Es muy posible que el Tour de Francia de 2022 fuese el peor momento como ciclista de Enric Mas. Hace un año, el corredor balear, de 28 años, vivió un auténtico calvario en las carreteras francesas, que no se le habían dado nada mal desde su llegada al Movistar. Tras acabar quinto en 2020 y sexto en 2021, nada supo del Top 10 de la Grande Boucle en una edición para el olvido en su caso. Marcada, sobre todo, por un agarrotamiento fatal en los descensos.
“Tengo un miedo interno que me cuesta superar, y lo he arrastrado durante todo el Tour”, explicó Mas tras su fiasco en el Aubisque, que le llevó a perder más de siete minutos en meta con Jonas Vingegaard, a la postre ganador de la ronda gala. Por si fuera poco, el español tuvo que abandonar la carrera inmediatamente después de la debacle a consecuencia de un positivo en COVID-19. Pedir perdón etapa tras etapa por no rendir a la altura de las expectativas, antes del colapso definitivo, no le sirvió para encontrar la redención.
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Una que quizá sí le llegue en esta ocasión, en la que aparece como la gran esperanza de podio del ciclismo español en los Campos Elíseos junto a Mikel Landa. “La diferencia con el Tour 2022 está en la cabeza, ya que de forma estoy incluso mejor. Mentalmente tengo sensaciones positivas, este año llego con confianza, soy el Enric de antes”, ha querido dejar claro el de Artá antes de que el Tour arranque este sábado en Bilbao.
Las carreteras vascas por las que transcurrirán las tres primeras etapas motivan sobremanera a Mas, que asegura sentirse con ventaja al conocerlas “perfectamente”. También se ve en mejor posición “que en la Vuelta a España y las clásicas italianas” con las que finalizó el pasado curso. Y eso es mucho, ya que fue segundo en la grande casera, campeón del Giro de Emilia y segundo en el de Lombardía, tan sólo por detrás del gran dominador reciente del Tour de Francia: Tadej Pogacar.
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A olvidar cuanto antes la Dauphiné
La rivalidad entre precisamente Pogacar y Vingegaard se presenta como una oportunidad a aprovechar no sólo por Mas, sino también por el resto de compatriotas aventajados del pelotón. El propio interesado lo verbaliza: “Espero sacar partido de ello. El año pasado no estuve a la altura, la cabeza la tenía diferente. Ahora es otra situación diferente. Creo que tanto Mikel Landa como Carlos Rodríguez o yo les podemos ganar. No es algo imposible, pueden pasar muchas cosas. Si pensamos que son más fuertes que nosotros, vamos mal”.
Eso sí, el precedente más inmediato de Mas, con el añadido de haberse producido en Francia, no es el más halagüeño posible. Concluyó decimoséptimo la gran previa del Tour, una Dauphiné que él mismo tilda ahora de “desastre” (también lo fue para Landa, vigesimosegundo en la general). “Fue la primera carrera en la que no estuve a mi nivel, pero son cosas que pasan. Menos mal que hemos encontrado el porqué: fue un problema estomacal”, ha confesado.
Cierto es que el resto de la temporada, en cuanto a carreras de varios días, le ha ido mucho mejor al líder de Movistar: quinto tanto en la Vuelta a Andalucía como en la Vuelta al País Vasco (ya lo dice sin tapujos: “Salimos de casa”) y sexto en la Tirreno-Adriático. Pero esos resultados ya los ha conocido en un Tour de Francia en el que quiere ir todavía un paso más allá.
“Creo que la ocasión es buena. Pocos Tours empiezan con etapas tan duras como la del sábado. Será un Tour duro, hay poca crono y salimos de casa. La verdad es que espero estar en el podio, llego con muchas ganas”, asegura Enric Mas. Aunque tampoco se desprende de la prudencia (”No sé si es el recorrido ideal, veremos cómo llego a las etapas claves”), está claro que tiene entre ceja y ceja ocupar, como mínimo, el tercer cajón del podio de París. Lo logre o no, sólo se conformará con lo hecho si no le queda “un gramo de fuerza” el próximo 23 de julio.
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