El curioso vínculo entre Alcaraz y los Borg: casi supera al padre en Wimbledon y sólo es diez días mayor que el hijo

El pasado domingo, el nombre de Carlos Alcaraz quedó asociado para siempre al de los múltiples campeones de Wimbledon que ha conocido la historia. Entre todos ellos, sobresale, en lo que tiene que ver con el español, toda una leyenda del tenis: Björn Borg. Nada menos que el último vencedor masculino del torneo con 20 años (y, en su caso, 27 días) hasta el advenimiento de Carlitos. Vencedor con idéntica edad, aunque un tanto más avanzada (72 días) que la que poseía el sueco en sus tiempos. Uno se impuso en 1976 y el otro en 2023 para convertirse en el segundo y el tercer ganador más joven, respectivamente, del Grand Slam de la hierba. Sólo el prácticamente insuperable Boris Becker (17 años y 227 días cuando triunfó en 1985) mejora sus registros.

Qué caprichoso puede llegar a ser el destino. Alcaraz se quedó a las puertas de superar la precocidad de un Borg cuyos cinco Wimbledon llegaron de forma consecutiva (1976, 1977, 1978, 1979 y 1980). Un mito con un total de 11 grandes durante su carrera (también se llevó seis Roland Garros: 1974, 1975, 1978, 1979, 1980 y 1981). Nombre propio de una saga tenística a la que ha dado continuidad su hijo Leo, el 437 del mundo ahora mismo. Alguien a quien el número uno, y aquí llega el dato digno de hacer explotar cabezas, apenas aventaja en diez días de vida.

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Sí, Alcaraz y Borg hijo nacieron en mayo de 2003. Y prácticamente a la vez: Charly lo hizo el día 5; Leo, el 15. Coetáneos sin lugar a dudas, el deporte de la raqueta ha sonreído mucho más al murciano por el momento: ya tiene dos majors (defenderá título en el próximo US Open) y ha cosechado hasta 137 triunfos desde que se hizo profesional en 2018. Por su parte, el retoño de Iceman ganó su primer partido ATP, para seguir con las casualidades de la vida, este martes. Casi 48 horas después de que un chaval de su quinta amenazase uno de los récords de su célebre progenitor. Ver para creer.

Como no podía ser de otra manera, el estreno victorioso de Leo Borg llegó sobre la tierra batida que tantas alegrías dio a su padre. Con el añadido de producirse en casa, en uno de los torneos veraniegos con más solera en arcilla: Bastad. Empezó a jugar con los profesionales en 2020, pero la victoria se le había resistido durante todo este tiempo. Al fin, se quitó ese peso de encima contra su compatriota Elias Ymer, número 166 de la clasificación (7-6 [5], 6-3).

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En clara progresión durante los últimos meses, Borg hijo, que había accedido al torneo disputado en su país por invitación, dio la sorpresa en primera ronda. Con un concurso muy loable en ITF este 2023 (un título y una final), hasta la fecha no ha conseguido despuntar en la élite como su compañero de generación. Un Alcaraz con el que coincidió en algunos eventos cuando ambos eran todavía más jóvenes, aunque sin llegar a tenerle al otro lado de la red.

“Le he visto jugar muchas veces y creo que es bueno para el tenis que vengan jugadores jóvenes de su nivel. Nunca nos hemos enfrentado, pero espero hacerlo en el futuro”, afirmaba a Marca en marzo de 2021 a colación del hoy mejor del ranking tenístico. Con otro español como Rafa Nadal como gran ídolo (llegó a formar parte de su Academia), Leo Borg ha dado el primer paso en pos de escribir su propia historia en el deporte que hizo grande al icónico Björn. ¿Llegará tan lejos como papá? ¿Volverán a cruzarse su camino y el de Alcaraz, esta vez sí con un partido de por medio? Sólo el tiempo lo dirá.

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