Aunque las elecciones municipales y autonómicas se celebraron hace ya un mes y medio, el poso de sus pactos aún persiste en el ecuador de la campaña de las generales. El Partido Popular ha emprendido una nueva estrategia para el 23-J: una ofensiva contra Vox para atraer a sus votantes, lo que choca frontalmente con la forma de enfocar sus relaciones tras el 28M.
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De hecho, este jueves se han atado dos de los principales pactos de coalición con la extrema derecha: el de Extremadura y el de la Comunidad Valenciana. María Guardiola y Carlos Mazón, respectivamente, han superado el pleno de investidura con los votos favorables de Vox, aunque no gratuitos, ya que el trato pasaba por introducir a la ultraderecha en los dos Ejecutivos. Este lunes, ambos dirigentes populares tomarán posesión de sus cargos a una semana del domingo electoral, en plena recta final.
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“Carlos Mazón es garantía de moderación para toda la Comunidad Valenciana”, escribió Núñez Feijóo en su cuenta de Twitter para felicitar al nuevo barón del PP. Este pacto con Vox ha sido especialmente polémico por su correspondiente acuerdo programático. En el mismo, ambos partidos mencionaban la lucha contra la violencia “intrafamiliar” sin hacer alusión la violencia machista, lo que evidenciaba una asunción del discurso de Vox por parte del Partido Popular.
Sin embargo, este jueves Mazón ha querido zanjar la polémica anunciando una vicepresidencia segunda de Igualdad dirigida por el PP, con el objetivo de hacer transversales las políticas contra la violencia machista. La primera vicepresidencia, sin embargo, estaría en manos de Vox. En concreto, del torero Vicente Barrera, que tendrá las competencias culturales de la Generalitat.
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Por su parte, María Guardiola también celebró su debate de investidura este jueves. Convirtiéndose, de esta forma, en la tercera presidenta autonómica que comparte gobierno con Vox. El pacto en Extremadura tampoco estuvo exento de polémica, ya que, en un primer momento, la candidata del PP de Extremadura se negó a introducir a la extrema derecha en el Gobierno, acusando a los de Abascal de negar la violencia machista, tirar a la basura los derechos del colectivo LGTBI y deshumanizar a los migrantes.
La presión de Génova propició el giro de Guardiola, que finalmente aceptó introducir a Vox en el gobierno, alegando que su palabra no era tan importante como los Extremeños. Así, el partidopara de Santiago Abascal asume una consejería, la de Gestión Forestal y Mundo Rural.
La estrategia de Génova desbancar a Vox
La investidura y la toma de posesión de los dos nuevos presidentes autonómicos coincide con la puesta en marcha de la estrategia de Génova para aglutinar todos los votos de la derecha. A partir del ‘cara a cara’ con Pedro Sánchez, el líder del PP cogió la confianza suficiente para activar toda su maquinaria con el objetivo de lograr una mayoría absoluta, lo que, irremediablemente, pasa por desbancar a Vox.
En este sentido, en los últimos mítines e intervenciones les acusan de tener los mismos intereses que el sanchismo y de votar con el PSOE en varios territorios, entre ellos, Murcia, donde Fernando López Miras no consiguió superar la investidura al no obtener el apoyo de la extrema derecha.
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