‘Nada’: cuando las preguntas existenciales conducen a los adolescentes la violencia

Adaptación del best-seller de Janne Teller en el que se aborda de qué manera impacta en los jóvenes el vacío de una sociedad en la que no encuentran respuestas para sus inquietudes

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La pandilla de 'Nada' no trama nada bueno (A Contracorriente Films)
La pandilla de 'Nada' no trama nada bueno (A Contracorriente Films)

Ha llegado el momento de elegir qué ser en la vida. ¿Realmente se llega a saber? Un grupo de alumnos tienen que rellenar unos formularios para que un asesor les aconseje cuáles son sus mejores aptitudes para dedicarse a una u otra cosa. En ese contexto de presión e incertidumbre, uno de los jóvenes, Pierre Anton, decide salir de clase, subirse a un árbol y hacer una huelga de hambre. Para él, nada de eso tiene sentido, “ser alguien”, “ser algo”. “Nada importa”, dice.

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Así comienza Nada, película dirigida por Trine Piil Christensen que se basa en el bestseller de la danesa Janne Teller del mismo nombre y de la que se acaba de publicar una especie de continuación, Todo (Seix Barral). En sus relatos se habla de los jóvenes, y de qué manera absorben el mundo de los adultos de forma distorsionada porque se sienten totalmente ajenos a sus dictámenes. Por eso, son en su mayoría historias de violencia, que se basan en la inconsciencia y el vacío existencial.

Adaptación del best-seller de Janne Teller en el que se aborda de qué manera impacta en los jóvenes el vacío de una sociedad en la que no encuentran respuestas para sus inquietudes

La directora encontró fascinante la premisa del libro. “Muchas veces nos encontramos con estas historias de terror alrededor de la furia adolescente, pero no hay nada debajo de ellas. En cambio aquí hay un trasfondo muy potente en la forma en la que estamos construyendo nuestra sociedad y que nos lleva a cuestionarnos lo que realmente tiene importancia. Vivimos en una época en la que estamos alimentados y sobrecargados de un montón de información en la que también hay montones de fake news, y resulta complicado navegar en este mundo de opiniones e ideas tan diversas, algunas incluso de lo más radicalizadas”, cuenta Trine Piil Christensen a Infobae España.

El inicio de un juego perverso

Pierre Anton se sube al árbol y comienza la revolución en 'Nada' (A Contracorriente Films)
Pierre Anton se sube al árbol y comienza la revolución en 'Nada' (A Contracorriente Films)

En Nada, la decisión drástica de Pierre Anton, generará a su alrededor una especie de ‘plaga’ o ‘infección’ en el pensamiento del resto de sus compañeros, que comenzarán también a cuestionarse si de verdad hay algo que merece la pena. Así que se embarcarán en la tarea de buscarlo, pero de un modo realmente perverso: en cadena, cada uno le pedirá a otro que se desprenda de algo que signifique mucho para él, y eso puede incluir matar a tu querido perro, perder la virginidad o cortarte dedo de la mano.

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Así, la pandilla se introducirán en una espiral de autodestrucción que pondrá al límite absolutamente todas las normas del sistema. “Creo que en el mundo moderno resulta difícil mantenerse fiel a las creencias que pueda tener uno mismo y es fácil dejarse seducir por las ajenas”, continúa. “Y, en ese sentido, la violencia está ahí, forma parte de la sociedad y, como ocurre con las ideas en la actualidad, se pueden llegar a radicalizar y llegar a los extremos”.

La película no deja de ser una fábula incómoda plagada de nihilismo, pero en la que se plantean un buen puñado de reflexiones bastante destroyers. Algunos la han comparado con El señor de las moscas, como una especie de versión centennial en torno a la pérdida de inocencia y el descubrimiento de los peores instintos de la naturaleza humana en la era de Internet.

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