Como era de esperar, Pablo Iglesias (líder oficioso de Podemos), hizo este domingo balance de los resultados electorales. En primer lugar, quiso poner en valor la “generosidad” de Podemos a la hora de confluir en Sumar, a pesar de los “vetos, las humillaciones y los maltratos” que “muchos militantes de Podemos no entendieron”. En segundo lugar, quiso recalcar que ahora mismo, dada la aritmética parlamentaria, hay que “poner la responsabilidad por encima de cualquier consideración”, dejando claro que todos los diputados del bloque progresista (BNG, Esquerra, Bildu... y los cinco diputados que Podemos ha obtenido dentro de los 31 escaños logrados por Sumar) son necesarios para que PP y Vox no gobiernen.
Aunque lo mejor se lo dejó para el final en su intervención en Canal Red. “Ahora esos cinco diputados de Podemos son imprescindibles para que haya un Gobierno de coalición progresista y seguramente tengan mucha importancia a la hora de negociar con las fuerzas que representan la pluralidad del Estado. Ojalá todo el mundo esté a la altura de las circunstancias”. Tras la reflexión vino la puñalada: “No hay que olvidar que nuestro espacio ha perdido casi 700.000 votos y siete diputados. Seguramente con primarias y sin vetos hoy podríamos estar hablando de otro resultado”.
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El mensaje es claro: que nadie entierre a Podemos y que se haga autocrítica, ya que los resultados electorales demuestran que las cosas se podrían haber hecho mejor, de otra forma. Con el 100% de los votos escrutados y a falta de contar el voto procedente del exterior, Sumar obtuvo este domingo 3.014.006 papeletas que se traducen en 31 diputados: diez del propio Movimiento Sumar, cinco de Podemos, cinco de IU, cinco de En Comú Podem, dos de Compromís, dos de Más País, uno de Més y uno de la Chunta Aragonesista.
Hace casi cuatro años, los partidos que ahora conforman este espacio y que se presentaron por separado lograron siete escaños más y 3.650.000 votos. A pesar de la pérdida de apoyos y de no haber conseguido sorpasar a Vox (la ultraderecha se mantiene como tercera fuerza política del país), Yolanda Díaz ha conseguido salvar los muebles y ganar tiempo. Porque los malos resultados del PP y Vox, que no suman para gobernar, dan esperanza para reeditar un Ejecutivo progresista. Complicado pero no imposible.
Y en este escenario Yolanda Díaz quiere hacer valer su gran capacidad negociadora (siempre presume de haber llegado en este última legislatura a 18 acuerdos con los agentes sociales) para intentar lograr un Gobierno de coalición con las fuerzas “progresistas y democráticas”. Una tarea titánica, pero Sumar sabe que para sobrevivir, debe ser imprescindible. “Saben que hago de la política el diálogo”, señaló este domingo. “A partir de mañana me pongo a dialogar con todas las formaciones progresistas y demócratas de nuestro país para garantizar el Gobierno en España”.
La izquierda a la izquierda del PSOE nunca había logrado un resultado tan bajo desde 2015. Sin embargo, que el PSOE haya superado todas las expectativas y haya resistido a todas las encuestas en contra y a una campaña bronca, dan oxígeno a Díaz para consolidarse al frente de un proyecto con demasiadas sensibilidades. Mientras haya opción de reeditar la coalición, hay poco margen para que un sector de Podemos intente ajustar cuentas con la actual vicepresidenta tras el veto que impuso a Montero.
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Sumar no solo tendrá que tener este importante papel negociador. También tendrá que hacer autocrítica para ver si el veto a Montero ha influido en los resultados. La confluencia de quince formaciones en un tiempo récord no fue fácil y el papel de Podemos, adoptando un perfil muy bajo en campaña, tampoco ayudó. “Hay que dar las gracias al feminismo y a lo que representa Irene Montero y a su enorme generosidad”, señaló anoche Pablo Iglesias, que incluso tuvo palabras de agradecimiento al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, que un acto de campaña ensalzó las políticas de Montero al frente del ministerio de Igualdad, más de lo que hicieron muchos compañeros de Sumar.
Así que con este escenario Yolanda Díaz gana tiempo y aleja los fantasmas de posibles rebeliones, sobre todo por parte de Podemos, el socio de la coalición más agraviado. “Cambiamos el guion [de la campaña] hablando de los problemas de la ciudadanía, y no nos vamos a distraer”, aseguró anoche Díaz para dejar claro que no perderá el tiempo en cuitas internas. Lo cierto es que el núcleo duro y muy reducido de Sumar se había puesto un objetivo de entre 35 y 40 escaños. Y no se ha conseguido.
Así que todo pasa por poder reeditar la coalición y que Podemos (tanto la secretaria general morada, Ione Belarra, como la secretaria de organización, Lilith Verstrynge, han conseguido el escaño) pueda tener un papel destacado en un hipotético y futuro Ejecutivo progresista. Ya veremos. Todavía queda mucho para eso. Si por el contrario Sánchez no logra sus objetivos (y, por ende, Díaz tampoco), habrá que ver qué efectos tiene en Sumar una posible repetición electoral que seguramente tensionará las costuras del frágil equilibrio interno de la plataforma de Yolanda Díaz, donde hoy unos mandan más que otros.
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