Que la reina Letizia es un icono de estilo y una de las royals mejor vestidas del planeta es algo más que comentado, pero lo cierto es que en Zarzuela no es la única que sabe encontrar el look perfecto para cada ocasión y dar una lección de elegancia. Y es que el rey Felipe VI, a pesar de estar estilísticamente a la sombra de su esposa, también puede presumir de acertar en cada una de sus apariciones.
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Uno de los últimos actos en los que el monarca ha dado cuenta de su impecable estilo ha sido la final de Wimbledon, donde fue testigo presencial desde la grada de la primera victoria de Carlos Alcaraz en el campeonato de tenis. En esta ocasión, Felipe llevó un look que el experto en moda Derek Guy ha calificado como “genial”.
Guy, editor del blog especializado Put this on, alaba la elección del rey para el partido y asegura que actualmente es “muy raro ver ese nivel de sastrería, incluso en los ricos”. El periodista deja claro que este acierto de Felipe no es un caso aislado y ejemplifica con imágenes y explicaciones por qué el monarca español es uno de los hombres famosos mejor vestidos.
Según su argumento, todos los trajes que luce el jefe de Estado parecen cortados por el mismo sastre. Y lo justifica con tres aspectos que se repiten en cada uno de sus looks: el cuello siempre está bien ajustado, las prendas no parecen tirar de ningún lado y las solapas de la chaqueta terminan justo entre el cuello y la clavícula, lo cual da una imagen de buena proporción.
El experto defiende que Felipe siempre luce “una proporción muy clásica y favorecedora” en sus estilismos, con pantalones bien proporcionados y chaquetas que terminan “a mitad de camino entre el cuello y el suelo”, además de mangas que “cuelgan muy limpiamente”.
Aunque estos detalles puedan parecer nimiedades, lo cierto es que la perfección estilística del rey contrasta con la mayoría de looks formales que visten las actuales celebridades, que suelen vestir mangas muy ajustadas “que nunca cuelgan limpiamente” y chaquetas “cortas y ajustadas” que dan la impresión de tener “caderas anchas”, algo que es un claro error para el analista.
“Muchos hombres insisten en usar pantalones muy ajustados, pero cuando no tienes una parte superior del cuerpo muy fina, acabas creando dos incómodos bloques que separan las mitades superior e inferior del atuendo. Parece un palito de helado”, explica Guy, que apunta que en el caso de Felipe siempre lleva pantalones “bien proporcionados”, por lo que las líneas de sus prendas fluyen y crean “un todo coherente”.
Uno de los ejemplos utilizados por el experto en moda es la ‘foto de familia’ de la última cumbre de la OTAN, donde solo el presidente estadounidense Joe Biden aprueba en lo que a longitud de los pantalones se refiere, ya que considera que el resto de mandatarios lucen perneras demasiado largas que no cuelgan limpiamente. En esa asignatura, sin embargo, Felipe también obtiene un sobresaliente en cada uno de sus actos públicos.
Si bien el rey tiene más complicado llamar la atención y causar el furor que provoca Letizia con sus prendas con mensaje o sus estilismos low cost, no es menos cierto que el monarca sabe sacarse partido y favorecer su figura gracias, hay que decirlo, a un impecable trabajo de sastrería. “La línea de los hombros del rey Felipe está ligeramente extendida, el área del pecho un poco más llena. Hay un poco de ‘redondez’ en la mitad superior de su chaqueta, lo que da la ilusión de una figura más atlética debajo”, añade el periodista.
Para terminar, el experto destaca un detalle sutil pero que marca la diferencia: la corbata. Y es que Felipe siempre opta por el nudo ‘four in hand’, que para Derek Guy es “el único que debe usarse” ya que “es pequeño, de buen gusto y no crea un nudo del tamaño de una albóndiga bajo la barbilla”.
Con todos estos datos, es evidente que mientras Letizia acapara miradas y titulares con sus estilismos, Felipe no desentona y está a la altura con unos trajes a medida que, tal y como se ha podido comprobar gracias al trabajo de este experto, esconden un minucioso trabajo detrás para encontrar las proporciones perfectas y más favorecedoras para una figura en la que la imagen pública es primordial.
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