El Partido Popular ha ganado estas elecciones generales y nadie puede negar lo evidente. Sin embargo, Alberto Núñez Feijóo tiene muy difícil gobernar, dado que los resultados arrojados por las urnas han sorprendido a ambos lados del arco político español. De nada le sirven al PP los 47 diputados obtenidos de más respecto a los comicios de 2019 –que en la práctica es la mayor subida de escaños en la historia de la formación conservadora–, ya que no le son suficiente para formar gobierno. Pero en política los imposibles no existen.
Muy lejos de la tan deseada mayoría absoluta, esas que tan bien conoció mientras gobernó Galicia, Feijóo se verá obligado ahora a negociar con otros partidos para intentar llegar a la Moncloa. Antes, no obstante, debe ser el rey, de acuerdo al artículo 99 de la Constitución, el que lo designe para tratar de conformar gobierno en su nombre, algo que tampoco tiene asegurado a pesar de ser el candidato más votado.
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De obtener el visto bueno de Felipe VI, el candidato popular tendría que empezar por tantear a Vox. Los 33 diputados del partido de Santiago Abascal son imprescindibles para intentar desalojar a la izquierda del gobierno de España. La ultraderecha seguramente le cobrará caro su apoyo a Feijóo y, a pesar de haber perdido 19 escaños, exigirá más de una silla en un posible Consejo de Ministros de un ejecutivo de derechas.
De todas formas, al PP no le alcanza únicamente con la ultraderecha, con quien suma 169 diputados, por lo que tendría que rascar al menos otros siete apoyos más en partidos regionales. Uno que seguramente le otorgue su voto sin mucho esfuerzo es la Unión del Pueblo Navarro (UPN), que ha conseguido colocar un diputado en el Congreso. Otra formación con la que seguramente hable Feijóo es Coalición Canaria, que de los dos parlamentarios que tenía hasta hora sea ha quedado con tan solo uno. Previsiblemente, Cristina Valido le exigirá al PP algo más que UPN, pero asegurarse su apoyo tampoco le costará demasiado a los populares. Así, Feijóo estaría a tan solo cinco síes de la mayoría absoluta.
PNV, de nuevo el partido bisagra
El Partido Nacionalista Vasco (PNV) tiene un largo historial de otorgar sus votos tanto a la derecha como a la izquierda española. Sin ir más lejos, en 2018, facilitó la aprobación –tajada mediante– de los que serían los últimos presupuestos del Partido Popular, con Mariano Rajoy en la Moncloa. Y solo una semana después fue determinante para que triunfara la moción de censura que catapultó a Pedro Sánchez, después de que este le asegurara que no cambiaría ni coma de las cuentas confeccionadas por el PP.
Ahora, los cinco diputados cosechados por los conservadores vascos, uno menos que los conseguidos por EH Bildu, son fundamentales tanto para Feijóo como para los socialistas. Otra vez, los votos de un partido que defiende la independencia del País Vasco son decisivos para que España tenga gobierno. Sin embargo, el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, se ha pasado la campaña aseverando que Feijóo había cruzado una línea roja respecto a sus alianzas con la ultraderecha y que su partido de ninguna manera apoyaría un gobierno de coalición del Partido Popular con Vox. Habrá que ver si los vascos, que afrontan elecciones en Euskadi el próximo año, se atreven a romper su palabra, arriesgándose así a seguir perdiendo apoyos en favor de EH Bildu. Cosas más raras se han visto en política, el arte de lo posible.
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