El número de hombres que reciben la pensión de viudedad se dispara en España

Los hombres que reciben en España una pensión contributiva de viudedad aumentan año a año debido, principalmente, a la creciente incorporación de la mujer al mercado laboral en las últimas décadas, lo que ha hecho que generen el derecho no solo a su propia pensión de jubilación, sino también a las destinadas a sus viudos, conocidas como de supervivencia.

No obstante, “el incremento de las pensiones de los viudos sigue siendo inferior al de las viudas”, reconoce Enrique Devesa, profesor de la Universidad de Valencia e investigador del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). Recuerda que hasta los años 80 los varones no podían cobrar pensiones de viudedad, “salvo en casos excepcionales”,

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Así, según datos de la Seguridad Social, mientras las pensiones de viudedad percibidas por mujeres alcanzaron en 2008 los 2,09 millones, para pasar a los 2,18 millones en 2017, y después iniciar un descenso, las recibidas por los hombres no han dejado de aumentar desde los 151.000 en 2008, cuando representaban algo menos del 7% de todas las pensiones de viudedad, hasta los 200.000 en 2023, que representan el 8,5% del total.

Isabel Casares, secretaria general de la Organización de Consultores de Pensiones (OCOPEN), reconoce que este incremento se ha producido porque “cada vez más hombres solicitan la pensión de viudedad en caso de fallecimiento de sus cónyuges, lo que es positivo porque demuestra que ahora existe igualdad al demandar esta modalidad de pensión vitalicia”.

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Otra tendencia que se ha producido es que la cuantía de las pensiones que reciben los hombres viudos es mayor debido a que las carreras profesionales de las mujeres han mejorado y ocupan cargos cada vez mejor pagados, por lo que cotizan más a la Seguridad Social lo que se refleja en un aumento de las prestaciones de supervivencia.

A pesar de ello, el importe medio mensual de las pensiones de viudedad cobrado por los hombres ha subido en menor medida que el de las mujeres, de manera que la brecha entre ambos importes ha crecido a favor de las mujeres. Así, en 2008 la pensión media de viudedad percibida por los hombres alcanzaba los 416 euros, lo que suponía el 78% de la recibida por las mujeres, que era de 536 euros. Mientras en 2023 ese porcentaje ha descendido en 10 puntos, representando el importe de la pensión de ellos un 68% de la percibida por ellas, esto es 597 euros frente a 874 euros, según datos de Funcas.

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El incremento de las prestaciones por viudedad que reciben los hombres irá a más, prevé Miguel Ángel Menéndez, director de negocio de previsión social de Mercer, por dos razones: “por la llegada masiva a la jubilación de la generación del ‘baby boom’ y porque el importe de las pensiones de jubilación de esta generación es mayor que la pensión media que actualmente se está cobrando”.

Estas subidas impactarán en el sistema público de pensiones, apunta Isabel Casares, y “más cuando los porcentajes de la pensión de viudedad está entre el 52% y el 70% de la base reguladora”. Por ello cree necesario “establecer un control mucho más exhaustivo a la hora de conceder este tipo de pensiones, ya que se generan por el hecho de producirse el fallecimiento del cónyuge y no por los años de cotización”.

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España es junto a Italia y Grecia uno de los países de la Unión Europea que más porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB) dedica al pago de pensiones de supervivencia -las dirigidas a viudedad y orfandad- el 2,3% en 2019.

Un hecho diferencial si se tiene en cuenta que países con estados del bienestar más desarrollados, como los nórdicos, dedican a esta partida proporciones mucho más pequeñas debido a que han llevado a cabo reformas que han suprimido las pensiones de viudedad vitalicias y concedidas universalmente, es decir, sin prueba de medios económicos.

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Estas medidas tienen el objetivo de adaptar mejor sus sistemas de prestaciones de viudedad a las necesidades efectivas de viudas y viudos, en que la edad a la que la persona enviuda y la relación que mantiene con el mercado de trabajo son variables clave, y también para evitar que el cobro de estas prestaciones introduzca desincentivos al empleo retribuido o, incluso, a nuevos matrimonios, ya que ello conlleva la pérdida de la prestación de viudedad.

Estas reformas no se han llevado a cabo en España, al menos por el momento, pero los expertos no las descartan. A juicio de Enrique Devesa, “la mayor incorporación de la mujer al trabajo debería obligar a un replanteamiento de las nuevas pensiones de viudedad en cuanto a que solo deberían ser vitalicias en casos de edad elevada e insuficiencia de medios, y el resto deberían ser temporales y con cuantías más altas, incluso, que las actuales”.

Devesa se queja de que esta medida, que se viene demandando desde hace tiempo, “no ha calado en los partidos políticos, porque les parece que los ciudadanos no la entenderían y podrían restarles votos”.

Por su parte, Miguel Ángel Menéndez es contrario a la reducción de las pensiones de viudedad, ya que “no creo que el problema del gasto en pensiones de nuestro sistema público radique en estas prestaciones complementarias, por lo que reducirlas o eliminarlas no acabaría con nuestro problema de financiación y sí podría dejar a muchas familias en riesgo de pobreza”.

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