Hace tiempo que la diversidad sexual dejó de ser un tabú en la sociedad a nivel mundial. España no es una excepción, con Madrid como gran ejemplo cada año, de los avances cosechados en este sentido, a través de sus Fiestas del Orgullo. También el deporte se ha empapado de esa mayor amplitud de miras, y cada vez resulta menos sorpresivo y más natural que sus representantes se salgan de lo heteronormativo y abracen otras orientaciones.
A nivel internacional, hay casos bastante conocidos: las extenistas Martina Navratilova, Billie Jean King y Amelie Mauresmo, la atleta Caster Semenya, el nadador Ian Thorpe, el exjugador de baloncesto Jason Collins, la exciclista Philippa York (antes Robert Millar)... Eso sí, los ejemplos, a nivel español, abundan mucho menos. Con la circunstancia añadida de que hay muchas más mujeres deportistas que hombres que se animan a dar el paso de hacer pública su orientación sexual.
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En cuanto al fútbol femenino, Mapi León, jugadora del FC Barcelona y de la selección española, es pareja reconocida de una de sus compañeras en las filas azulgranas, la noruega Ingrid Engen. La exfutbolista Laura del Río, que vistió la camiseta de la absoluta durante casi una década, tampoco tuvo problemas en reconocer su homosexualidad: eso sí, esperó a jugar en Estados Unidos para hacerlo. “Aunque digan que no, a puerta cerrada te dicen: ‘Si lo eres, cállate. Si lo eres, no lo digas”, llegó a reconocer en una entrevista en El Periódico.
También hay ejemplos en baloncesto, como lo es el de Laura Nicholls. Fue en 2018 cuando la triple campeona de Europa con España decidió hablar abiertamente del tema. “Algún día llegará alguien que os dará la vuelta a la vida entera y encontraréis 1000 y una nuevas formas de ser feliz”, anunció en Instagram junto a varias fotos con su pareja.
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En la selección de balonmano, Silvia Navarro y Marta Mangué, ambas bronce olímpico con España, lo reconocieron sin tapujos y presumieron de su condición de madres y deportistas. Tampoco la extiradora paralímpica Gema Hassen-Bey tuvo problemas en revelar que había tenido relaciones con otras mujeres y que se consideraba una diversity girl. “Mientras practicaba esgrima, tuve una relación muy efímera con una compañera de otro país. Surgió en un campeonato. En las pistas había una competitividad brutal, pero cuando dejábamos las pistas teníamos una historia superbonita, muy intensa...”, llegó a confesar en los micrófonos de la SER.
Un ejemplo más actual es el de la pareja que forman la extenista Carla Suárez y la futbolista Olga García, otra internacional española: el pasado mes de junio fueron madres de gemelas, y su amor ha sido expuesto con total normalidad a través de las redes sociales. “Creo que las mostraremos tranquilamente (a las niñas) y con toda la naturalidad del mundo”, comentó Suárez sobre las bebés.
Escasez de ejemplos masculinos
El panorama es muy distinto en el ámbito masculino, donde los deportistas que han salido del armario, en España, se pueden contar con los dedos de una mano. Uno de los más representativos, desde que reconoció que era gay en 2016, es el waterpolista Víctor Gutiérrez, cuyo activismo a favor de la diversidad sexual le llevó a entrar en política de la mano del PSOE: en octubre de 2021, se convirtió en el primer Secretario LGTBI de la historia del partido, cargo que continúa ocupando en la actualidad.
“Espero que mi salida del armario sirva para romper un tabú dentro del deporte”, declaró Gutiérrez cuando reveló su homosexualidad. Sin embargo, han pasado siete años de aquello y la barrera continúa existiendo. El patinador Javier Raya es otro de los pocos valientes que han dado el paso en España, junto al judoca Marc Fortuny y el marchador Marc Tur. El silencio es especialmente paradigmático en el fútbol, a pesar del avance significativo de este 2023: el checo Jakub Jankto, jugador del Getafe cedido en el Sparta de Praga, y Alberto Lejárraga, portero del Marbella de Segunda RFEF, han hecho pública su homosexualidad esta temporada.
La presión desde distintos ámbitos (patrocinadores, los propios clubes, los vestuarios, el odio que podría llegar a través de las redes...) hace que siempre se busque presentar el deporte rey como uno extremadamente masculino, en el que sólo parece tener cabida lo heterosexual. Lo cual no quiere decir que la homosexualidad no esté ahí: según datos del Gobierno de España en 2021, habría hasta 142 futbolistas profesionales homosexuales en nuestra Liga y algo más de 42.000 jugadores LGTBI federados.
Pero el apagón persiste y actitudes como las de Borja Iglesias, que ha llegado a declararse heterosexual con ironía en un gesto para defender precisamente la diversidad, no son tan bien recibidas como cabría esperar hoy en día. Así pues, ellas siguen siendo mucho más proclives que ellos a tumbar prejuicios y muros en la esfera LGTBI cuando hablamos de deporte.
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