En menos de un año en las filas de Aston Martin, Fernando Alonso ya es el mejor piloto de la historia de la escudería británica. Sus 139 puntos en lo que va de Mundial de Fórmula 1 le han situado tercero en la clasificación, llevando a los verdes a idéntica posición entre los constructores. Unos números ahora ensombrecidos por el bajón de las últimas carreras, pero que cualquiera habría firmado antes de que empezase la temporada: en estos momentos de cierta desilusión entre los aficionados españoles, conviene recordar que nadie esperaba el pelotazo de los de Silverstone no hace tanto.
Porque los seis podios en once carreras protagonizados por el bicampeón del mundo de Oviedo en 2023 son una auténtica gesta, sean o no mejorados próximamente. Alonso y Aston Martin han conseguido meterse entre los equipos más pujantes del Gran Circo con una rapidez inusitada cuando todo apuntaba a que habría que armarse de paciencia para alcanzar la élite. Los datos no engañan: el segundo puesto de Sebastian Vettel en el Gran Premio de Azerbaiyán de 2021 era un auténtico oasis en el desierto hasta que Magic se puso manos a la obra.
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Lance Stroll puede dar buena cuenta de que nada tiene que ver el rendimiento pasado de su equipo con el actual, porque él estuvo allí. En 2022, el mejor resultado de Aston Martin a estas alturas de temporada era un sexto puesto, también de Vettel y también en Bakú. Spoiler: ni el alemán ni el canadiense, ahora compañero de Alonso, llegarían más lejos después. De ahí que el concurso sea ya de sobresaliente al borde del parón veraniego.
¿Qué le pasa a Aston Martin?
A pesar de todo, la decepción flota en el ambiente tras los terceros puestos casi consecutivos de Alonso en Baréin, Arabia, Australia y Miami (entre medias, un cuarto lugar en Azerbaiyán) y, sobre todo, la segunda posición en Mónaco. Fue en la prueba más icónica de la F1 donde estuvo más cerca de llegar la ya famosa 33. Sin embargo, esa victoria se resiste, y todo apunta a que puede seguir haciéndolo. Desde el ‘casi’ monegasco, han caído una séptima posición en España, otro segundo puesto digno de euforia en Mónaco y, lo que más pesa ahora, el tríptico con sabor a crisis: quinto en Austria, séptimo en Gran Bretaña y noveno en Hungría.
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“Este año es un año de aprendizaje buenísimo para Aston Martin porque nos hemos encontrado con un coche por encima de lo que pensábamos en cuanto a prestaciones, y todavía no somos un equipo para estar en Champions. Necesitamos más recursos aquí, menos allá, otro ritmo de evoluciones, a lo mejor. Necesitamos reforzar el equipo en ciertas áreas para ser tan grandes como Ferrari, Mercedes, Red Bull”, exponía Alonso en AS este fin de semana. Por mucho que algún fan se tire de los pelos en estos momentos después de ilusionarse tanto en las primeras carreras, se contaba con que el resto de equipos mejoraría de forma paulatina.
Mención especial merecen, en este sentido, Mercedes, McLaren y, en menor medida, Ferrari: Aston Martin se ha mantenido, pero el resto ha reaccionado. Tampoco le han ayudado los nuevos neumáticos de Pirelli. Todo lo contrario. Y ni siquiera los circuitos teóricamente más idóneos para el coche, como podía ser el de Hungría. Por tanto, sólo cabe una opción: apretar los dientes (lo dice el propio Alonso) e intentar mejorar en las once citas restantes.
“Este año ya sé que voy a acabar cuarto, quinto o tercero; me da igual. Es más importante empezar bien 2024 (llevan pensando en él ya “varios meses”) y tener opciones de tener un coche fuerte, como tuvimos este año a principios de temporada”, reconoció Alonso en Hungaroring. Por tanto, queda más que confirmado que la meta es a medio y largo plazo. El suflé, de momento, tendrá que bajar. Pero bastante ha subido, y más rápido de lo esperado. Alonso lo tiene claro: “Es un regalo todo lo que está pasando”.
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