Menorca es uno de los rincones más mágicos de España. Gracias a sus espectaculares calas de agua cristalina y arena fina no tiene nada que envidiar a entornos paradisiacos como el Caribe o Cancún. Además, en los últimos años se ha convertido en uno de los destinos favoritos para viajar durante el verano gracias también a su buena temperatura y rica gastronomía. Para disfrutarla al máximo no hay nada mejor que recorrer su costa en busca de playas salvajes enclavadas en entornos idílicos que parecen sacados de una película.
Así, destacan calas como cala Turqueta, cala Mitjana o cala Galdana. Desde esta última, parte uno de los senderos más hermosos de la isla. Descubre pequeñas playas salvajes y recorre diversos barrancos, de ahí que se le conozca como “Ruta dels Barrancs”, o tramo 14. Estas formaciones geológicas son propias de Menorca y otorgan una gran espectacularidad a la ruta.
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Playas salvajes y barrancos
A lo largo de casi 10,5 kilómetros discurre un paisaje que es una verdadera maravilla. Más allá de los barrancos y las playas, la ruta se caracteriza por su rica y extensa flora, con varias especies endémicas. Además, la diversidad se extiende a la fauna, pues se pueden observar gran variedad de aves rapaces y acuáticas.
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Partiendo de cala Galdana se contemplarán un total de cinco arenales, de los cuales a tres solo se puede acceder a pie. Estas son las calas de Trebalúger, Fustam y Escorxada, no obstante, para acceder a cala Mitjana se puede dejar el coche en el aparcamiento habilitado y caminar alrededor de 10 minutos. Lo mismo pasa con la playa de Binigaus, donde se puede estacionar el vehículo en Santo Tomás y andar unos 10 minutos.
En el recorrido, la primera parada es la increíble cala Mitjana una playa totalmente virgen rodeada de bosques de gran valor ecológico y etnológico. Pasando cala Mitjana, se puede seguir por el sendero litoral hacia las calas o tomar el camino de los barrancos y disfrutar de su increíble paraje.
En el caso de que se desee tomar este último, se pueden contemplar diferentes puntos de interés como la cantera de cala Media, el horno de cal de cala Media o la confluencia de barrancos. Este último es el mayor atractivo, pues permite admirar el barranco de Algendar, que es el mayor en extensión. Sin embargo, existen otros igualmente sorprendentes, tanto desde el punto de vista paisajístico como de la riqueza natural que albergan. Son los de Trebalúger y sa Cova y los de Binigaus y Torrevieja.
Un paisaje paradisiaco
El sendero litoral conforma sin lugar a dudas uno de los parajes más especiales de la isla. Un paisaje paradisiaco que se traduce en las calas secretas y vírgenes de Trebalúger, Fustam y Escorxada. Llegar hasta estas tres calas es toda una aventura, ya que no tienen acceso por carretera y la única opción es llegar en barco o a pie.
Su belleza es única, pero están aisladas y carecen de cualquier tipo de servicio. No obstante, es uno de los mejores lugares para conectar con la naturaleza y olvidarse de la rutina, pues es un paraje tranquilo que no suele estar nada masificado. El agua turquesa, la arena fina y el entorno boscoso donde se ubican transportan al viajero al Caribe.
Durante la ruta, también se disfruta de la impresionante playa de Binigaus. Se trata de la playa virgen más extensa del sur de Menorca y desviándose un poco del camino se llega a la Cova des Coloms, una impresionante gruta natural de 110 metros de largo y 24 metros de altura.
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