Ahorradores, los grandes damnificados por la falta de competencia en la banca española

La escasez de competidores en el mercado hace que los intereses que los bancos españoles dan por sus depósitos sean un 33% más bajos que los que se ofrecen de media en la UE

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Fachada del edificio de CaixaBank. Eduardo Parra / Europa Press
Fachada del edificio de CaixaBank. Eduardo Parra / Europa Press

Cada vez son más las voces que aseguran que la competencia bancaria en España está bajo mínimos, lo que ha facilitado a los seis grandes bancos españoles -Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankinter y Unicaja- no subir la rentabilidad por los depósitos a plazo fijo al ritmo que el Banco Central Europeo ha incrementado en el último año los tipos de interés hasta colocarlos en el 4%.

“En el mercado bancario español no hay competencia, lo que sí existe es una colusión tácita por la que los bancos se coordinan a través de su comportamiento en el mercado”, señala Fernando Zunzunegui, socio fundador de Zunzunegui Abogados y profesor de Derecho del Mercado Financiero en la Universidad Carlos III de Madrid.

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No es el único. También la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, está en esa línea. Sospecha que existen problemas de competencia y por ello ha pedido a la Comisión Nacional de los Mercado y la Competencia (CNMV) que investigue los motivos por los que la gran banca no ha incrementado la remuneración por el pasivo para ganar cuota de mercado, y más cuando pueden hacerlo, ya que sus beneficios han marcado récords históricos este año.

La primera en levantar la liebre fue Cani Fernández, presidenta de la CNMC, al asegurar que puede existir una falta de competencia, pero sin acuerdos expresos entre los bancos que se puedan sancionar. Considera que “se adaptan a lo que hacen los demás en un mercado transparente” y “con la mera observación de lo que hacen los otros, les basta para tomar decisiones”. Lo que significa que hasta que uno de los grandes no mueva ficha, no la moverá ninguno.

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Fernández tiene ahora en su mano descubrir si existen problemas de competencia o no. En caso afirmativo, Calviño se ha mostrado dispuesta a atajarlos mediante cambios legislativos para obligar a la banca a subir la rentabilidad de sus plazos fijos.

El poder de las multas

Otra forma de terminar con los problemas de competencia la propone Zunzunegui. Sería “sancionar a la gran banca que actúa en su beneficio coordinado los precios”. Por ello, califica de “positiva” la investigación de la CNMV, ya que, dependiendo de sus resultados, “podría conseguir que volviera la competencia bancaria al mercado español”.

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Otro factor que la incrementaría sería, a su juicio, “favorecer la entrada en nuestro país de banca extranjera y de fintech, -empresas que utilizan la tecnología para ofrecer servicios financieros- dado el comportamiento alineado de la gran banca española”.

Pero, por el momento, los principales penalizados con esta situación son los ahorradores, que ven cómo los intereses que dan los bancos españolas por los depósitos son un 33% menores que los que ofrece de media la banca europea. En España, la rentabilidad de los plazos fijos en mayo fue del 1,64%, frente al 2,46% de la media europea.

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“Sí existe competencia”

Por su parte, la banca niega que existan problemas de competencia y Alejandra Kindelán, presidenta de la Asociación Española de Banca (AEB), no se cansa de repetirlo: “En España existe una fuerte competencia en el sector bancario, generada por los bancos grandes, medianos y pequeños, como las cajas rurales”.

La férrea convicción de Kindelán contrasta con el resultado del índice Herfindahl-Hirschman, que mide el nivel de concentración y de competencia de los sectores económicos. Indica que la concentración bancaria producida en los últimos años en España reduce la competencia del sector a mínimos históricos. Argumenta que el año pasado la cuota de mercado de los cinco mayores bancos del país era del 70%.

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Zunzunegui no está de acuerdo con esta tesis. Afirma que la concentración bancaria no ha generado la falta de competencia, ya que “en España la concentración es menor que en otros países de nuestro entorno como Suiza” y cree que esta es “una tendencia universal”.

Tampoco los analistas de la cátedra del Observatorio de la Realidad Financiera (ORFIN) de la universidad de Alcalá creen que la reestructuración del sector bancario español, que comenzó con la crisis económica de 2008 y que ha reducido el número de entidades, sea la causa. Coinciden con la opinión del director adjunto de investigación de IVIE, Joaquín Maudos, para quien “la concentración bancaria no implica necesariamente una reducción de la competencia, sobre todo teniendo en cuenta el avance hacia la unión bancaria europea”.

Es más, desde el BCE apuntan que “la consolidación puede ayudar a los bancos de la zona de euro a lograr economías de escala, ser más eficientes y mejorar su capacidad para afrontar nuevos retos como la digitalización”.

Sea cual sea la causa de la falta de competencia, lo que está claro es que los principales beneficiados de ella han sido los grandes bancos que, según ha calculado el Banco de España, se ahorraron el año pasado más de 3.250 euros por no aumentar la remuneración de los depósitos. A lo que hay que sumar lo que se han ahorrado en el primer trimestre de este año.

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