Nora Ephron relata con su particular estilo chispeante y autobiográfico los sinsabores de la mujer madura en ‘No me gusta mi cuello’

Redescubierta como un fenómeno editorial, Libros del Asteroide publica esta colección de relatos a modo de reflexiones de la célebre cineasta y guionista que sigue marcando desde el pasado a las nuevas generaciones

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Portada del libro de Nora
Portada del libro de Nora Ephron 'No me gusta mi cuello' (Libros del Asteroide)

A Nora Ephron se la conocía principalmente en nuestro país por haber escrito el guion de Cuando Harry encontró a Sally y por sus películas Algo para recordar y Tienes un e-mail. En definitiva, por reformular la comedia romántica de los años noventa desde el punto de vista femenino y convertir a Meg Ryan en la estrella del género. Sin embargo, en los últimos tiempos, hemos asistido a un auténtico fenómeno editorial al recuperarse parte de su obra literaria para convertirse en un auténtico redescubrimiento que ha conectado a la perfección con las nuevas generaciones.

Anagrama rescató, en nuevas ediciones, Ensalada loca, su primera publicación, que se remonta a 1975 y Se acabó el pastel, que terminaría convirtiéndose en película, dirigida por Mike Nichols y protagonizada por Meryl Streep y Jack Nicholson. A su vez, Libros del Asteroide, publicó la inédita No me acuerdo de nada, que la autora escribió poco antes de fallecer y ahora también le ha tocado el turno a No me gusta mi cuello, que data de 2006, cuando Nora Ephron tenía 65 años.

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En él, la autora vierte precisamente las pequeñas miserias cotidianas a las que se enfrenta una mujer que ha llegado a la edad madura, por ejemplo, la necesidad de ponerse jersey de cuello vuelto para que no se vean las arrugas de esa parte del cuerpo que prácticamente ninguna cirugía puede disimular, el dictatorial cuidado personal que incluye teñirse las canas, hacerse la pedicura, la manicura, el skincare, la depilación, el ejercicio físico y, en definitiva, otras mil servidumbres de la vida moderna.

El estilo cercano y repleto de humor de Nora Ephron

El secreto de Nora Ephron para conectar con el lector es sin duda su cercanía, su manera irónica y autocrítica a la hora de hablar sobre ella misma y sus penurias, consciente de que no dejan de ser problemas del primer mundo y de la clase privilegiada, pero contadas con tanto desparpajo que resulta imposible no abrazar su sinceridad y entregarte a ella.

Nora Ephron en una imagen
Nora Ephron en una imagen de archivo

En Ensalada loca perfiló su estilo, su fina capacidad de observación a través del humor en torno a los conflictos de la mujer de su tiempo. Ahí surgió también su propia voz, que es la que nos cuenta las historias, desde su perspectiva, desde su personalidad y visión del mundo siempre profundamente feminista, capaz de poner sobre la mesa temas que hasta el momento podrían considerarse tabú y que ella se encargó de reivindicar contribuyendo a su normalización, como es el caso de los pechos (que todavía siguen causando estragos), el deseo femenino o la política vaginal.

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Lo suyo son los relatos cortos, incluso micro, píldoras que giran en torno a una idea y exploran todas sus implicaciones. En ese sentido, Se acabó el pastel se trata de su única novela estricta y se convirtió en un auténtico bestseller. Está inspirada en su relación con Carl Bernstein, uno de los periodistas que destapó el caso Watergate y que fue encarnado por Dustin Hoffman en Todos los hombres del presidente y de cómo su matrimonio se terminó cuando descubrió que le era infiel cuando estaba embarazada de su segundo hijo.

Un reflejo de las miserias de la mujer moderna

La esencia autobiográfica vuelve a latir en No me gusta mi cuello. Precisamente su etapa post-divorcio de Bernstein también aparece aquí, cuando alquiló un piso en el histórico edificio Apthorn antes de que los precios se dispararan en Nueva York y allí formó una nueva familia desde cero, tras conocer al que sería su pareja hasta que falleció en 2012 por leucemia, el escritor Nicholas Pileggi, autor de las novelas en las que se basó Martin Scorsese para hacer sus míticas Uno de los nuestros y Casino.

En el libro también descubrimos lo importante que fue para ella la figura de Julia Child, de la que intentaba copiar todas sus recetas, así como de otros críticos gastronómicos del momento, ya que se obsesionó con aprender a cocinar. ¿No era eso lo que debía hacer toda buena ama de casa? Por eso, no resulta casual que al final de su carrera, hiciera una película sobre la célebre y televisiva cocinera, titulada Julie y Julia, protagonizada (de nuevo), por Meryl Streep y Amy Adams.

En No me gusta mi cuello, que se subtitula (y otras reflexiones por el hecho de ser mujer), se habla sobre la dictadura de la belleza, de los cuidados y la crianza, de la obsesión por el orden (del que ella carecía), de la cantidad de bolsos que acumulamos, de historias de amor que se acaban, de relaciones a modo de fantasías, de casas con las que tienes un flechazo, de presidentes del gobierno que te decepcionan, de tener siempre hambre, de literatura, para terminar con un listado de cosas que le gustaría haber sabido, entre ellas, “que tener muchos jerséis negros de cuello vuelto nunca son suficientes”

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