“23-J, a todo o nada”, así podría titularse el nuevo capítulo de Manual de resistencia, la biografía de Pedro Sánchez. El presidente de España lo ha vuelto a hacer y cuando todos lo daban por perdido él ha demostrado que ante la adversidad se crece. En estas elecciones generales, Sánchez ha resistido por enésima vez y previsiblemente podrá repetir la coalición del gobierno que lo llevó a La Moncloa hace cuatro años, apoyándose en los partidos a su izquierda y en las formaciones regionalistas. Esta vez, sin embargo, conseguir los apoyos parace aún más difícil, pero el líder del PSOE de adversidades va sobrado.
Los socialistas han conseguido 122 escaños este domingo, dos más de los obtenidos en 2019. De esta manera, Sánchez precisa 54 votos más para que el Congreso lo vuelva a designar al frente del Gobierno español. Los síes que tiene asegurados son los 31 que ha cosechado Sumar. La hasta ahora vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y el propio Sánchez no han dudado en reafirmar que su deseo siempre ha sido reeditar la coalición de la pasada legislatura por lo que, aunque se espera también nuevas negociaciones y reparto de Ministerios, el acuerdo entre ambos se da por descontado.
Te puede interesar: El “mentiroso y manipulador” Tezanos da la sorpresa como Sánchez: el CIS no iba desencaminado
A partir de aquí, ya con 153 votos a favor, la cosa a Sánchez se le puede hacer cuesta arriba y, con seguridad, tendrá que ceder a las peticiones de al menos cinco formaciones para formar gobierno. Arnaldo Otegi, el líder de EH Bildu, ya ha asegurado que los escaños de la izquierda abertzale impedirán un ejecutivo de la derecha y la ultraderecha y se ha mostrado dispuesto a llegar a acuerdos con el PSOE. Bildu, que este 23-J ha sumado un escaño hasta los seis diputados dando el sorpasso al PNV en el Congreso, se prevé quizá como el grupo más fácil de convencer, aunque su apoyo no será ni mucho menos gratuito.
También el Partido Nacionalista Vasco, histórica formación bisagra para la conformación de gobierno a ambos lados del arco político, será otra vez indispensable al contar con cinco diputados. Aitor Esteban, el portavoz del PNV en el Congreso, se ha pasado toda la campaña electoral asegurando que su partido no iba a apoyar un gobierno del Partido Popular por haber cruzado una línea roja al aliarse con Vox en distintas circunscripciones tras el 28-M. Además, el próximo año hay elecciones autonómicas en Euskadi y el PNV, con el crecimiento que viene experimentando Bildu, no puede permitirse ser la muleta de Feijóo en Madrid. No obstante, esto no quiere decir que vaya a regalar sus votos al PSOE así sin más, el PNV siempre saca tajada.
El apoyo de los independentistas catalanes
Con los 11 votos de los partidos regionalistas vascos, Sánchez tendría 164 síes, cifra aún insuficiente para permanecer en La Moncloa, lo que obliga a volver la vista a Cataluña. Allí, los partidos independentistas se prevén el hueso más difícil de roer para el líder del PSOE. A pesar de que los partidos independentistas no han obtenido un buen resultado este 23-J, quedando como cuarta (ERC) y quinta fuerza (Junts) en su comunidad, sus escaños son de suma necesidad para repetir la coalición de izquierdas. Así, tanto Esquerra Republicana como Junts, con siete votos cada uno, han puesto énfasis en que no harán presidente a Sánchez a cambio de nada y la palabra referendo seguramente sea dicha en las negociaciones.
Te puede interesar: Pedro Sánchez presume de los resultados del 23-J: “El bloque involucionista de PP y Vox ha fracasado”
“Nuestra prioridad es Cataluña, no es la gobernabilidad del Estado. No nos moveremos ni un milímetro. Nosotros sí tenemos memoria”, ha sentenciado la candidata de Junts, Miriam Nogueras. De todas formas, Junts no se plantea votar sí a la investidura de Sánchez, sino como mucho abstenerse para que el socialista salga elegido en una segunda votación, cuando solo se precisan más síes que noes. Por su parte, el dirigente de ERC Gabriel Rufián ha dejado claras cuáles serán las exigencias de ERC en una posible investidura de Sánchez: acabar con el déficit fiscal, el traspaso de Rodalies y “que nadie se levante de una mesa de negociación”.
Los 14 votos de los catalanes -con los que se sumaría 178 apoyos- son esenciales para Sánchez, como también lo es el único diputado que ha cosechado el Bloque Nacionalista Galego (BNG), formación que en 2019 votó en contra de la investidura del líder socialista. En aquella oportunidad el voto del nacionalismo gallego no era necesario, ahora es imprescindible.
Seguir leyendo: