¿Y si es el último Día del Orgullo antes de que Vox llegue al poder? Esa pregunta ha oteado el ambiente durante los últimos días. Tal vez por eso, además de unas inminentes elecciones generales que roban protagonismo a todo, este Orgullo ha tenido un marcado carácter político donde se han reivindicado los derechos conquistados durante las últimas décadas. Pero no solo en Madrid; ese espíritu ha impregnado también las marchas de Málaga y Barcelona.
Otro eje de la jornada ha sido el continuo mensaje de que no hay miedo a lo que pueda venir, un espíritu que en realidad desvela la inquietud de quien se repite mucho algo para intentar asimilarlo. El auge de la extrema derecha en España y la evidencia de que el Partido Popular no tendrá inconveniente en pactar con ellos si son llave de gobierno para llegar a La Moncloa ha hecho sobrevolar la preocupación dentro del colectivo LGTBI.
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La jornada transcurrió sin incidentes y como suele ser habitual, la marcha reivindicativa se terminó diluyendo entre los festejos nocturnos, que convierten el centro de Madrid en una gran fiesta de libertad y amor. El calor dejó respirar a los que se acercaron a ver las carrozas, a disfrutar de los conciertos y a conmemorar la lucha de las personas trans, de los gais, de las lesbianas, de los no binarios... Una noche para recordar que los derechos se conquistan, que nadie los regala.
PP y Vox intentan apaciguar
La derecha ha sido consciente de la tensión desatada las últimas semanas y ha querido rebajar el nivel de hostilidad que se percibe a cada paso que les acerca al Gobierno de España. Por ello, Carmen Fúnez, vicesecretaria de Política Social y Reto Demográfico, y Jaime de los Santos, secretario de Cultura de la organización fueron enviados a la marcha, donde aseguraron que nunca pactarían con “con ningún partido político que ponga en duda los derechos de los ciudadanos”, algo que sí han hecho tras sus alianzas regionales con Vox. Abascal, en su línea, ha dicho que muchos homosexuales no necesitan la bandera LGTBI en edificios oficiales, sino la española: “Los homosexuales, muchos de los cuales nos votan, se sienten representados por esa bandera que les acoge”.
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Pero el manifiesto leído tras el final de la marcha de este sábado no se dejó engatusar: “En España estamos oyendo, ya desde las instituciones, a gente llamándonos degenerados subvencionados, o hablando de casos alarmantes de homosexualidad y transexualidad, o afirmando que ponemos en riesgo la identidad de 47 millones de personas, y que hemos pasado de recibir palizas a imponer nuestra ley o que el orgullo impregna con su hedor las calles de Madrid”, apuntaron las entidades organizadoras para concluir la manifestación.
Irene Montero fue la líder que encabezó la marcha, una ministra que no formará parte de la coalición Sumar en los próximos comicios tras el veto llevado a cabo por Yolanda Díaz. Montero deja en su legado la aprobación de la Ley Trans y sus palabras en esta primera marcha después de aprobar la norma en febrero fueron para reivindicar “victoria frente al odio, la derrota del odio”. La ministra subrayó la importancia de recordar “el más fundamental de todos los derechos: el derecho a ser quien eres y a no ser discriminado”.”El Orgullo es el corazón de nuestra democracia (...). España es un país mejor gracias a la lucha LGTBI+ y gracias a los derechos LGTBI+ conquistados”, ha defendido ante los medios antes de participar en la marcha que recorre esta tarde Madrid, y ha llamado a “seguir siendo visibles, seguir siendo fuertes, seguir estando juntas, luchando todas, todos y todes por una sociedad democrática”.
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