João Félix lleva al límite su pulso con el Atlético de Madrid

El atacante eleva al máximo su desencuentro con el club rojiblanco al filtrar por sorpresa su deseo de recalar en el Barcelona. La afición ha atacado su placa en el Metropolitano

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Joao Felix durante un entrenamiento esta semana de ante la mirada de Simeone (EFE).
Joao Felix durante un entrenamiento esta semana de ante la mirada de Simeone (EFE).

En el verano de 2019, tras confirmarse la salida de Antoine Griezmann rumbo al FC Barcelona, la dirigencia del Atlético de Madrid tenía la misión de buscar un remplazo para su estrella. La tarea no era sencilla. El francés era uno de los mejores jugadores del mundo: tercero en la edición del Balón de Oro de 2018, acumulaba 50 goles y 25 asistencias en sus dos últimos cursos como colchonero. La huella era enorme, tanto como el botín que el atacante dejó en las arcas rojiblancas: 120 millones de euros. La dirección del Atlético decidió invertir todos y cada uno de ellos en un talento emergente del fútbol portugués de solo 19 años que llegaba de la mano del agente Jorge Mendes: João Félix. Cuatro años después, el club busca la manera de desprenderse del fichaje más caro de su historia.

La tensión entre el Atlético y João Félix ha llegado al límite después de que el delantero anunciase este lunes por sorpresa a través del periodista Fabrizio Romano su deseo de fichar por el FC Barcelona. “Me encantaría jugar en el Barça, siempre fue mi sueño desde niño. Si sucede, será un sueño hecho realidad para mí”, declaró João Félix. Unas palabras que han terminado de dinamitar una relación ya de por sí desgastada. De hecho, según recogen diferentes medios, como Marca, desde el Atlético consideran las declaraciones como una “falta de respeto y una muestra de poco profesional”.

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La afición rojiblanca, con la que João ya había tenido algún que otro desencuentro antes de su salida al Chelsea el pasado mercado invernal, tampoco ha encajado bien las palabras del futbolista. Algunos hinchas la han tomado con la placa que el jugador tiene en el Paseo de los Centenarios, en los cercanías del estadio Metropolitano. El distintivo dedicado al portugués ha aparecido rayado y a su lado podía leerse la frase “ve al Barça”, acompañada también de ciertos insultos. João, mientras, se entrenó un día más a las órdenes de Diego Pablo Simeone arropado por su hermano y su padre, presentes en las instalaciones del Cerro del Espino, en Majadahonda

Una situación irreversible

Pero más allá de su reciente declaración de intenciones, lo cierto es que la relación entre João Félix, el Atlético de Madrid y Simeone era ya irreconducible de antes. Es más, si fuese por los deseos de todos los involucrados, el portugués no formaría ya parte de la plantilla rojiblanca. Ni él quiere estar, ni Simeone quiere que esté. Tanto es así que ni siquiera tiene dorsal, pues el club le ha dado a Griezmann el ‘7′ que le pertenecía desde su llegada. Ahora mismo, es el último delantero del plantel.

Joao Félix, durante una sesión de entrenamiento esta pretemporada.
Joao Félix, durante una sesión de entrenamiento esta pretemporada.

Y es que la relación entre el jugador y el entrenador argentino está completamente rota, tal y como evidenciaron los dardos que se intercambiaron durante el préstamo del luso al Chelsea. Tras su salida, Simeone dijo que en su Atlético volvía “a verse un equipo reconocido”, ensalzando la unidad y el compromiso del grupo, mientras que el chico expresaba su felicidad por el estilo del conjunto londinense. “Es un equipo al que le gusta atacar, tener el balón, dominar el juego. Así que ese es el juego que me gusta practicar. Me siento muy libre para jugar aquí y como me gusta. Me encanta”, proclamaba.

Una salida compleja

Pero pese a los deseos de todos por separar sus caminos, lo cierto es que la salida de João Félix es una operación altamente compleja. El delantero, que ya quemó una bala con su fallida cesión al Chelsea, equipo que descartó un traspaso definitivo, quiere jugar la Champions. El Atlético, por su parte, busca al menos recuperar una cantidad decente de esos más de 120 millones que abonaron al Benfica en 2019. Hasta la fecha, la dirigencia rojiblanca no ha recibido ninguna oferta de este calibre. El Barça, club en el que desea jugar el joven portugués, todavía no ha movido ficha, aunque sí lleva un tiempo tras sus pasos y vería con buenos ojos su llegada. Su maltrecha situación económica es el único impedimento.

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Por el momento, mientras todas las partes buscan la fórmula, João Félix apura su relación con el Atlético de Madrid. Salvo giro radical, el fichaje más caro de la historia del club rojiblanco se marchará tras cuatro años (131 partidos, 34 goles y 18 asistencias) en los que nunca consiguió ser la estrella que imaginaron Miguel Ángel Gil Marín, Enrique Cerezo y Jorge Mendes. Al último le toca ahora enmendar el error.

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