el punto final del espacio, no lo había hecho de una manera tan sincera como ahora.
La comunicadora, que tiene su propio espacio con el podcast Superlativas, ha concedido una entrevista en El País en la que señala a los responsables y los motivos que propiciaron su salida de la cadena de Fuencarral.
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“Libre profesionalmente” tras desligarse de La Fábrica de la Tele, Corredera sigue teniendo muy presente la que sin duda es una de las épocas más importantes de su vida profesional. Con las cosas ya calmadas, ha reconocido que su apoyo a Rocío Carrasco tuvo un resultado negativo en su carrera, pero que no se arrepiente de nada. Aquellos programas en los que, en horario de máxima audiencia, hablaba sobre feminismo y violencia machista, fueron los que, en su opinión, “me costaron mi puesto en Mediaset y en la tele”.
“Gestionamos mal el programa. Teníamos una información importantísima que transmitir, y se trató como un tema del corazón cuando no lo era”, ha asegurado, añadiendo que “debimos dejar hablar solo a los expertos y a las expertas, porque en algo así no puede haber bandos. Los derechos humanos no se cuestionan”. Y pese a que este fue el principio de su propio fin, tiene que el motivo de la bajada de espectadores no fue ese: “Lo que de verdad hizo bajar las audiencias de Telecinco fue dejar de emitir Pasapalabra”.
“Yo sé lo que pasó y por qué no estoy ahí, pero eso hay que preguntárselo a Mediaset”, ha zanjado la gallega, que sin entrar en más detalles ha opinado que “a lo mejor yo soy la primera pieza que no encaja en eso que llaman ‘código ético’”, refiriéndose al veto que hizo la cadena con respecto a ciertos personajes, entre los que estaban Rocío Carrasco, Antonio David Flores o José Ortega Cano, entre otros.
Aunque ahora está en otro punto de su vida que ha definido como un “barbecho” para regresar “mejor”, ha confesado que sigue pensando en ese momento en el que dio el paso para convertirse en un rostro conocido, pues no fue fácil. “He pensado muchas veces qué habría pasado si no hubiese empezado a presentar aquel septiembre de 2015. Pasé de ser una persona anónima a otra muy conocida. A que se convirtiera en titular lo que dices, lo que haces, lo que engordas”, ha recapitulado.
“He aprendido a digerirlo gracias a la terapia y a mi entorno, pero no me puedo arrepentir de algo que he elegido voluntariamente, de haber podido hablar en horario de máxima audiencia de la violencia de género y de feminismo, aunque me ha costado mi puesto en Mediaset y en la tele”, cuenta en El País.
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