Faneca brava, pez araña o escaparaote: así es el otro animal que más pica en las playas de España junto a las medusas

Permanece semienterrado en el fango o en la arena, bajo el agua del mar. Su tamaño oscila entre los 15 y los 50 centímetros, y su cuerpo es delgado y alargado. Es de color pardo amarillento con manchas negras en los laterales. Sus ojos se encuentran en la parte alta de la cabeza y están juntos, así cuando están bajo la arena pueden ver bien su entorno. Su primera aleta dorsal es corta, oscura y tiene espinas venenosas que apuntan hacia arriba. El trachinus araneus, más conocido como pez araña, es una especie que se puede encontrar en las costas españolas y que provoca decenas de picaduras a los bañistas cada año con lesiones graves que pueden llegar a ser mortales.

No son fáciles de identificar, ya que normalmente sólo dejan al descubierto los ojos y la primera de las dos aletas dorsales. De esta manera, pueden acechar sin ser vistos a los pequeños peces e invertebrados de los que se alimenta, ya que es un pez carnívoro que se alimenta de otras especies más pequeñas.

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Esta especie es muy común en aguas frías del mar Mediterráneo, del mar Cantábrico y del este del océano Atlántico. Se pueden encontrar ejemplares desde Noruega a Canarias, pasando por Marruecos, Madeira y las localidades costeras del Mar Negro.

Estos peces se encuentran en las aguas frías, por eso es más fácil que la picadura se produzca en las aguas de Galicia, Asturias y Cantabria, además de en algunas zonas del Mediterráneo como en Cataluña, donde una picadura de faneca provocó la muerte de un menor de 16 años en la Platja Gran de Platja d’Aro (Girona) por un shock anafiláctico.

La picadura del pez araña se produce de forma accidental. La persona a la que pica sentirá en el pie un hormigueo, y aparecerá en la planta del pie una mancha oscura. Los bañistas caminan por la arena dentro del agua sin saber que pueden pisar el pez con el pie descalzo y clavarse sus espinas venenosas. La picadura que provocan es muy dolorosa y puede producir inflamación de la piel, vómitos, fiebre y, en el peor de los casos, convulsiones e insuficiencia respiratoria, que pueden provocar incluso la muerte.

En este tipo de casos, la atención médica es sumamente importante, ya que un especialista podrá evaluar las condiciones e indicar el tratamiento sistémico para el caso.

Un remedio recomendado en el tránsito hasta el hospital es introducir la zona dañada en agua tibia para reducir el dolor.

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