Ante las dificultades de Ucrania para exportar grano tras la invasión rusa, ambos países, con mediación de la ONU y de Turquía, firmaron un acuerdo para continuar con el comercio de cereales a través del Mar Negro. A menos de cuatro días de que finalice este pacto, su prórroga continúa en el aire: Rusia señala que no ve motivos para prorrogar el acuerdo ante el lo que ellos consideran como un incumplimiento de los compromisos adquiridos para eliminar los obstáculos a las exportaciones rusas de alimentos y fertilizantes. Un bloqueo que impactaría de lleno en España, que en el mes de julio se consolidó como el segundo país del mundo –el primero de la Unión Europea– que más cereales importó de Ucrania.
Ucrania es un gran productor de cereales y oleaginosas, y la interrupción de sus exportaciones al estallar la guerra disparó los precios mundiales de los alimentos a máximos históricos. El acuerdo actual, de julio de 2022, unos cinco meses después del inicio de la guerra, contribuyó a bajar los precios y aliviar la crisis de suministro de estos productos. Ahora, un año después, la el acuerdo podría finalizar.
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Una situación que generaría un importante perjuicio a nuestro país, ya que España ha importado a través de este corredor casi seis millones de toneladas de cereales en su año de vigencia, lo que supone en 18,2% de todo el grano que se ha exportado a través del Mar Negro. Concretamente, de estos 5,98 millones de toneladas, más del 50% corresponde a importaciones de maíz y el 38% de trigo. Con estas cifras, España se consolida como el principal importador de Europa y el segundo del mundo.
Las dudas sobre la continuidad del corredor, sumadas la sequía de los últimos meses son “la tormenta perfecta” y lo peor que puede pasar para los almacenistas españoles, si bien la Asociación de Comercio de Cereales y Oleaginosas de España (ACCOE) ha recalcado que en nuestro país –deficitario e importador de cereales– el suministro está garantizado.
Afectará a los precios
El fin de este corredor tiene una consecuencia directa: el alza de los precios. Sin embargo, el impacto esperado es mucho menor que al comienzo del verano pasado, ya que, tras el estallido de la guerra, quedó latente la dependencia de suministro de muchos países al mercado ruso y ucraniano, y para evitar una posible crisis de suministro, comenzaron a importarse cereales de otros productores, como es el caso de Brasil.
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En España, en lo que va de mes han caído los precios del trigo blando, del maíz y de la cebada han caído entre un 1,75% y un 2,5%, mientras que en lo que va de año, desde enero, el trigo blando ha bajado un 22,79%, el maíz un 19,72% y la cebada un 24,86%, según las cifras de Accoe.
Mala cosecha
La nueva temporada de cereales empieza oficialmente cada 1 de julio, pero en la práctica los agricultores españoles inician antes la recolección en las zonas más tempranas y este año se ha anticipado aún más ante la escasez como consecuencia de la falta de lluvias.
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Los portavoces del sector agrario coinciden en que se esperan unos resultados “dramáticos”, “espantosos” partiendo de que el año pasado ya hubo una baja cosecha e insisten en que se batirán marcas, pero en cuanto a bajos volúmenes. España también necesitará un abastecimiento récord de cereales importados, que algunas fuentes sitúan en 25 millones de toneladas, para garantizar la materia prima de alimentos o de piensos.
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