El gran ensayista, teórico y novelista comenzó su carrera literaria a finales de los años sesenta, justo en el momento de explosión de las vanguardias cinematográficas que se extendieron por toda Europa, convirtiéndose la nueva ola checa en una de las más importantes. De ahí salieron directores como Milos Forman, o películas que han pasado a la historia del cine por su importancia, como Trenes rigurosamente vigilados, de Jiri Menzel.
Dentro de ese momento de enorme creatividad y experimentación algunos directores se nutrieron de los textos del primer Kundera ya que se adaptaban muy bien a sus necesidades, dada su gran carga política a la hora de hablar del hombre dentro del sistema desde un punto de vista filosófico.
Kundera y la Nueva Ola Checa
En 1965 se adaptaría por primera vez uno de sus relatos, que se unirían más tarde en la edición de El libro de los amores ridículos, y se trataba de Nobody Will Laugh (Nadie se va a reír), dirigida por el checo Hynek Bocan, que la convirtió en una comedia dramática en forma de sátira protagonizada por un profesor al que le gusta marcar su elitismo intelectual hasta que una pequeña mentira será el detonante de una serie de catastróficas desdichas.
Te puede interesar: Hiroshi Teshigahara, uno de los grandes renovadores del cine japonés, foco de la retrospectiva de la 71 edición del Festival de San Sebastián
Le seguiría Já, truchlivý buh (que podríamos traducir como Yo, el Dios triste) dirigida por Antolín Kachlík y con guion del propio Kundera, basado en otro de sus relatos en el que de forma cómica se habla de la relación imposible entre un hombre con una cantante de ópera que solo quiere tener novios famosos.
En 1969, le tocó el turno a su primera novela, La broma, que afortunadamente fue bien adaptada hasta el punto de ser considerada como una de las película clave para entender la Nueva Ola Checoslovaca y dirigida por Jaromil Jiles, autor de obras como Valerie y su Semana de las Maravillas.
Kundera la había escrito solo dos años antes de que se estrenara la película, lo que certifica el momento de efervescencia creativa que se estaba viviendo en el país. En este caso se trataba de una incisiva sátira (su género favorito en aquel momento) en torno al totalitarismo en la era comunista a través de un personaje que, después de pertenecer al partido comunista checoslovaco, fue exiliado y obligado a realizar trabajos forzados. Por esa obra Kundera tuvo precisamente que exiliarse, y la película sería prohibida tras la invasión del Pacto de Varsovia. Y así, toda la ola libertades que se desató durante el leve lapso la Primavera de Praga desapareció.
Su culmen literario también fue adaptado
Tuvieron que pasar muchos años, para que el cine volviera a mirar a la obra de Kundera, una vez rota la vinculación entre sus primeras obras y los directores de cine de su país de origen. El escritor ya se había convertido en una figura fundamental dentro del pensamiento mundial cuando publicó la obra por la que terminaría siendo más conocido, La insoportable levedad del ser. La escribió en 1984 y en 1989 se estrenó la versión de Philip Kaufman protagonizada por Juliette Binoche, Daniel Day-Lewis, Stellan Skarsgard y Lena Olin. En el guion colaboraría el prestigioso escritor francés Jean-Claude Carrière, inseparable de Luis Buñuel.
La novela (y la película) estaba ambientada en Praga durante 1968, durante la mencionada Primavera, y giraba en torno a un hombre y sus dudas existenciales en torno a la vida y alrededor de conceptos como libertad, compromiso o consumismo. Altas dosis de erotismo, carga intelectual y filosófica, complejidad textual y crítica al comunismo, un cóctel que se convirtió en un gran éxito del cine de autor de la época.
En 2021 se estrenó el documental Kundera: De la broma a la insignificancia, en la que autores como Yasmina Reza o Jean-Claude Carrière se preguntaban sobre el misterio de Kundera. ¿Qué han significado sus libros? ¿Por qué no había dado una entrevista en 30 años? ¿Por qué siempre le ha acompañado ese aura de misterio?...
Seguir leyendo: