Invertir ya no es cosa de ricos. Los pequeños ahorradores que dispongan de 1.000 euros pueden obtener rendimientos de hasta un 4% colocándolos en dos productos de inversión seguros y ahora muy en boga: las letras del Tesoro y los depósitos a plazo fijo.
La fiebre por las letras empezó a subir en España a principios de este año, cuando su rentabilidad se disparó hasta el 3%, al calor del incremento de los tipos de interés llevado a cabo por el Banco Central Europeo.
Te puede interesar: Las aseguradoras aprovechan la ‘tacañería’ de los bancos y les roban clientes al remunerar mejor el ahorro
Los ahorradores comprobaron cómo los rendimientos de la deuda pública se disparaban mientras que la gran banca española mantenía paralizados los de sus depósitos y optaron por las letras. Su hambre por ellas aún no se ha saciado debido a que su rentabilidad sigue al alza batiendo récords de una década. En las últimas subastas celebradas en julio, los intereses de las letras a tres meses han alcanzado el 3,5%, a seis meses, el 3,6% y a nueve meses y un año el 3,8%.
Los rendimientos de las letras son superiores a los de los depósitos a plazo fijo que da la banca española, cuya media en mayo se situó en el 1,64%, según datos del BCE. Por ello, las mejores oportunidades hay que buscarlas en los bancos extranjeros, con intereses que superan el 4%.
Depósitos vs. letras
Estos factores hacen que tanto las letras como los depósitos sean unos de los productos de ahorro más recomendados por los analistas a pequeños ahorradores con un perfil conservador, ya que, además de rentables, son seguros. Las primeras están avaladas por el Estado español y los segundos por los fondos de garantía de depósitos, que cubren un ahorro de hasta 100.000 euros en el caso de que los bancos quiebren.
“Las letras se han situado en el disparadero de los ahorradores más conservadores, cuyas opciones para sacar partido a su dinero siguen siendo algo limitadas”, apunta Estefanía González, portavoz de finanzas personales del comparador Kelisto.
Te puede interesar: Ahorradores, los grandes damnificados por la falta de competencia en la banca española
Con relación a los depósitos cree que “han mejorado notablemente su retribución” y se han convertido “en las mejores alternativas a las letras del Tesoro, tanto por su seguridad como porque permiten conocer de antemano los intereses que se conseguirán”. Entre ellos, recomienda los depósitos a un plazo de 12 meses o menor, con los que se pueden conseguir intereses de hasta el 4,15%.
Sobre qué producto es más recomendable en el actual contexto de mercado, señala que invertir en títulos deuda pública está “perdiendo atractivo frente a algunos depósitos: de hecho, solo son más rentables a tres meses, mientras que a seis y 12 meses hay alternativas más interesantes en depósitos como el 4.0 de Banco Mediolanum, con un 3,96% TIN, y el Depósito a 1 año de Banca Sistema, con un 4,15% TIN”.
Te puede interesar: La gran banca, bajo la lupa: el Gobierno y la CNMC investigan problemas de competencia en la remuneración de los depósitos
No obstante, todo depende del dinero que se tenga para invertir, ya que la cantidad mínima que exigen para contratarlos difiere. El valor nominal de cada letra del Tesoro es de 1.000 euros, por lo que esta será la cantidad mínima que se necesita para invertir en deuda pública, mientras que hay depósitos en los que se puede invertir a partir de un euro, pero los más rentables a 12 meses piden una cifra más elevada, en su mayoría 10.000 euros.
Gastos añadidos
También los gastos asociados a cada producto son distintos. En los depósitos, lo más habitual es que no se pague nada, ya que no tienen comisiones y el único producto vinculado que, en ocasiones, exigen contratar es una cuenta donde recibir los intereses, que normalmente es gratuita.
En el caso de las letras del Tesoro, la situación depende de si se opera directamente con el Banco de España o si se hace por medio de un intermediario. En el primer caso, la cuenta directa que hay que abrir en el Banco de España para operar con deuda pública sin intermediario no tiene coste, pero hay que pagar por las transferencias de efectivo: en concreto, una comisión del 1,5 por mil del importe que se transfiera, con un mínimo de 0,90 euros y un máximo de 200.
Si se opera con un intermediario financiero, no hay que contratar una cuenta directa, pero hay que hacer frente a otras comisiones dependiendo de la política de la entidad.
Seguir leyendo: