Los incendios “imposibles de apagar”, cada vez más frecuentes en España

Un informe de WWF alerta de que los incendios que se producen ahora son incontrolables y no se pueden afrontar, por lo que la solución es invertir en prevención

Un bosque arde durante un incendio forestal cerca de Altura, en el este de España, el viernes 19 de agosto de 2022. (AP Foto/Alberto Saiz, archivo)

Hay una buena noticia y es que en España cada vez hay menos incendios. Sin embargo, hay otra mala, y es que cada vez son más grandes y peligrosos. El país se ha convertido en un horno por las altas temperaturas y la crisis climática, el aumento de sequías, el abandono rural y la ausencia de políticas “han transformado el paisaje en un gran polvorín”.

Esas son algunas de las conclusiones del estudio anual realizado por la organización ecologista WWF. Titulado Incendios extremos e inapagables, propuestas para favorecer paisajes vivos, diversos, resistentes y resilentes, el estudio demuestra que en los últimos veinte años el número incendios ha descendido notablemente, pero cada vez son más dañinos. De hecho, en 2022 se notificaron unos 10.000 siniestros y en 2004 se alcanzaron más del doble (20.000).

Estos incendios son más grandes e “imposibles de apagar”, por eso es importante invertir en prevención y adaptarse a las nuevas circunstancias. Según la organización, “tienen el potencial para quemar miles de hectáreas en pocas horas” y son calificados por la comunidad científica como “megaincendios”.

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“Megaincendios”

“De media se producen al año más de 10.000 siniestros, cifra inasumible para las arcas públicas y para el medio rural y forestal. El 43% de los siniestros se producen en la región noroeste”, asegura el informe de WWF. Además, según los datos recabados por la organización, del total de incendios el 55% han sido intencionados, por 23% que corresponden a negligencias y accidentes.

En cuanto a la superficie quemada, también se ha demostrado una mejoría en las últimas dos décadas. A excepción de 2022, que fue especialmente fatídico porque ardieron más de 250.000 hectáreas, en los últimos diez años, la media de la superficie afectada se redujo en un 21% respecto a la década anterior.

En cuanto a la magnitud, el estudio de WWF detecta cada vez más grandes incendios forestales (GIF) -denominados así porque arden al menos 500 hectáreas-. En 2004 eran apenas un 0,10% del total de siniestros anuales y en 2022 ya se alcanzó el 0,58%. Aunque sean porcentajes pequeños, su impacto medioambiental es muy grande: de media suponen un 0,22% del total, pero en ellos “arde cerca del 40% de la superficie total afectada”.

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Los datos que ya se han recabado sobre 2023 indican que el fatídico 2022 podría verse repetido este verano. El comportamiento de los primeros meses ha sido “absolutamente atípico” para esta fecha del año, con incendios de más de 100.000 hectáreas quemadas. “Estas cifras no hacen sino poner de manifiesto el nuevo paradigma de incendios extremos, incluso fuera de la temporada de máximo riesgo”, asegura el informe.

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