La batalla más decisiva de Yolanda Díaz: sobrevivir al 23-J y consolidar a la izquierda ‘posPodemos’

Su nuevo proyecto se lo juega todo este domingo: obtener el suficiente apoyo para intentar gobernar en coalición con el PSOE y liderar por mucho tiempo un espacio político que había quedado huérfano

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Yolanda Díaz, en un acto
Yolanda Díaz, en un acto de campaña de Sumar (@Sumar)

Yolanda Díaz (A Coruña, 1971) se juega mucho este domingo electoral. Es, sin duda, su batalla política más decisiva desde que decidiera en 1999 dar el salto a la arena pública encabezando la candidatura de Izquierda Unida (IU) al Ayuntamiento de El Ferrol. Ha llovido mucho desde entonces. Díaz llega a la cita más importante de su carrera liderando un proyecto complejo y diverso que se tuvo que engrasar a marchas forzadas tras el adelanto electoral que Pedro Sánchez anunció por sorpresa. Porque Díaz no solo se juega sobrevivir a estos comicios obteniendo un buen resultado (o, al menos, uno digno). Se juega el futuro de la izquierda a la izquierda del PSOE, consolidar el espacio ‘posPodemos’. Demasiada responsabilidad.

Díaz, aseguran quienes la conocen, está orgullosa de lo conseguido hasta la fecha. Ella defiende que nunca, desde el año 1979, tantas formaciones políticas habían caminado juntas con un objetivo común. Entonces se trataba de afianzar la democracia tras una dictadura. Ahora, de renovar un Gobierno progresista y de frenar a la ultraderecha. Aunque todas las encuestas estén en contra y haya tenido que lidar con egos, filias y fobias, y las peculiaridades de una quincena de formaciones políticas que se han unido bajo las siglas de Sumar.

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Y, sobre todo, aunque haya tenido que gestionar la ruptura política y emocional que ha vivido con Pablo Iglesias, quien la eligió su sucesora cuando el líder de Podemos decidió dar un paso atrás y ‘abandonar’ la política activa, aunque siga haciendo política desde su nuevo púlpito mediático. El veto a Irene Montero fue el momento más delicado en la conformación de Sumar. Ella ha repetido hasta la saciedad que su plataforma no va de personas, va de ideas y de proyectos. Pero la carga de Montero, sentenciada por el fracaso de la Ley del solo sí es sí, era demasiado grande. En este caso concreto, sí iba de personas.

El choque con Podemos e Iglesias

Iglesias se ha sentido traicionado por su Yolandiña, como la llamaba cuando eran amigos. Y Podemos, en teoría el actor más importante del nuevo espacio de la izquierda, no ha estado todo lo comprometido que se esperaba en la campaña electoral. En cierta medida se juntaron el hambre con las ganas de comer. Ni los pablistas querían apoyar públicamente a Yolanda, ni Yolanda quería la implicación de ciertos dirigentes morados que la ponían a parir a sus espaldas.

Yolanda Díaz y Pablo Iglesias.
Yolanda Díaz y Pablo Iglesias.

No hay que olvidar que un sector de Podemos ha cuestionado abiertamente algunas de las propuestas que Sumar ha lanzado esta campaña, como la herencia universal, limitando además su intervención en aquellas circunscripciones que encabezan los morados. “Lo de Podemos ha sido un problemón”, explica una voz autorizada de Más Madrid, uno de los socios de Sumar que más han apoyado a Yolanda Díaz. “Porque viendo las encuestas necesitamos hasta el último voto. Las discrepancias que se han hecho públicas son una amenaza y pueden dejar en casa a la parte del electorado más fiel a Podemos”, que en Sumar cifran en 300.000 electores, un 12% del votante de Unidas Podemos en 2019.

Yolanda Díaz, no obstante, no ha querido entrar al trapo en cuitas internas y ha querido mostrar un liderazgo firme dentro de la coalición. Díaz, que será la primera mujer que encabece la candidatura de una de las principales formaciones desde el comienzo de la democracia, decidió que su cara esté presente en la papeleta que se encontrarán los ciudadanos en los colegios electorales. La candidata tiene un alto grado de conocimiento entre la población, de un 96,5%, según el CIS. Además, ha sido durante esta legislatura la ministra más valorada del Gobierno.

Campaña en positivo

Por eso, la líder de Sumar empezó la campaña olvidándose de estridencias e insultos y apostando por poner en valor sus propuestas, que en algunos casos han marcado la agenda pública, como con su medida para reducir la jornada laboral a 32 horas semanales o la herencia universal. “Una campaña en positivo pensando en el futuro, recordando los logros conseguidos en el Gobierno de coalición, pero recalcando lo mucho que todavía queda por hacer”, explican desde Sumar. El objetivo ha sido presentar un proyecto transversal, que no solo atraiga a votantes progresistas, sino que también convenza a autónomos, jóvenes, mujeres y pensionistas. Y con un objetivo secundario pero no menos importante: “Sumar no es Podemos”.

Para ello, Yolanda Díaz ha presentado un equipo con caras relativamente nuevas y preparadas. Su jefe de campaña ha sido el eurodiputado Ernest Urtasun. Ha sumado a sus filas al diplomático Agustín Santos Maraver, al economista Carlos Martín Urriza, a la activista saharaui Tesh Sidi o la activista por los derechos LGTBI Elisabeth Duval. Pero la actual vicepresidenta del Gobierno también sabía que tenía que pescar en Podemos una vez ganado el duelo por el veto a Montero. Sumar incorporó en puestos de visibilidad a Pablo Bustinduy como responsable del área internacional, a la eurodiputada María Eugenia Rodríguez Palop como coordinadora de programa, el economista Nacho Álvarez como portavoz económico o a Alejandra Jacinto como portavoz en materia de Vivienda. Cuadros de Podemos que han entendido que había que sumar porque “nos estamos jugando el futuro del país”.

La secretaria general de Podemos
La secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, en uno de sus pocos actos de campaña de Sumar (EFE/Ángel Medina G)

Ione Belarra, secretaria general de Podemos, ha tenido por su parte un papel más discreto en campaña, con muy pocas intervenciones, pero muy disciplinado. Ha ido allí donde se le ha pedido. Por ejemplo, acompañó este viernes a Yolanda en el acto final de campaña. Un acto en el que, por ejemplo, no intervino Íñigo Errejón, aunque estaba inicialmente previsto. Errejón y Belarra no compartieron escenario. Hay heridas que todavía no han cicatrizado.

Pero en esta campaña también hemos visto a una Yolanda Díaz con una doble cara. El debate a dos entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo (que el presidente perdió claramente), supuso un punto de inflexión. Las encuestas que iba manejando Sumar tampoco ayudaban. No despegaban todo lo deseado. Hubo incluso quien deslizó que quizás en esta última semana de campaña “no hubiera venido nada mal contar con Irene Montero si las cosas hubieran sido de otra manera”. Montero es más vehemente, más emocional, más agresiva, cualidades que algunos echaban de menos en campaña.

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“Porque no todo gira sobre la empatía. A veces hay que tener más colmillo en una campaña electoral”, señala un cuadro de Podemos. Aunque Yolanda Díaz ha intentado siempre bajar el ruido en el debate político y ha tratado de mostrar su lado más humano (no ha faltado el vídeo familiar hablando de sus padres y sus orígenes), el debate a dos, como hemos dicho, cambió las cosas. Hacía falta un giro para motivar al electorado más progresista. Se vieron entonces destellos de una Díaz más contundente, que endureció su discurso y su tono contra Feijóo. La relación del líder del PP con el narcotraficante Marcial Dorado despertó a una nueva Yolanda.

“Sería muy bueno que en un debate ante la sociedad española le explique a una generación perdida de jóvenes que murieron por la droga qué relaciones tenía con Marcial Dorado mientras las madres que luchaban contra la droga estaban defendiendo sus derechos. Explíquenos qué hacía usted con Marcial Dorado cuando toda España sabía quién era […] Explíquenos cuáles eran sus amistades. Hay ayuntamientos enteros en Galicia de madres que representan la dignidad de nuestro país. Las madres que veían cómo sus hijos se morían sin compasión, y mientras tanto Feijóo tenía una amistad íntima con uno de los mayores narcotraficantes del mundo. Venga al debate el día 19 y explíqueles a los españoles cuál era su relación con el narcotráfico”, señalaba en un acto en Madrid.

Tercer puesto

En líneas generales, en Sumar están satisfechos con la campaña realizada, sobre todo después del último debate a tres en RTVE en el que Yolanda Díaz salió reforzada. El principal objetivo es ser la tercera fuerza política del país por delante de Vox, clave para tener posibilidades de repetir un gobierno de coalición con el PSOE. El sistema electoral es muy proporcional en las grandes ciudades, donde Sumar es más fuerte, pero penaliza a las formaciones más pequeñas en los lugares menos poblados, donde Sumar parte con cierta desventaja, ya que se supone que en la España rural tiene más arraigo el partido de Santiago Abascal. La clave está en las 29 provincias más pequeñas, las que reparten cinco diputados o menos.

Acto de Yolanda Díaz y
Acto de Yolanda Díaz y de Sumar en Madrid.

El PSOE lo sabe, y en campaña ha jugado a un doble equilibrio: apela al voto útil que solo puede venir robándole votantes de Sumar, pero al mismo tiempo no interesa que la formación de Díaz obtenga un mal resultado. “Yolanda es una candidata capaz, es una mujer con fuerza y con criterio. Podemos hacer que las cosas fluyan y sean más fáciles y más funcionales a como lamentablemente han sido con Unidas Podemos”, señaló el presidente Sánchez en una entrevista en la Cadena Ser. Sánchez necesita a un Sumar fuerte, pero no en exceso. ‘Yolandiña’ se lo juega todo este domingo. Librará su batalla más decisiva 24 años después de entrar en política. No solo se juega su supervivencia política (un mal resultado alentaría los ajustes de cuentas), sino la capacidad de liderar durante mucho tiempo un espacio que había quedado huérfano.

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