Google Trends es una herramienta que te dice qué está buscando la gente en Internet. Un buen termómetro para ver tendencias sobre los temas de moda, sobre qué están consultando los usuarios en la red a tiempo real. El pasado 11 de julio, la quinta posición en el ranking de consultas era ‘Txapote quién es’. El nombre estaba de rabiosa actualidad. ‘Que te vote Txapote’ se ha convertido ya en esta campaña electoral en toda una soflama política que enfrenta a carra de perro a la derecha y a la izquierda.
Lo que comenzó como una broma de mal gusto que poco a poco se extendió por las calles y las redes sociales, acabó inundando a las instituciones y enfrentando a las víctimas del terrorismo. Ese 11 de julio, el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE), la Fundación Fernando Buesa y 21 víctimas de ETA a título individual hicieron público un comunicado solicitando a la clase política y a la sociedad que dejaran de usar ese eslogan porque supone “una banalización del terrorismo”.
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Horas después, otro centenar de víctimas (encabezadas por Dignidad y Justicia) lanzaban otro comunicado en el que defendían la utilización de la polémica frase porque, en su opinión, “tiene todo el sentido del mundo en este momento” al considerar que Pedro Sánchez “ha culminado el plan de acercamiento de etarras a cárceles vascas y navarras, lo que representa una traición a Miguel Ángel Blanco y a todas las víctimas”. ETA se ha instalado ya de lleno, otra vez, en unas elecciones.
Y mientras tanto un gran número de españoles buscaban en Google quién es Txapote. Es el alias de guerra de Francisco Javier García Gaztelu, 57 años, exjefe de los comandos de ETA, uno de los terroristas más crueles en la negra historia de la banda, que actualmente cumple 450 años de cárcel en la prisión de Zaballa, en Álava. Recluido en el módulo 3 de esta moderna cárcel, es uno de los 69 presos etarras internos en este centro, “todo un líder para la comunidad etarra de Zaballa”, señalan fuentes penitenciarias.
Zaballa se inauguró a finales de 2011 y costó 103 millones de euros. Es una prisión moderna de 80.000 metros cuadrados (el equivalente a 18 campos de fútbol) que dispone de 720 celdas de 13 metros cuadrados, así como otras 152 para atender situaciones extraordinarias. Tiene seis módulos de respeto que exigen a los internos una mayor responsabilidad. Entre ellos, el 9 es de mujeres y el 6 acoge a personas con problemas de salud mental. Por otro lado están los módulos residenciales, el 3 y el 5 para hombres y el 10 para mujeres. ‘Txapote’ está en el 3 y su pareja sentimental, Irantzu Gallastegi alias ‘Amaia’, en el 10.
Así es la prisión en la que permanece Txapote
El centro también tiene un módulo sociocultural, un amplio polideportivo con gimnasio, biblioteca, sala de cine, frontón, e incluso una piscina cubierta. Luego hay otra zona destinada a los talleres de trabajo, la lavandería, cocina, panadería y el módulo de enfermería. Zaballa carece de torres de control, como las cárceles más tradicionales y antiguas. En su lugar más de 200 cámaras se ocupan de la vigilancia en un perímetro se seguridad de cinco vallas y muros de hasta seis metros de altura.
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Txapote no es un preso conflictivo, pero sí muy respetado entre los reclusos que también cumplen condena por pertenecer en su día a la banda terrorista, aunque muchos de ellos se acogieron a la ‘vía Nanclares’, un proyecto de reinserción que el Gobierno puso en marcha hace años para intentar alejar a algunos presos etarras de la disciplina de la banda y su entramado, que conllevaba la aceptación de la política penitenciaria, la renuncia pública a ETA y al uso de la violencia, la petición de perdón a las víctimas y la colaboración con la Justicia. Txapote, que llegó en septiembre de 2022 a Zaballa, no es de este grupo de arrepentidos.
No está en su ADN. Ni el perdón ni el arrepentimiento. Fue uno de los etarras más despiadados (está condenado por 14 asesinatos, entre ellos los de Miguel Ángel Blanco, Fernando Múgica y Gregorio Ordóñez) y como jefe de los comandos instauró un sistema de disciplina, seguridad y actuación que permitió que los etarras a sus órdenes mataran a 60 personas.
Txapote tiene una celda para él solo, como todos los presos etarras, y se ha matriculado en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en Geografía e Historia. No tiene un destino remunerado, explican las mismas fuentes, es decir, que no tiene un trabajo dentro de prisión. Lo que sí hace es mucho deporte en el gimnasio, incluido voleibol, boxeo y rugby. Tiene la suerte de que su pareja y madre de sus dos hijos está en la misma prisión, en uno de los módulos de mujeres. Concebieron a los dos niños (nacidos en 2002 y 2007) durante su estancia en otras cárceles. La legislación solo permite a las madres reclusas tener a sus hijos hasta los tres años. Lo que sí permite la normativa es que la pareja tenga sus vis a vis privado cada 40 días.
PP, Vox y asociaciones de víctimas han criticado la política penitenciaria del Gobierno de Pedro Sánchez, que ha acabado definitivamente con la dispersión de los presos de ETA (para los socialistas ya no tiene sentido si ETA ya no existe). Exceptuando los reclusos que cumplen condena en Francia, el resto ya está en prisiones del País Vasco (que asumió las competencias penitenciarias en agosto de 2021) y Navarra. La fecha prevista del licenciamiento de condena de Txapote está fijada de forma provisional para febrero de 2031. En el caso de su pareja la fecha para el final de condena está prevista para el 22 de mayo de 2032.
Miguel Ángel Blanco
Da la casualidad que esta semana se han cumplido 26 años del cruel asesinato de Miguel Ángel Blanco a manos de Txapote. Tres etarras participaron en un crimen que provocó un punto de inflexión en la espiral delitiva y sinsentido de ETA y en la conciencia de la sociedad vasca. El joven concejal del PP de Ermua fue asesinado por tres personas: Txapote, su pareja Amaia (de una familia de larga tradición abertzale) y José Luis Geresta Mujika, alias Ttotto, que acabaría suicidándose años después. Txapote disparó a Blanco mientras Ttotto le sujetaba y Amaia esperaba en un coche para huir.
Txapote también participó de forma activa en los asesinatos de los concejales populares Gregorio Ordóñez, José Luis Caso, José Ignacio Iruretagoyena y Manuel Zamarreño, del dirigente socialista Fernando Múgica, del periodista José Luis López de Lacalle o del policía municipal de San Sebastián Alfonso Morcillo. por poner unos ejemplos. La lista es más larga. El sanguinario etarra fue detenido en un elegante restaurante de la playa de Anglet, en el País Vasco francés, el 22 de febrero de 2001 (había entrado en ETA en el 84). En ese momento era el responsable militar y toda su filosofía criminal se resumía en una frase: “Golpear hasta que el Estado se ponga de rodillas”. En el bar donde se le arrestó intentó destruir una agenda que contenía los nombres de una veintena de comandos que él mismo había creado.
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