Tamara Falcó e Íñigo Onieva han vivido el fin de semana más emocionante de sus vidas. Este sábado 8 de julio se ha dado el ‘sí, quiero’ en una esperada y romántica ceremonia en la que han estado acompañados por más de 400 invitados, entre amigos y familiares. Todos ellos se desplazaron hasta el palacio de El Rincón, ubicado en la localidad madrileña de Aldea del Fresno y donde tuvo lugar tanto la ceremonia religiosa como la posterior cena y celebración
El evento estuvo dividido en varias partes, pero ninguno pudo superar al momento en el que la marquesa de Griñón apareció vestida de novia. No solo porque su traje era el misterio mejor guardado, también porque Tamara lo supo combinar con maestría, con joyas de la familia de gran valor histórico y económico.
Te puede interesar: El menú de la boda de Tamara Falcó e Iñigo Onieva: los 20 entrantes, pichón de principal, el ‘guiño’ en el postre y estos vinos
De todas ellas la más llamativa era la tiara, herencia de su abuela paterna Hilda Fernández de Córdova, XIII marquesa de Mirabel y dama de la reina Victoria Eugenia. La lució por primera vez con motivo de su boda con Manuel Falcó y Escandón, en 1928, y desde entonces ha formado parte de algunos de los momentos más significativos de la familia.
Antes de que la llevara Tamara este sábado, la joya decoró la cabeza de su tía Rocío Falcó con motivo de su presentación en sociedad a mediados del siglo pasado, tal y como recuerda la citada publicación. Más tarde, en 1963, Carlos Falcó se la prestó a su prometida, Jeannine Girod, quien la llevó en el día de su boda. También fue la pieza principal en el enlace de Carla Falcó Medina, duquesa de Montellano y prima de Tamara, y de la boda de Manuel Falcó y Amparo Corsini.
Tal y como desvela a Infobae España el investigador y maestro joyero Pablo Milstein, se trata de una joya “confeccionada en el más puro estilo art decó”, de estética triangular y formada por una única pieza central. De lejos, según el experto, “ofrece un efecto de empedrado en el cual destacan grandes solitarios rodeados de diamantes que tachonan íntegramente la pieza”.
Y ahora todas las miradas se centraron en su cabeza, esta no fue la única pieza que Tamara Falcó llevó de su abuela Hilda. La marquesa también escogió una pulsera que también le perteneció, está firmada por Cartier y es de diseño clásico.
Para terminar de completar su look la hija de Isabel Preysler llevó el anillo que Íñigo Onieva le regaló para pedirle matrimonio y que tanta historia tiene detrás, pues llegó a quitárselo durante un tiempo dado que rompieron de manera temporal a causa de una infidelidad de él. También lució unos pendientes de Tous Atelier, unas pequeñas piezas inspiradas en la tiara de su abuela y realizadas en exclusiva para ella, son de oro blanco de 18 quilates y cuentan con adornos de diamantes.
Seguir leyendo: