Tras toda una vida acaparando titulares, Carmen Martínez-Bordiú decidía en el año 2019 poner tierra de por medio y mudarse a la vecina Portugal para disfrutar del anonimato y la tranquilidad. Desde entonces solo se ha dejado ver en un puñado de ocasiones en público, pues su prioridad es pasar lo más desapercibida posible, algo que había logrado hasta este 3 de julio.
A última hora de la tarde, el programa Y ahora Sonsoles convertía su nombre en noticia al asegurar su ruptura con el que era su novio, Tim McKeague. “La pareja está rota, no se ha confirmado aún en España. Él salió hace 3 meses de la casa de Sintra y no volvió”, afirmó el periodista Nacho Gay en el programa, que mostraba además unas imágenes en las que se puede ver a la nieta del dictador Franco saliendo de un restaurante y montándose en un coche de alta gama conducido por un hombre misterioso que no era el australiano.
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Si bien se desconoce qué podría haber pasado entre ellos para poner punto final a su historia de amor, que comenzó en 2017, en el espacio presentado por Sonsoles Ónega se afirmó que Tim continúa viviendo en el país luso, cerca de Carmen. También que “ya tiene su corazón ocupado”, algo que Carmen “ha contado a su círculo cercano recientemente”.
De momento, Carmen no querría pronunciarse de manera pública sobre este asunto y es que, pese a todo, continúa disfrutando de “su retiro dorado y soñado” en su casa portuguesa, ubicada en una localización de “lujo total”, a unos pasos del mar y .
Carmen y Tim
La ya expareja se conoció en 2017 a través de unos amigos en común cuando estaban en la Costa Azul. Según contó Carmen en una entrevista para ¡Hola!, “él estaba trabajando para un amigo mío. Yo llegaba muy cansada porque me había cambiado de casa en Madrid, había vendido la de Santander y estaba mal físicamente. Así que él me puso en forma (...). Luego vino a Madrid y nos fuimos de viaje. Así empezó todo”.
Dos años después, y pese a la diferencia de edad de 34 años, se fueron a vivir juntos a Portugal, a una mansión de 600 metros cuadrados de vivienda y dos hectáreas de terreno. Allí Carmen Martínez-Bordiú ha encontrado su refugio y es que, como declaró en su última entrevista, “solo pido que todo el mundo se olvide de mí. Quiero desaparecer”.
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