Testarudo, vehemente, luchador y poco diplomático. Estos cuatro adjetivos definen al ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, un economista que llegó al Gobierno de Pedro Sánchez en 2020 desde la presidencia de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) para convertirse en azote de la oposición y de algunos de sus compañeros de Gobierno que se oponían a sus proyectos.
Con la impronta que da haber nacido en diciembre en Albacete y la genética de su padre, el traumatólogo Joaquín Escrivá Reig, que fue presidente del Albacete Balompié, Escrivá ha conseguido a golpe de constancia sacar adelante en esta legislatura dos de las medidas que más incidencia han tenido en la población: la reforma de las pensiones, que ha beneficiado a 10 millones de pensionistas al aumentar sus prestaciones un 8,5% en función de la subida del IPC, y la puesta en marcha del ingreso mínimo vital, cuyo objetivo es ayudar a tres millones de personas en riesgo de pobreza.
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Otras de sus medidas ‘estrella’ han sido los fondos públicos de pensiones de empleo, que ha conseguido lanzar ‘in extremis’, en el último Consejo de Ministros celebrado el 18 de julio. Dio su palabra de que verían la luz antes de terminar la legislatura y la ha cumplido.
Frente al mundo
El camino para sacar adelante estos proyectos no ha sido fácil. Además de bregar contra las críticas de la oposición, de los empresarios y de expertos en economía que aseguraban que la reforma de las pensiones pondría en peligro la sostenibilidad del sistema público de pensiones, se enfrentó a algunos de sus compañeros del Consejo de Ministros como Pablo Iglesias, que amenazó con romper la coalición de Gobierno si Escrivá aumentaba el periodo de cálculo de las pensiones -antes se habían llamado mutuamente mentirosos- o Yolanda Díaz, que se enfrentó a él por el mismo motivo, aunque la sangre no llegó al río.
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Una de las carencias de Escrivá es la diplomacia. No es su fuerte. Le falta mano izquierda como ha demostrado en reiteradas ocasiones al relacionarse con los periodistas. Solo hay que recordar cómo se enfadó en una entrevista que le hizo Carlos Alsina en Onda Cero a cuenta de las pensiones o cómo criticó que había prensa que ponía en su boca palabras que no había dicho.
También ha tenido rifirrafes con sus antiguos compañeros de la AIReF, en concreto, con su presidenta, Cristina Herrero. La última polémica tuvo lugar el mes pasado cuando el ministro criticó la “escasa calidad” de un informe elaborado por este organismo sobre el ingreso mínimo vital. a lo que la Herrero respondió reprochando el paso del ministro de la AIReF a la política. A su juicio, eso “no es bueno”.
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Mención aparte merecen sus desencuentros con Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, a cuenta de la subida de las pensiones, del incremento de las cotizaciones sociales y de los erte.
Tampoco ayuda a mejorar su imagen la fuga de cerebros de su ministerio; dos secretarios de Estado abandonaron sus cargos en un intervalo de 24 horas, el de Migraciones, Jesús Perea, y el de Seguridad Social, Israel Arroyo. Antes habían ‘huido’ varios directores generales. Aunque desde el ministerio señalaron que la marcha se debía a motivos personales, la rumorología apunta a que la causa fue el carácter bronco del ministro.
Experto en lo suyo
La falta de cintura política de Escrivá se compensa con sus conocimientos de economía y su brillante trayectoria laboral, reconocida por sus partidarios y detractores. Se licenció en Ciencias Económicas en la Universidad Complutense con premio extraordinario y es experto en análisis económico y en econometría.
Inició su carrera profesional en el Banco de España, donde desempeñó diferentes puestos en el Servicio de Estudios, y continuó en Europa como asesor del Instituto Monetario Europeo. Tras la creación de la Unión Monetaria, fue nombrado jefe de la División de Política Monetaria del Banco Central Europeo y entre 2012 y 2014 fue director para las Américas del Banco Internacional de Pagos de Basilea. Antes trabajó en el BBVA como economista jefe, primero, y, después, como director del Servicio de Estudios y managing director del Área de Finanzas Públicas.
En 2014, fue nombrado presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, cargo que dejó cuando Pedro Sánchez le llamó para nombrarlo ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
Ahora, con el trabajo hecho y sus principales reformas en marcha, el resultado de las próximas elecciones generales marcará su futuro. Si gana el PSOE, los analistas consideran que Escrivá sería un “pilar importante” del próximo gobierno de Pedro Sánchez, porque “tiene la confianza del presidente”. Si no gana... pretendientes públicos o privados no le faltarán.
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