En plena campaña de las elecciones generales, el PP ha profundizado su estrategia de exigir que el PSOE se abstenga tras el 23 de julio para tratar de zafarse de Vox. Cuando todas las encuestas apuntan en la misma dirección, que dejan a los populares todavía muy lejos de una mayoría absoluta, Feijóo vuelve a la carga con su propuesta sobre que gobierne la lista más votada. La realidad reduce esta pretensión a un mantra.
Fue en el debate cara a cara del pasado lunes cuando el aspirante del PP firmó un documento “delante de los españoles” para enfatizar en esta cuestión. “Le traigo un pacto para clarificar este asunto”, dijo Feijóo. “¿Si las gano yo, la va a facilitar usted? Mire, señor Sánchez, yo lo dejo aquí”, remató. A esta pretensión respondió Sánchez con contundencia: “Pues hable con Vara”.
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Nada más lejos de la realidad. El candidato popular insiste en una cuestión que no ha practicado allí donde ha podido. Ante este hecho, el PSOE siempre responde con ironía al estilo: “Que gobierne la lista más votada si gano yo”. En el corto plazo, esta estrategia ya se dio de bruces el día de la constitución de los ayuntamientos, el pasado 17 de junio. El PP impidió la alcaldía al PSOE en hasta 140 municipios con la ayuda de Vox a pesar de que los socialistas fueron la primera fuerza.
Es más, los populares rechazaron la propuesta del PSOE de Castilla-La Macha, dirigido por Emiliano García Page, de que gobernara la lista más votada en las principales ciudades de este territorio. De este modo, Toledo, Guadalajara y Talavera serían para los socialistas, y Albacete, Ciudad Real y Puertollano para los populares. No fue así y estas tres primeras ciudades también pasaron a manos de la derecha.
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Extremadura y Canarias
Esta semana, en plena campaña electoral y en pleno recrudecimiento de esta estrategia, ante los sondeos que auguran un más que probable gobierno de coalición después del 23 de julio (tanto el PP como el PSOE tendrían muy complicado alcanzar una mayoría absoluta), esta propuesta descarrila definitivamente con los ejemplos de Extremadura y Canarias.
En el archipiélago, el PP ha aupado este jueves a Fernando Clavijo, de Coalición Canaria a la presidencia regional aunque los socialistas fueron la lista más votada. En segundo lugar se encuentra el partido autonómico mientras que los populares se sitúan los terceros.
Pero sin duda, el caso más flagrante es el de Extremadura, donde la líder popular, María Guardiola, será investida presidenta este viernes (el debate empieza este jueves) al alcanzar un acuerdo con Vox para que entre en el gobierno regional. Todo ello a pesar de que Guillermo Fernández Vara, el actual presidente socialista en funciones, fue el más votado.
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Feijóo, en la presentación de su programa electoral, cuando el acuerdo en Extremadura se había atado ya con la ultraderecha, lanzó esta idea de forma solemne. “Si gano las elecciones [sin conseguir mayoría absoluta] llamaré al líder del PSOE, sea quien sea, para que me deje gobernar. Y si no lo hace, llamaré a todos barones para que le convenzan”.
A esta afirmación respondió Vara con conocimiento de causa. “Que diga eso quien ha pactado con Vox en Extremadura me parece una indecencia. Lo de la derecha en este país es una broma. Que apelen a la conciencia de los socialistas cuando ellos pactan con la ultraderecha sin respetar la lista más votada, me parece una broma”, lamentó.
La hemeroteca con Sánchez como protagonista
En el marco de esta propuesta, cabe recordar que los propios barones socialistas fueron quienes empujaron al partido a abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy en 2016 para romper el bloqueo institucional. Esta decisión motivó que el actual secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, abandonara su cargo con el “no es no” por bandera.
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En 2019, el PP, que no solo ha lanzado esta propuesta bajo el liderazgo de Feijóo, rehusó abstenerse hasta en dos ocasiones a pesar de que Sánchez fue el vencedor de los comicios generales de abril y noviembre (repetición electoral). En esta línea, los socialistas usan este argumento para atajar las críticas por los apoyos de EH Bildu y ERC en el Congreso, pues el PP ha votado en contra de casi todas las medidas legislativas impulsadas por el Gobierno de coalición.
Ese mismo año, el PP también impidió la presidencia a los socialistas en Andalucía, Madrid, Castilla y León y Murcia gracias a los pactos con Ciudadanos y el apoyo externo de Vox. En estas cuatro autonomías, además, los populares habían obtenido unos de los peores resultados de su historia, sino los peores, quedando por detrás del PSOE.
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