Rafael Ordóñez, autor de ‘Amor y Furia’: “Podemos estar asistiendo al fin del mundo mientras nos tomamos un mojito con una pajita de papel”

El periodista, sociológo y politólogo analiza cómo las nuevas generaciones han empleado el activismo para hacer frente a la emergencia climática en un ensayo sobre el futuro y el presente del planeta

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Rafael Ordóñez y la portada de 'Amor y Furia: Activismo frente a la emergencia climática'
Rafael Ordóñez y la portada de 'Amor y Furia: Activismo frente a la emergencia climática'

Hace unas décadas, los chicos se enamoraban con el calor. Ahora, prefieren estar en casa con las persianas bajadas, con una botella de agua bien fría y con el ventilador o el aire acondicionado trabajando más que Kiko Rivera en una noche de desenfreno marbellí. En la última semana, varios lugares del planeta (en Europa, China o Estados Unidos) han superado sus temperaturas máximas históricas.

En España, la ola de calor recién superada (y ya es la tercera en lo que llevamos de periodo estival) ha dejado a su paso temperaturas de hasta 45 grados, además de tres fallecidos a causa de las altas temperaturas ejecutadas por la canícula. Cada año serán, además, “más intensas, más largas y más a menudo”. Este es uno de los análisis que plantea Rafael Ordóñez en Amor y Furia. Activismo frente a la emergencia climática (Tres Hermanas), un ensayo en el que analiza cómo las nuevas generaciones reaccionan -entre la pasión y la ira- ante los problemas medioambientales coyunturales (y futuros). “Sin cambio climático, la ola de calor de esta semana en España no la habríamos tenido nunca”, indica el periodista, sociólogo y politólogo a Infobae España.

El libro apunta a figuras como la de Greta Thunberg, la sueca que un día, volviendo a casa después de la jornada escolar, le preguntó a su madre por qué en el colegio le habían dicho que el planeta estaba agonizando, pero nadie hacía nada al respecto. De su capacidad de reacción, y posterior movilización, nació el Fridays for future (una huelga escolar que llevó a miles de adolescentes y jóvenes a reclamar a dirigentes una mayor acción y preocupación ante la crisis climática.

De Thunberg a lanzar botes de tomate a cuadros que se subastan por millones de dólares en Sotheby’s, los jóvenes no quieren bajar la guardia en sus peticiones. “Hay gente que pasa de todo y otros, como los activistas, que están más concienciados”, explica Ordóñez, que considera que todos los perfiles que entrevista y perfila en su libro “hacen un proceso persona e interior” con el objetivo de tener la conciencia tranquila “de haberlo, por lo menos, intentado”.

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La activista climática sueca Greta Thunberg, a la derecha, asiste con otros activistas a una manifestación ante el Parlamento Europeo, el 11 de julio de 2023 en Estrasburgo, Francia (AP Foto/Jean-Francois Badias)
La activista climática sueca Greta Thunberg, a la derecha, asiste con otros activistas a una manifestación ante el Parlamento Europeo, el 11 de julio de 2023 en Estrasburgo, Francia (AP Foto/Jean-Francois Badias)

Los tomates de Van Gogh

La palabra ‘catastrofismo’ se suele emplear, de forma despectiva, para resaltar la actitud de estos jóvenes activistas. Un término que el autor de Amor y Furia rechaza por completo. “¿Cómo informas a alguien de que nos encaminamos a una España desertizada? ¿Cuento un chiste en medio?”, ironiza el periodista. Los jóvenes que anhelan una mayor implicación a presidentes, dirigentes y organismos europeos “tienen miedo al colapso real del planeta”, pues llegará un punto en el que las temperaturas “serán tan altas” que no se podrá vivir en algunos países determinados.

De su preocupación y ecoansiedad múltiple nace un eco, un grito de ayuda, pero también de reacción. “Ellos hacen ruido y meten presión porque los años que vienen son claves para esta lucha”, explica Ordóñez. Cuando dos jóvenes se aventuraron a lanzar una lata de tomate -y no de las de Andy Warhol- a Los Girasoles de Vincent van Gogh (una acción que tuvo un efecto llamada en otros museos y galerías), el foco estuvo más en la superviviencia del lienzo (acristalado) que del motivo que llevó a dos jóvenes a sortear la cualidad tangible del arte actual.

“Si esa ira fuese equivalente a visitas en museos, éstos estarían tan llenos como el Bernabéu”, relata en relación a las reacciones viscerales tras la acción de la National Gallery de Londres. “Sólo hacemos caso cuando hacen estas cosas, no cuando se presentan informes científicos, y eso les lleva a seguir por esta línea”, puntualiza.

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Manifestantes ecologistas tiran sopa de tomate sobre 'Los girasoles' de Vincent van Gogh para exigir al gobierno británico que ponga fin a los nuevos proyectos de extracción de gas y petróleo (AFP)
Manifestantes ecologistas tiran sopa de tomate sobre 'Los girasoles' de Vincent van Gogh para exigir al gobierno británico que ponga fin a los nuevos proyectos de extracción de gas y petróleo (AFP)

‘Agenda 2030′ y política

En la anticipación a ciertos fenómenos climáticos está la clave. De ahí que las políticas y los consensos medioambientales se erijan como un pilar trascendental del desarrollo y la supervivencia. En España, en plena resaca electoral, el programa para hacer frente a la crisis medioambiental se sitúa en el eje principal.

“Si Feijóo gana las elecciones va a tener que ignorar a Vox para seguir adelante con la Agenda 2030 y con todos los consensos científicos internacionales y, si no está al día, tendrá que aprendérselo, como el inglés”, indica Ordóñez. Si el Partido Popular forma coalición con la formación que dirige Santiago Abascal, “dar marcha atrás” en algunas de las cuestiones medioambientales implementadas por el Gobierno de Pedro Sánchez “sería suicida”.

“El PP ya se equivocó con el impuesto al sol, que ralentizó la implementación de las energías renovables”. En el caso de no haber llevado a cabo esta acción, España hubiese estado “mejor preparada para la crisis que ha venido con la guerra en Ucrania”, apostilla.

Pedro Sánchez y Alberto Núñez-Feijóo (Reuters)
Pedro Sánchez y Alberto Núñez-Feijóo (Reuters)

La importancia de apostar por políticas medioambientales va más allá de una etiqueta. “Este año es el más caluroso que hemos vivido nunca, pero probablemente sea el menos caluroso de nuestras vidas”, un mantra que ha convertido la emergencia climática en una crisis social. “El calor está matando a gente mayor que no se puede permitir poner el aire acondicionado porque tiene una pensión muy baja”, una situación que no se da únicamente entre la pirámide poblacional de edad avanzada.

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Para el autor de Amor y Furia, las altas temperaturas, los incendios y la incesante sequía también repercuten en el turismo, el principal motor de actividad de la nación. “A Benidorm no vas a pasar calor o a sufrir”, una situación que es cada vez más común por “el agua caliente” del Mar Mediterráneo o “la arena que arde”.

En este amalgama de complicaciones se suele destacar la labor individual como la clave del cambio. Una afirmación con la que Ordóñez no está del todo de acuerdo. “Se ha puesto mucho el foco en medidas que calman conciencias, pero podemos estar asistiendo al fin del mundo mientras nos tomamos un mojito con una pajita de papel”, una situación “absurda” que hace que el peso recaiga “sobre las acciones individuales”. “Que yo recicle un brick no va a cambiar el mundo, quizá sería más efectivo no tener el supermercado lleno de plásticos”, concluye el periodista.

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