Otro problema de las criptomonedas: estos son los riesgos de dejarlas en herencia

Las criptomonedas se han convertido en uno de los activos preferidos por muchos inversores para sacar rentabilidad de sus ahorros, a pesar de su gran riesgo y elevada volatilidad. Ya es más del 12% de los españoles los que invierten en ellas y sus preferidas son Bitcoin, Ethereum y Cardano.

Estos activos digitales, igual que el dinero en metálico o las acciones, pueden dejarse en herencia, pero el testador debe tomar unas medidas específicas para conseguir que sus últimas voluntades se cumplan y que las cripto lleguen a los beneficiarios que ha nombrado en el testamento.

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Ello es debido a que los criptoactivos no poseen una titularidad como tienen, por ejemplo, las acciones. Son “solo unidades de cuentas asociadas a una clave, lo que quiere decir que si el inversor pierde esa clave corre el riesgo de que sus monedas digitales se pierdan al no poder acceder a ellas”, señala Ángel Seisdedos, abogado especializado en herencias.

Por ello, lo primero que tiene que hacer el testador es un inventario de sus inversiones en monedas digitales y, después, dejar las instrucciones precisas sobre cómo pueden los herederos acceder a ellas tras su fallecimiento.

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Una forma de hacerlo es especificarlo en el testamento, además de “comunicar su existencia a personas cercanas para que sean conscientes de ello”, apunta Abel Marín, abogado y socio del despacho Marín & Mateo Abogados.

Otra manera de evitar que se queden bloqueadas es utilizar un gestor de contraseñas online y facilitar a los herederos las contraseñas, los códigos pin y las frases semilla para que puedan acceder a ellas, recomienda Ángel Seisdedos.

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Para asegurarse de que esa información sea accesible a los herederos, el testador puede redactar una guía con los pasos que deben seguir y de la que debería informar en el testamento, pero “no es aconsejable describir con exactitud en él dónde está guardada”, ya que el testamento formará parte del registro público y se podría filtrar la información contenida en él, advierte Seisdedos. Por ello, aconseja confiar la guía a un familiar cercano para que la entregue a los beneficiarios tras la muerte del testador.

Otra estrategia para proteger esa información es hacer un memorando de testamento. Se trata de un documento que no se registra, pero se puede citar en el testamento, por lo que solo los herederos podrían disponer de él.

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Una figura muy utilizada por los propietarios de monedas digitales para transferirlas es la del fideicomiso. Consiste en que el testador encomienda a una persona que entregue las criptodivisas a los beneficiarios tras su muerte. Al utilizar esta fórmula, los herederos no tienen que pasar por el proceso de sucesión. Sobre guardar las claves y los datos de acceso en casa, Seisdedos cree que es “muy arriesgado, sobre todo en el caso de robo o de siniestro”.

Desde Panda Security inciden en la importancia de guardar bien las contraseñas que protegen los criptoactivos, ya que son “irrecuperables” y si se pierden u olvidan, “las criptomonedas permanecerán bloqueadas en la nube o billeteras en las que están alojadas y no se podrá acceder a ellas”.

Esto ocurre porque, a juicio de Abel Marín, “el nivel de seguridad de las billeteras cripto es altísimo” y “si los herederos no tienen acceso a las contraseñas o frases de recuperación porque no se estableció un plan de sucesión detallado, el contenido del wallet se perderá”.

Un factor que tienen que tener en cuenta los herederos tras recibir las criptomonedas es que deben cumplir con Hacienda, ya que tributan en el impuesto de sucesiones según el valor al que coticen en el momento exacto del fallecimiento del causante.

Dada la volatilidad de este mercado, Marín aconseja “hacerlas efectivas sin perder tiempo, en caso de que se necesite liquidez, dado que podrían perder valor de un día para otro”.

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