Con las elecciones generales a la vuelta de la esquina y la oleada de censuras que se están produciendo en los últimos meses por parte de Vox, parece que el mundo de la cultura se está moviendo más que nunca. Uno de los sectores que históricamente más se ha mantenido al margen lleva desde hace tiempo polarizándose como no lo había hecho hasta ahora, y cada vez son más las figuras públicas que aprovechan el altavoz del arte para mandar un mensaje.
El duro mensaje del director del Festival de San Sebastián José Luis Rebordinos hacia Vox –”No se puede aceptar el fascismo y Vox es fascismo”– es solo el último de una serie de mensajes proyectados desde el mundo de la cultura, que en los últimos meses se ha ido posicionando como un claro fuerte de resistencia hacia el ascenso de partidos de ultraderecha al poder. Rebordinos no es el único, pues hace tan solo unos días, grandes figuras del espectáculo como Pedro Almodóvar, Rozalén o Joan Manuel Serrat han firmado un manifiesto a través del cual piden el voto a la izquierda y “acudir masivamente a las urnas, desde el firme convencimiento de que no es el momento de retrocesos”.
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Cuando Pedro Sánchez anunció elecciones generales para el 23 de julio, el mundo de la cultura fue uno de los primeros en movilizarse para pedir el voto, especialmente el de la izquierda. Entre ellos se encontraban desde actores como Carlos Bardem –uno de los habituales en eso de mojarse–, Juan Diego Botto, Alberto San Juan y Pepe Viyuela a escritoras como Marta Sanz, Esther López Barceló, Daniel Bernabé o Elizabeth Duval. Esta última precisamente acaba de unirse a la listas de Sumar como portavoz de Igualdad, siguiendo el camino de otros personajes del mundo de la cultura como Toni Cantó que han acabado envueltos en política. ”La derecha y la ultraderecha están preparadas y listas para asaltar y tomar las riendas del Gobierno del Estado”, rezaba el manifiesto que firmaban los mencionados pero, ¿qué hay de esa derecha en la cultura?
“Los actores de derechas están callados porque saben que si hablan pagan un precio”
Nadie mejor precisamente que Toni Cantó para ilustrar ese reducido especto del mundo de la cultura que no comulga con la ola progresista de la cultura y que incluso en más de una ocasión de ha posicionado hacia una ideología diferente. La carrera política del actor de 7 vidas desde que entrase primero en UPyD y posteriormente en Ciudadanos ha dado mil vueltas, si bien por el momento ha dejado de ejercer un cargo público para volver a su Valencia natal e impartir un curso de teatro.
No obstante, durante su estancia en política ha sido uno de los más contundentes a la hora de hablar de la falta de voces de derechas o críticas con la izquierda en el mundo de la cultura. “En el mundo de la cultura hay la misma cantidad de gente de derechas que en el mundo de la fontanería o en el mundo del derecho, la misma. Lo que pasa es que en el mundo artístico esto tiene un precio. Es una profesión en la que hay mucha precariedad y poco trabajo y, evidentemente, la gente quiere correr los menores riesgos posibles y poder aspirar a tener el mayor trabajo posible”, explicaba el intérprete de Todo sobre mi madre, señalando de la misma manera a la derecha como culpable de no cuidar más la cultura para que esa gente de la que habla “salga del armario”.
Javier Bardem, quien formaba parte de los famosos de la cultura que firmaban el manifiesto a favor de la izquierda, declaraba hace unas semanas algo muy diferente a la teoría de Cantó. A si todos los actores son de izquierdas, el ganador del Oscar reconoce que “hay una tendencia” y que “ser actor lleva a empatizar con el dolor y reforzar la tolerancia. Y si empatizas con el dolor, no puedes votar a Vox”. En realidad no le falta razón a ninguno de los dos en una cosa, y es que hay pocos actores que se hayan posicionado a favor de la derecha. Algo que cambia considerablemente en otros ámbitos de la cultura, como la música y la literatura.
Por ejemplo, escritores como Mario Vargas Llosa, artistas musicales como Toñi Salazar de Azúcar Moreno o Julio Iglesias son algunas de las figuras públicas que se han reconocido de derechas en varias entrevistas, y a ellas hay que sumar a personajes que en algún momento se han ‘mojado’ con partidos no afines a la izquierda como Mario Vaquerizo, Marta Sánchez o Miguel Bosé. Este último también ha pasado por distintos registros, desde un apoyo inicial a formaciones progresistas como Podemos en su día a más tarde distanciarse por discrepancias con el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, algo que también le sucedió a Joaquín Sabina. En los últimos meses, Bosé se ha llegado a mostrar incluso muy crítico con la izquierda: “Nos quitan la libertad y quieren tener el control social”.
El caso de Paco Arévalo es sin duda paradigmático y enlaza con lo que comentaba Toni Cantó, pues en el momento en el que el humorista y actor se posicionó a favor de Vox comenzó a recibir todo tipo de críticas y acoso en redes sociales. Algo parecido le pasó al joven actor y cantante Jaime Lorente, quien tras publicar un tweet en el que criticaba e insultaba a Pedro Sánchez vio como su perfil se llenaba de amenazas y seguidores cabreados con que el intérprete de Élite no apoyase a Sánchez. “¿Que no esté de acuerdo con un tío ya me hace ser facha? Estás mal de la cabeza”, respondía Lorente a uno de los seguidores que lo atacaron, llegando incluso a la agresión verbal.
Eres un hijo de la gran puta, jugando con mi pan porque no me gusta un político.. ESTÁS MAL DE LA CABEZA
— Jaime Lorente López (@jaimelorente) February 23, 2023
El ‘caso Rosalía’ y las figuras que no se posicionan
Entre los que se posicionan fervientemente con la izquierda y los pocos que lo hacen con la derecha o critican a la izquierda, se encuentran también quienes directamente optan por no posicionarse o hacerlo lo menos posible, bien porque no quieran ser puestos en entredicho o quien sabe si simplemente porque no tienen una opinión formada al respecto. Al final no todo el mundo está del todo convencido de algo y en el caso de la cultura no es distinto, pues lo más normal es verse a artistas limitarse a hacer su trabajo sin meterse demasiado en política.
Dentro de esta tercera categoría quizá podría encuadrarse Rosalía, una artista de talla mundial que sin embargo ha cuidado de meterse lo menos posible en polémicas, aunque alguna que otra ha tenido. La más llamativa sin duda fue cuando, hace ya cuatro años, cuando la cantante decidió publicar un “Fuck vox” sin venir a cuento, pero que ocasionó tanto un apoyo masivo por buena parte de sus seguidores como una respuesta rápida del partido dirigido por Santiago Abascal: “Solo los millonarios, con aviones privados como tú, pueden permitirse el lujo de no tener patria”.
Fuck vox
— R O S A L Í A (@rosalia) November 11, 2019
Otro caso digno de estudio es el de Antonio Banderas, quien ha ido paulatinamente moderándose con los años hasta llegar a un punto en el que prefiere no revelar su inclinación política. El actor malagueño, que en su día protagonizó una campaña del PSOE con Felipe González, declaró hace un año que su único partido político es “la democracia” e incluso sorprendió a más de uno por abogar por la monarquía, de la cual se encargaba de recalcar que “también fue elegida democráticamente”. El ganador del Goya por Dolor y gloria ha entrado a engrosar así la larga lista de grandes figuras de la cultura que a día de hoy prefieren no mojarse, quien sabe si para no recibir ataques como Jaime Lorente o porque, como decía Toni Cantó, prefieren no pagar un precio.
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