Muere Francisco Ibáñez: el legado de sus viñetas en cine y televisión

Sus personajes de Mortadelo y Filemón se convirtieron en los protagonistas de un buen puñado de historias dentro de la animación y la imagen real

Los chichones, un clásico y básico en las viñetas de Ibáñez y en los primeros dibujos

A finales de los años 50 el gran historietista Francisco Ibáñez lanzó a los personajes de Mortadelo y Filemón en la revista Pulgarcito y tan solo tuvo que pasar una década para que se convirtieran en estrellas televisivas animadas dentro del efervescente panorama del momento. Fue Rafael Varas quien se hizo cargo de una serie de cortometrajes que adquirirían una enorme popularidad, sobre todo en el público infantil del momento.

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Una de las estrategias fue agrupar estas pequeñas cápsulas para poder estrenarlas en cines y, así, en 1969 se estrenó Primer Festival de Mortadelo y Filemón, agencia de información y un año más tarde, el Segundo Festival de Mortadelo y Filemón, agencia de información. A pesar de la trascendencia popular, la calidad de las viñetas animadas no lograba captar toda la expresividad de los tebeos originales y todo resultaba demasiado simplista, casi prehistórico visto con los ojos de hoy. Pero al menos supo aprovechar el tirón del momento.

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Una nueva generación de lectores y de telespectadores

El armario del tiempo (1971) se convertiría en la última antología de Varas y la vieron más de 70.000 espectadores. Mortadelo y Filemón ya habían pasado a formar parte de la cultura popular y lo cierto es que su influjo no cesó a pesar de que los lectores iniciales ya se habían hecho adultos. Pero precisamente fueron ellos los que pasaron como herencia a sus hijos ese amor por las viñetas de Ibáñez y por eso en los ochenta se generó de nuevo otro caldo de cultivo de pequeños aficionados que quedarían marcados para siempre por los cómics en general y la escuela Bruguera en particular.

Ya en los noventa, Claudio Bien Boyd, responsable de algunos de los dibujos animados más célebres de la historia de la televisión en nuestro país (de D’Artacán a David, el Gnomo, pasando por Willy Fog) produjo para Antena 3 una nueva serie, mucho más ambiciosa y con la ventaja de contar con toda su experiencia en el medio y la introducción de nuevas técnicas que poco a poco hacían avanzar la fluidez de los movimientos y la perfección en el trazo.

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Estuvo en antena tres meses y contó con un total de 26 episodios divididos en dos temporadas. Cada uno de ellos, de una 25 minutos recogía varias de las historietas (en selección al parecer participó el propio Ibáñez) y en ellos aparecían todos los míticos personajes: el profesor Bacterio, El Súper, o las secretarias Irma y Ofelia.

El amor de Fesser por el universo Ibáñez

'La gran aventura de Mortadelo y Filemón', de Javier Fesser

La primera película en imagen real llegó en 2003 y supuso casi un salto al vacío. Nadie podría haberla dirigido mejor que Javier Fesser, que ya había demostrado en El milagro de P. Tinto que era capaz de utilizar la esencia de las historietas para crear un nuevo estilo que partía del surrealismo cotidiano. Se llamó La gran aventura de Mortadelo y Filemón y estaba protagonizada por Pepe Viyuela y Benito Pocino. El riesgo era enorme y sin embargo, la película estaba impregnada de la esencia del cartoon gracias a un impresionante despliegue de efectos especiales.

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El mismo director volvería a los personajes, en este caso a través de la animación en Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo (2014), convertida en una comedia desenfrenada repleta de gags a golpe de ametralladora en la que el despliegue cinético resultaba un auténtico espectáculo en el que las caídas, los porrazos y los chichones eran continuos y de lo más divertidos.

Menos reseñable resulta Mortadelo y Filemón. Misión: salvar la Tierra (2008), de Miguel Bardem, una especie de continuación de aquello que había creado Fesser en la primera película, pero sin su toque de genialidad. Benito Pocino fue reemplazado por Edu Soto y se mantuvo Viyuela, en una película más familiar y convencional.

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