Dicen que todo lo que sube tiene que bajar y en Aston Martin lo han comprobado de primera mano en las tres últimas carreras del Mundial de Fórmula 1, en las que Fernando Alonso ha caído de golpe de los podios a los que prácticamente estaba abonado esta temporada. Un quinto puesto del bicampeón del mundo español en Austria, un séptimo en Gran Bretaña y, sobre todo, un noveno en Hungría han hecho saltar las alarmas: la crisis está servida en la escudería británica, que intenta aplicarse aquello del “necesita mejorar” del colegio lo máximo posible a punto de entrar en la segunda mitad del año.
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Cierto es que desde Silverstone siempre han puntualizado que el techo de rendimiento, y cuando se espera poder competir de verdad por el campeonato, llegará en 2024 o 2025. Lo cual no quita para que el milagro de 2023, sinónimo de un más que interesante trabajo adelantado, se exprima al máximo hasta la última bandera a cuadros del curso. O, al menos, esa es la intención. Porque está claro que, a diferencia de lo que ocurría en las primeras citas del calendario, los coches verdes ya no son el único y principal perseguidor de Red Bull.
Más actores en la ecuación
A Aston Martin le han salido muchos competidores a medida que avanzaba la campaña. Tantos como para convertir a su coche en el quinto de la parrilla en Hungaroring. En esa aparición progresiva de competencia, Mercedes es el rival más encarnizado que se han encontrado Alonso y Lance Stroll. Tras mostrar una gran irregularidad en un principio, los alemanes ya parecen asentados en la lucha por ser el primero de los mortales: de hecho, han superado al equipo del asturiano y son segundos en la clasificación de constructores gracias al mejor desempeño conjunto de Lewis Hamilton y George Russell.
La subida reciente de prestaciones de McLaren, uno de los exequipos de Magic, tampoco se puede pasar por alto: los dos segundos puestos consecutivos de Lando Norris no parecen flor de un día. Ferrari también ha tenido sus momentos de mayor y mejor ritmo, aunque en las filas italianas se vive en un vaivén constante e incluso parece que la batalla es más interna, entre Charles Leclerc y Carlos Sainz, que externa. Hasta Alpine ha llegado a coquetear con los puestos de honor en algún momento. Entretanto, Aston Martin se mantiene, y eso es motivo de preocupación: lo que antes servía para amarrar podios ya no valdrá más.
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Los neumáticos
Desde el Gran Premio de Gran Bretaña, hay nuevos neumáticos de Pirelli en el Gran Circo. Ahí puede estar otra clave del bajón de Alonso y los suyos, como ha llegado a reconocer el ovetense. “Hay un par de equipos que lo están pasando mal y otro par de equipos que ahora están muy contentos”, expuso el pasado fin de semana. Incluso consideró que Red Bull también ha sido “claramente perjudicado” con el cambio de gomas, aunque eso sólo se notase en los entrenamientos libres y la clasificación.
“Creo que puedes sentir el coche un poco diferente con los neumáticos, pero como digo a veces, es difícil ser neutral. Obviamente no hemos mejorado mucho el coche en comparación con los principales rivales”, valoró también Alonso. Influya más o menos, ahí queda otro posible factor de recesión.
Mejoras fallidas
Habría un componente del coche con potencial para generar quebraderos de cabeza a Aston Martin. Todo habría empezado justo tras su último podio, y tendría que ver con los pontones. Los que se introdujeron en Canadá habrían causado una perturbación en el flujo aerodinámico hacia la parte trasera del monoplaza, que a su vez generaría problemas con la temperatura de los frenos y, en definitiva, un coche más difícil de pilotar.
Aquí podría encontrarse el porqué del mal rendimiento en Hungría. Todo parecía indicar que este circuito iba como anillo al dedo al coche de Alonso, al ser más lento que otros, pero finalmente no fue así. Ahora mismo, queda en el aire si otro trazado teóricamente favorable como Singapur acabará siéndolo: Spa, el más próximo en el horizonte esta misma semana, no lo parece, y el sueño de la victoria 33 de Magic va difuminándose.
Objetivo: 2024
Ahora mismo, Aston Martin es el tercer equipo que más puede emplear el túnel de viento, fundamental para el desarrollo de los bólidos: un 80% del tiempo disponible hasta que finalice el año. Teniendo en cuenta que ya sólo quedan 11 carreras para que termine la competición, hay una ventaja clara a aprovechar en pos de que el próximo AMR suba las prestaciones actuales: el trabajo que se haga ya no dará resultados hasta 2024.
De ahí que se tenga tan presente la temporada que viene. Por mucho que Mike Krack hable de “baño de realidad” en las últimas carreras y pida “mejorar el coche” presente, Alonso ha verbalizado lo que su jefe prefiere no poner sobre la mesa. “Llevamos pensando en 2024 desde hace varios meses”, dijo en tierras húngaras.
Y aún fue más rotundo: “Este año ya sé que voy a acabar cuarto, quinto o tercero; me da igual. Es más importante empezar bien 2024 y tener opciones de tener un coche fuerte, como tuvimos este año a principios de temporada”. ¿Que también llamó después a “apretar los dientes”, “estar concentrados” e “intentar entender todo lo que está pasando en el coche” actual? Sí. Pero Fernando Alonso no se caracteriza precisamente por esconderse: en el momento más crítico de la competición para Aston Martin, ya ha evidenciado que es tiempo de aprendizaje y que la Champions de la F1, ahora mismo y aun habiendo superado las expectativas de todos, debe esperar.
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