Las películas de Tom Cruise en las que probablemente no sabías que estaba presente

Todos conocen los grandes éxitos de Tom Cruise, que abarcan desde los años ochenta hasta la actualidad. Después de tantas décadas en activo sigue encadenando éxitos, convirtiéndose en salvador del cine durante la pandemia y erigido como héroe de acción gracias a Misión Imposible, cuya última parte está a punto de estrenarse.

Pero a pesar de ser una de las presencias más importantes del cine contemporáneo, hay algunas películas en las que su aparición ha pasado desaparecida. Antes de que se convirtiera en el chico de oro de Hollywood gracias a Risky Business, tuvo una pequeña aparición en Amor sin fin (1981), del italiano Franco Zeffirelli, que estaba protagonizada por la estrella del momento, Brooke Shields, justo después de El lago azul. Después, siendo todavía un pipiolo, lo vimos en Taps, más allá del honor (1981), de Harold Becker, donde los nombres conocidos eran George C. Scott, Timothy Hutton. En esa película, otro joven, Sean Penn, también daba sus primeros pasos.

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Su primer protagonista fue en Ir a perderlo... y... perderse (1982), sobre un grupo de jóvenes que iban de juerga a Tijuana y les pasaba de todo. Una especie de Resacón en Las Vegas primigenio. Logró hacerse un hueco en el casting de Rebeldes, que agrupó a todo el star-system de jóvenes del momento, entre ellos, Matt Dillon, Patrick Swayze, Bob Lowe o Emilio Estévez. No hace falta decir, que de aquella generación, fue Tom Cruise el que logró perpetuar su carrera a lo largo de más tiempo.

Tras Risky Business su imagen se consolidó y tuvo sus grandes éxitos de los ochenta, casi como si se tratara de una ametralladora: la película de fantasía Legend (hoy en día algo olvidada), Top Gun. Ídolos del aire, El color del dinero, de Martin Scorsese y junto a Paul Newman, Cocktail y Rain Man, que ganó el Oscar a la mejor película en 1988. Le seguiría Nacido el 4 de julio, de Oliver Stone, por la que fue por primera vez nominado a los Premios de la Academia de Hollywood, que terminaría recogiendo gracias a Jerry Maguire.

A partir de ese momento, es complicado encontrar una película en la Tom Cruise no fuera protagonista o, al menos, apareciera como reclamo. Aunque alguna anécdota hay, como que apareciera por sorpresa en Austin Powers en Miembro de Oro, junto a Mike Myers haciendo de sí mismo o su pequeña, pero mítica intervención en Tropic Thunder: ¡Una guerra muy perra!, curiosamente dos comedias con un alto grado de sátira y humor gamberro, como si el actor quisiera quitarse un poco de trascendencia de encima. Algo parecido ocurrió en Rock of Ages. La era del Rock.

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En los últimos tiempos, antes de la pandemia y de Top Gunter: Maverick (si dejamos a un lado la saga Misión Imposible) el actor había pasado un bache comercial. Poca gente recuerda películas como Barry Seal, el traficante, en la que interpretaba un papel poco común dentro de su carrera, un piloto que se convertía en repartidor de droga y terminaba creando un imperio, poniendo en peligro a su familia. Tampoco tuvo mucha suerte La momia, en la que tenía que luchar contra una princesa egipcia que despierta de la muerte y quiere propagar el mal.

Por el momento, tiene pendiente de estreno la segunda parte de Misión Imposible: Sentencia Mortal, que podremos ver en 2024, y varios proyectos con Doug Liman.

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