Movistar Plus+ estrena ‘Poquita fe’, la serie más divertida de la temporada que reivindica a la gente que no hace postureo en Instagram

El tándem formado por Montero y Maidagán alcanza la cima de su humor en una serie protagonizada por Esperanza Pedreño y Raúl Cimas y por un reparto coral en estado de gracia

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Raúl Cimas y Esperanza Pedreño en 'Poquita fe', la serie de Montero y Maidagán para Movistar Plus+
Raúl Cimas y Esperanza Pedreño en 'Poquita fe', la serie de Montero y Maidagán para Movistar Plus+

Terminarse una caja de mantecados por muy malos que estén con tal de no tirarlos, llevarse a un anciano que se ha perdido a tu casa para que te haga compañía, terminar cantando en un ascensor con unos desconocidos, soñar con viajar a Tailandia, pisar una caca de perro, cenar comida china todos los viernes. Son algunas de las situaciones, algunas más cotidianas que otras, más o menos reconocibles, pero siempre identificables con nuestras propias miserias cotidianas que plantea Poquita fe, la nueva serie de Movistar Plus+ creada por Pepón Montero y Juan Maidagán que nos acerca, con muchas dosis de humor, a todo aquello que no querríamos exhibir en redes sociales porque no forma parte del postureo actual y que, sin embargo, constituye un reflejo de la ruina diaria.

Un mecanismo coral en el que todos opinan

Los protagonistas de Poquita fe son Berta (Esperanza Pedreño) y José Ramón (Raúl Cimas), un matrimonio al que nadie toma demasiado en serio y sufre en silencio las constantes micro humillaciones por parte de su entorno. Tienen poquita fe en ellos mismos, así lo podríamos definir. Pero un buen día, Berta se dará cuenta de las pocas experiencias que ha vivido, de la monotonía en la que se encuentra instalada y en lo poco cool que son. Entonces, empezará a cuestionárselo todo.

Tráiler de la nueva serie de Movistar Plus , 'Poquita Fe', creada por Pepón Montero y Juan Maidagán, que se estrenará por completo el 4 de julio

Poquita fe tiene una particularidad, la forma en la que está contada, apelando a la coralidad y a través de una serie de entrevistas a cada uno de los personajes en las que van opinando acerca de lo que está ocurriendo, contestándose los unos a los otros y creando un mecanismo absolutamente hilarante de réplica y contra réplica. “Se nos ocurrió este formato para un sketch que nos encargó la Film Commission de Miami y nos dimos cuenta de que funcionaba, porque no eran los típicos testimonios, sino que parecía que dialogaban entre ellos. Pero teníamos que encontrar la historia adecuada y pensamos que, cuanto más pequeña fuera, más graciosa. La cuestión era fijarse en los detalles, en lo que piensan de ellos unos y otros”, cuenta Pepón Montero a Infobae España. “Al principio era como una parodia en off de la acción, así que nos quedamos con los esencial, quitando todo lo que resultara superfluo para ser lo más precisos posible a la hora de componer los gags”. El resultado, 12 capítulos de menos de 15 minutos de duración que nos llevan por todos los meses del año siguiendo las peripecias de los personajes y la evolución de su relación.

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En efecto, como dicen, hasta ir al baño o comprarte una camisa pueden convertirse en un thriller si se cuenta cada nimiedad del contexto. En realidad, aunque este dispositivo sea un poco diferente, en Poquita fe late el espíritu de la comedia que siempre ha practicado el tándem, desde Plaza España a la película Los del túnel y su primer original para Movistar Plus, Justo antes de Cristo. “Es un poco nuestro universo, es donde nos movemos, nos sentimos cómodos y está compuesto por la cosas de las que nos reímos”, dice Juan Maidagán.

Una ametralladora de ideas y de gags

Además de Esperanza Pedreño y de Raúl Cimas, el reparto de Poquita fe cuenta con un reparto en estado de gracia en el que encontramos a Julia de Castro (la hermana pasota de Berta), Chani Martín (el vecino un poco cuñao), María Jesús Hoyos y Juan Lombardero (los padres de Berta), la mítica Marta Fernández-Muro (la excéntrica madre de José Ramón) o Pilar Gómez (la amiga alocada). Todos ellos componen un crisol de voces que van pasando de un tema a otro a ritmo de ametralladora.

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Para generar esa velocidad eran conscientes de que el montaje resultaría fundamental, además, también era necesario, como ellos dicen, terminar cada historia con un ‘chimpún’ final, como hacían tan bien los Monty Phyton, una de sus grandes influencias. Y, en ese sentido, encontramos ideas memorables, como ese cuadro del dictador Francisco Franco que la pareja quiere tirar a la basura y que desaparece en el ascensor y no se vuelve a saber de él, Julia De Castro en el piso de sus padres, viviendo una película de terror porque todo el mundo tiene las llaves y entra cuando quiere o los ataques que le dan a su progenitor cada vez que inicia una relación con una mujer. “¿No será un poquito misógino?”

“Ninguno tienen ni grandes ambiciones ni grandes pasiones, pero parece que hoy en día eso va en contra de la felicidad, porque estamos acostumbrados a que todo el mundo sea muy sonoro y colorido, y estos son como grises”, continúan. “Pero todo ese ruido alrededor les terminará afectando y se sentirán pequeñitos, así que serán como hormiguitas que tienen que llevar el doble de su peso a sus espaldas”. Por eso, Montero y Maidagán reivindican a la gente de ‘poquita fe’, a los que no tienen éxito, a los que se sentirían ridículos haciendo el paripé en Instagram y, a través de ellos, hablan de todo tipo de temas, de la crisis matrimonial, de la falta de expectativas, de las decepciones vitales, los sueños inalcanzables y la resignación.

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