Matteo Berrettini vuelve a disfrutar en una pista de tenis. Se siente cómodo de nuevo y sin molestias musculares después de un año y medio plagado de lesiones que enterraron las altas expectativas generadas tras alcanzar la final en el Open de Madrid y Wimbledon 2021. Ahora, dos años después de quedarse a las puertas de tocar el cielo Londres, el italiano se ha reencontrado con su tenis. Sólo ha cedido un set en lo que va de torneo y peleará con Carlos Alcaraz por un puesto en cuartos de final.
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Para llegar hasta esta situación, Berrettini ha superado un camino plagado de obstáculos. “Si me llegan a decir que iba a jugar cinco días seguidos en Wimbledon lo hubiera jurado con mi sangre. No estaba seguro siquiera de que podría jugar aquí. Vine pensando que a lo mejor el ambiente me ayudaba un poco, pero no estaba seguro. Y no porque no quisiera, sino porque en un Grand Slam hay que estar muy bien física, mental y emocionalmente. Con la voluntad no es suficiente. Lo pensamos con el equipo y me dejaron decidir. En realidad, no estaba listo, pero pensé en todos los torneos que ya me he perdido y no podía dejar irme de aquí sin intentarlo”, aseguró Berrettini antes de medirse a Alcaraz.
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De las lágrimas a pelear por los cuartos de final de Wimbledon en 30 días
Unos días antes del comienzo del torneo, Berrettini no tenía clara su presencia en la Catedral del tenis. Aterrizó en Londres con la esperanza de que “el ambiente me ayudara, pero no estaba seguro”, una semana después, ha revertido la situación hasta el punto de afrontar su cuarto partido en Wimbledon. Un rendimiento que ni él mismo se esperaba tras la lesión abdominal que sufrió. “No podía hacer cosas básicas, como subirme al coche o estornudar. Perdí el gusto por el tenis. Pasé días en la cama pensando en los torneos que me perdí, las lesiones que tuve, la tristeza que sentía. Pensé ‘tengo que volver y sentirme vivo cuando juego”.
Regresó en el torneo de Stuttgart, hace exactamente un mes, pero, de nuevo mermado físicamente, no pudo plantar cara a su compatriota Lorenzo Sonego en la final. “Pensaba que estaba listo, pero se ha visto que no lo estoy. He trabajado muy duro para recuperarme de mi última lesión y no poder volver como el año pasado es difícil de procesar. Pero necesito ser realista, mi mejor nivel tomará tiempo y partidos. Estoy trabajando y los resultados seguirán. Estoy completamente concentrado en hacer todo lo que pueda para estar listo para Queen’s”, explicaba en redes sociales.
Sin embargo, en Queen’s sufrió otro batacazo, se retiró entre lágrimas antes de jugar su primer partido. “Lo intentaré el año que viene”, afirmó afligido. Y tras esa tristeza y con pocos días de entrenamiento, sin hacer ruido, pero con un tenis efectivo, se ha plantado en octavos de final de Wimbledon. Por el camino ha dejado a Sonego, Alex de Miñaur y Alexander Zverev cediendo un sólo set. Todo ello disputando partidos durante cinco días consecutivos debido a las cancelaciones por la lluvia.
Ahora, con la moral disparada, desafía a Carlos Alcaraz en octavos de final, ronda que la temporada pasada fue el límite del español en Wimbledon. Ambos se han enfrentado en tres ocasiones con dos victorias del español y una para el italiano que buscará prolongar su estancia en Londres con una victoria y seguir reencontrándose con su mejor nivel de juego.
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