Philipsen se lleva la tercera etapa del Tour con polémica: hubo que revisar el sprint con Van Aert

Adam Yates mantiene el maillot amarillo en las carreteras francesas este lunes: Carlos Rodríguez es noveno y Mikel Landa undécimo en la general

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Philipsen al conseguir la victoria en la tercera etapa del Tour (REUTERS/Stephane Mahe)
Philipsen al conseguir la victoria en la tercera etapa del Tour (REUTERS/Stephane Mahe)

El belga Jasper Philipsen (Alpecin Deceuninck) saboreó una dulce victoria al esprint en la tercera etapa del Tour de Francia, disputada entre Amorebieta-Etxano y Bayona, la capital del chocolate en Francia, de 187,4 km, en la que se mantuvo con el maillot amarillo el británico Adam Yates (UAE Emirates). Primer duelo abierto entre los grandes velocistas del pelotón con premio mayor para Philipsen (Ham, 25 años), quien supo aprovechar el lanzamiento de su compañero Van der Poel para rematar la faena con su tercer triunfo en un Tour de Francia y el séptimo de la temporada.

Philipsen, quien hubo de observar en el vídeo de llegada una posible maniobra incorrecta que eliminó a Van Aert, superó en la recta al alemán Phil Bauhaus (Bahrain Victorious), al australiano Caleb Ewan (Lotto Dstny) y al neerlandés campeón de Europa Fabio Jakobsen (Soudal). Se metió en el esprint Mark Cavendish en busca del récord de 35 victorias, pero el “Expreso de Man” fue sexto.

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Día de tregua para los favoritos, sin batalla alguna, respetando el día de los ‘guepardos’. Adam Yates sigue sonriendo con el maillot amarillo, con 6 segundos de adelanto sobre su compañero esloveno Tadej Pogacar y su hermano Simon Yates. Los españoles Carlos Rodríguez, noveno, y Mikel Landa, undécimo, a 22 segundos.

Escapada con pacto de caballeros

Amorebieta-Etxano, localidad vizcaína de tradición ciclista y futbolística, lanzó la etapa que iba a transcurrir en su mayor parte por la costa guipuzcoana hasta entrar en Francia a 58 km de meta. Los nombres de los pueblos vascos y el de ciclistas legendarios van unidos en tierra de devoción por el deporte del pedal.

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Ispaster recordó en los primeros kilómetros a Patxi Gabica, ganador de la Vuelta 1966, la primera del mítico equipo KAS. Al paso por Donosti la figura de Ramón Mendiburu, quien aún recuerda su paso por el ciclismo como corredor, director y seleccionador, y en el tramo final en suelo vasco Oiartzun, donde nació el gran Txomin Perurena, el ciclista español más laureado de la historia, fallecido recientemente.

La emoción la puso el paisaje más que el desempeño del pelotón, pero los esprinters estaban listos para salir a escena. Un día para resolver por velocidad en Bayona, previamente animado por una curiosa fuga entre el estadounidense Neilson Powless y el francés Laurent Pichon, el primero de ellos con el objetivo de puntuar en las 4 cotas del recorrido y asegurar el jersey de lunares un par de días más.

El sprint en el que se impuso Philipsen (REUTERS/Stephane Mahe)
El sprint en el que se impuso Philipsen (REUTERS/Stephane Mahe)

El primer nativo americano en participar en la ronda gala rebañó los puntos en juego en las Cotas de Trabakua, Milloi, Itziar y Orioko Benta con colaboración de Pichon y luego chocó su puño con el francés al paso por San Sebastián, a 82 km de meta. Objetivo cumplido y despedida. Pichon se largó solo a la aventura y Powless se dejó alcanzar por el pelotón. Se puso a comer tan tranquilo a cola de grupo.

Pichon vivió sus momentos de gloria aclamado por el público, pasó de Irún a Hendaya cruzando la frontera entre banderas y aplausos. Un paso fronterizo que desde hace unos años está cerrado para evitar la emigración clandestina, y abierto ocasionalmente para el paso del Tour, hecho que simbolizaron en un acto los alcaldes de las localidades vecinas de España y Francia.

Ya dentro de su país, el galo rebelde empezó a ver que la aventura se disolvía a marchas forzadas. Pichon, elegido combativo de la etapa, fue cazado a 36 de meta, en el paso por San Juan de Luz. Daba comienzo la etapa de verdad, en busca de una dulce victoria en Bayona, la capital francesa del chocolate, con tradición desde el siglo XIV. Había fuerzas y ambiciones sobradas. La jornada trascurrió con un ritmo muy liviano.

Van der Poel y Philipsen se lucen

Con el pelotón rodando en el País Vasco francés, el Tour ya se había pronunciado en sus redes sobre el paso de la carrera por el País Vasco. “Será difícil olvidar lo vivido en este inicio de Tour de Francia desde Euskadi. Pasión por el ciclismo cada kilómetro recorrido”.

Esa pasión no impregnó al principio al pelotón, que siguió rodando a ritmo liviano y con más de media hora de retraso sobre el mejor horario. Pero el protocolo de abordaje se activó. El Jumbo se puso en cabeza buscando el triunfo de un enfadado Van Aert, que necesita ganar como el aire que respira.

Pero el marcaje vino de parte del Soudal, con Kasper Asgreen y Morkov de locomotoras implacables, y también del Alpecin, que puso a todo un Mathieu Van der Poel, ganador de la París Roubaix, a picar piedra para despejar la pista del compañero, que fue segundo en la clásica de los adoquines.

Jasper Philipsen después de ganar la tercera etapa del Tour (REUTERS/Christophe Petit Tesson)
Jasper Philipsen después de ganar la tercera etapa del Tour (REUTERS/Christophe Petit Tesson)

Fue el belga el que arrancó más convencido a 150 metros de meta. Van Aert quiso adelantar por la derecha, junto a las vallas, pero se vio encerrado y eliminado. Philipsen echó el resto para ganar su tercera etapa en el Tour. Carcasona, París y Bayona le han visto levantar los brazos. En el País Vasco francés, su victoria más dulce.

La cuarta etapa se disputará este martes entre Dax y Nogaro, con un recorrido de 182 km, ocasión propicia para el lucimiento de los esprinters.

Una información de EFE

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